Un matrimonio de conveniencia -
Capítulo 183
Capítulo 183:
Michael estaba besando a otra pasante cuando la chica vio a Clara y lo apartó de inmediato. Clara dirigió a Michael una mirada acusadora con los labios fuertemente apretados.
“Lo siento”, dijo y se dio la vuelta. Respiró hondo a la vez que daba un paso atrás.
Entró en el baño de mujeres, abrió el grifo y se echó agua en el rostro. Como no solía maquillarse, se alegró de tener la cara limpia aquel día.
Michael la siguió hasta el baño, cerró la puerta con un chasquido y se acercó a ella.
“¿Qué haces? No puedes entrar aquí», regañó Clara, sin embargo, Michael la ignoró por completo.
“¿Por qué me miraste así?”, le preguntó, pero Clara le devolvió la mirada estoicamente.
“¿Cómo te miré? ¿Como si estuviera interrumpiendo tu diversión en medio de la compañía?”.
Él se le acercó más, pero ella no bajó la cabeza.
«Como si no te gustara verme con otra persona».
“No deberías…”
“¿Tener a alguien más? ¿Debería esperar mientras te besas con mi hermano?».
Michael recibió una fuerte bofetada en el rostro, y su boca se torció en respuesta. Si Clara fuera otra persona, aquel golpe no le saldría barato.
«No me estaba besando con él”, aclaró ella, mientras lo miraba de arriba abajo. “Lo abracé porque ayudará a mi hermano con su sueño. Pero tú… estabas besando a otra pasante dentro de las instalaciones de la empresa. Eso es lo que está mal, Michael, no a quién le metes la lengua. ¡Me importa un mi$rda!”
Las palabras de Clara dolieron más que cualquier cuchillo o bala que Michael hubiera recibido. Había besado a la otra pasante minutos atrás para demostrarse a sí mismo que podía seguir adelante, pero al final, pensó en Clara todo el tiempo.
«¿No te importa?». Esperaba que ella dijera que sí.
Quería que le importara.
«¿Y por qué lo haría?», preguntó Clara encogiéndose de hombros. «Eres soltero, libre. Simplemente, no me gusta cuando se perturba el lugar de trabajo.
Eso es todo. No es tu espacio, sino el de ella, el mío y el de tu hermano”.
Cada vez que Michael recordaba que Tonny era el prometido de Clara, el hombre que la tendría por completo, sentía que se quemaba por dentro; sin embargo, al mismo tiempo, era consciente de que no podía hacer nada al respecto. Después de todo, eran hermanos.
«De acuerdo, entonces». Michael esbozó una sonrisa amarga. «Lamento haber ensuciado su precioso lugar de trabajo”.
Se dio la vuelta y se marchó, cerrando la puerta tras de sí.
Clara cerró los ojos, respiró hondo y exhaló despacio. Enderezó la espalda, se miró en el espejo y pensó: No aceptaré que me traten así. Si Michael puede besarse así con cualquiera, perfecto. Me centraré en mi futuro.
Vio a Osvaldo abandonando el despacho de Tonny mientras ella salía del baño. Se despidió de él antes de entrar de nuevo en la oficina y darse cuenta de que su prometido estaba de pésimo humor.
«¿Qué pasa?, preguntó.
Tonny sacudió la cabeza, negando.
«Papá quiere un anillo. Ya lo sospechaba, pero él… arregló un matrimonio para Bia”.
Clara sintió una punzada en el pecho por ella.
«Pero… ¿No hay otra opción? Bia lleva una vida diferente lejos de la mafia. Ella no quiere esto”.
«¡Odio esta mi$rda!”. Tonny golpeó con fuerza el bolígrafo sobre la mesa.
“¡Pero qué mi$rda”, Clara: “Bia tiene veinticuatro años, la edad a la que mamá se casó con papá. Resistió bien, ¡Y yo tenía la esperanza de que este día nunca llegaría para ella!”
Al decir mamá, se refería a Emilia.
Clara se acercó a Tonny para abrazarlo. Eran amigos por encima de todo.
«¿Ella ya lo sabe? ¿Sabe quién es el hombre?”
«El actual señor de Atlanta tiene un hermano menor, Samuel Lowell. Tiene treinta años y es el nuevo subjefe allí. Como su esposa murió hace unos meses, necesita una nueva”.
Clara hizo un gesto.
«Es como si una esposa fuera un artículo que puede comprar como en el mercado”.
«Exacto. Esa es una de las muchas cosas que me hacen odiar todo esto…». Tonny levantó la vista, se echó hacia atrás en la silla y tragó con fuerza. “Odio esto, Clara. Cada día lo odio más”.
«Lo lamento. ¿Hay alguna forma de que salgas de esto? Tu madre no estaba en la mafia”.
“Juró servir. Ya no importa si mi madre estaba o no en la mafia. Ahora formo parte de la organización.
Y sí, hay una forma de salir de ella”. Tonny miró a Clara, con una sonrisa siniestra dibujándose en sus labios. «Muriendo”.
Clara negó firmemente con la cabeza.
«¡No, no!», exclamó deprimida.
«No te preocupes, las cosas se arreglarán. Hoy hablaré con Bia. Papá vino aquí por eso, para pedirme que le diera la noticia”.
«Y yo estaré lista para hablar con ella después”, lo tranquilizó Clara, dándole a su amigo un beso en el cabello.
En casa, después de cenar, Tonny llamó a Bia al despacho, mientras que su padre hablaba con Emilia en el dormitorio.
«¿Qué pasó, Tonny?», preguntó ella, sintiendo que se le oprimía el pecho. «Nunca me llamas aquí”.
«Siéntate, Bia», le pidió él y a la chica se le secó la garganta. «No andaré con rodeos. Papá arregló un matrimonio para ti con subjefe de Atlanta, Samuel Lowell”.
Bia se quedó mirando a su hermano, intentando comprender. En realidad, su cerebro luchaba por dar sentido a las palabras que acababa de oír.
«¿Ma-matrimonio?”, tartamudeo, sonriendo nerviosamente. «No, Tonny. Espera un momento.
Esto no puede estar pasando…”
«Sí. Bia. Matrimonio”, afirmó Tonny, quien apretó los labios, con los ojos llenos de tristeza.
Ella se levantó de la silla.
«¡Tengo novio!», protestó mirando hacia la puerta mientras los ojos se le llenaban de lágrimas. “Iba a hablar con papá. Quería que Martín viniera a conocer a la familia”.
Tonny se levantó y abrazó con fuerza a su hermana, que empezó a llorar.
«Lo siento, Bia. Lo siento mucho”.
«¡Esto es… esto es tan injusto!», gritó ella con más fuerza. «Tonny…, quiero huir. ¡Ayúdame!”
.
.
.
Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.
Reportar