Capítulo 173:

La voz de Osvaldo hizo que ambos relajaran la postura. El resto del día fue una tortura para Tonny, quien deseaba estar a solas y hablar con Serena, aunque no estaba seguro de que ella quisiera conversar con él.

“Excelente. Todo está listo. Mañana te quiero en casa, temprano. La ceremonia será alrededor de las ocho de la mañana. Clara tiene examen el lunes temprano, y no quiere aplazarlo ni hacer una prueba de recuperación bajo ningún concepto”.

“De acuerdo, papá”, respondió Tonny con desinterés, cosa que Osvaldo notó.

«¿Hay algún problema?”

Tonny sacudió la cabeza, negando, y adoptó una expresión de indiferencia.

«No. Supongo que estoy nervioso”, respondió.

Osvaldo le dirigió una mirada inquisitiva a su hijo mayor.

«Sabes que quiero que seas feliz, ¿Verdad?”, preguntó Osvaldo, a lo que el joven asintió. «Hasta mañana.

Michael y Lucas ya estaban en el automóvil, esperando a Osvaldo. En cuanto subió, le dirigió una mirada al mayor de los dos, con lo que Michael comprendió que hablarían cuando llegaran a casa.

Una vez estacionaron en el garaje, Lucas se fue a buscar a su madre al interior de la casa, mientras que Michael y Osvaldo se dirigieron a la oficina.

“Toma asiento», indicó el hombre, a lo que Michael obedeció. «Hijo, te lo preguntaré de nuevo, y espero que me respondas con la verdad. ¿Te gusta Clara como mujer?»

El chico se removió en el asiento suspirando.

“¿Acaso hay alguna diferencia? Tonny se va a casar con ella, ¿No?».

“Sí, el plan es que se case. Pero quizás… quizás deberías abrir los ojos a otras posibilidades.

Además, solo tienes diecisiete años: aún estás a tiempo de enamorarte de otra persona…».

Michael se levantó y le dio la espalda a Osvaldo.

“Clara es unos meses mayor que yo, y lleva dos años comprometida con Tonny. Así que no me salgas con eso de que todavía eres joven». Se volvió hacia su padre. «¡No la quiere, y estoy seguro de ello, papá!».

“Michael, no supongas cosas…».

“¡No estoy inventando nada! Papá, sabes que sigue pensando en la mujer que lo salvó, ¿Verdad? Y… lo vi en la fiesta. ¡Se fijó en una morena y dejó a Clara con Bia, por ella!”, explicó Michael.

Osvaldo frunció el ceño ante aquello.

“Tonny solo quería agradecer a la persona que lo salvó, eso es todo. Y si resulta que se trata de esa chica, ¿Qué tiene de malo que hable con ella?».

A pesar de sus palabras, no le gustaba la idea de que Tonny siguiera buscando a la otra mujer.

Después de todo, ¡Clara era la ahijada de Osvaldo!

“No te metas en este asunto. Clara es la prometida de tu hermano».

“Él no la ama. ¿Por qué debo alejarme de ella si yo…?».

Michael apretó los labios y Osvaldo se levantó de su asiento.

“¿Que tú qué? ¿La amas? ¿Es eso?».

“Sé que en algún momento deberé casarme con una mujer y tener herederos. Pero no quiero a nadie más que a Clara», aseguró Michael, y cuando vio que Osvaldo estaba a punto de responder, levantó la mano.

“No dejaré de cumplir con mis obligaciones. Pero… yo amo a Clara. La amo desde hace mucho tiempo, y cuando supe que era la prometida de mi hermano, creí que me moriría. Cada maldito día, yo….”

Osvaldo lo abrazó.

“Si Tonny no la quiere, seré el primero en exigir el fin de esa relación. Pero… sabes que aunque no se casen, tampoco garantiza que ella esté contigo, ¿Verdad?”

Michael sonrió, recordando cómo Clara parecía emocionada por su acercamiento en la playa.

“Yo me encargo del resto, papá. No te preocupes».

“¿Clara y tú hicieron algo, Michael?», preguntó Osvaldo con recelo, a lo que Michael negó con la cabeza.

«Ella nunca sería infiel”.

Al día siguiente, Clara se encontraba en el automóvil, de camino al lugar donde se celebraría el compromiso ante la mafia. Se sentía más que nerviosa y, aunque no comentó nada a nadie, reflexionó sobre Michael.

Él… parecía interesado. Pero tal vez sea una especie de prueba para ver si soy leal a su hermano, concluyó al fin.

En cuanto se abrieron las puertas del vehículo, apareció Michael en lugar de Tonny. Iba vestido con un traje de tres piezas, además del cabello peinado de forma impecable, lo que le daba un aspecto más serio y formal que en la fiesta anterior, la cual fue celebrada en el hotel.

¡Vaya, qué lindo!, pensó Clara, aunque enseguida desechó la idea. ¿Estás loca? ¡Es Michael!

«Señor Castillo, Señora Castillo, Bernardo, Artur y… Clara», dijo Michael mientras le tomaba la mano para besársela. El corazón de Clara se aceleró, así como su rostro se tornó rojo, sin embargo, al parecer nadie lo notó.

«Hola, Michael», saludó ella, a lo que él sonrió de medio lado. «Casi pareces un adulto vestido así, se burló ella, y Michael la miró de arriba abajo.

Llevaba un vestido rosa claro que la hacía parecer una princesa, aunque no infantil.

«¡Clara!», regañó Máximo.

«¡Ay, vamos, papá! Michael y yo somos mejores amigos. A él no le molesta, ¿Verdad, Michael?”

¿Mejores amigos? Escuchar aquello lastimó al chico. Un amigo. No quería ser solo eso. No obstante, le pareció un excelente comienzo para acercarse a la mujer que amaba.

Estos pensamientos lo hicieron respirar profundo, ante lo cual Clara frunció el ceño.

«¿Michael?», lo llamó, insegura, tocándole el rostro para llamar su atención.

Los dos se miraron a los ojos; Bernardo apretó los labios.

«Ah, tu prometido está ahí, Clara”, respondió, haciendo que ella apartara la vista, avergonzada.

Bernardo dirigió una mirada a Michael enarcando una ceja, pero este pretendió que no había pasado nada.

A continuación, Tonny saludó a Clara y habló con sus padres antes de ingresar juntos. Artur se acercó a Lucas para jugar con sus teléfonos.

«¡Mira quién acaba de llegar!.

«¡Katya!», exclamó Clara, abrazando a Ekaterina.

“¡Vaya, cuánto has crecido!”

«Bueno, sí a los dieciséis no hubiera crecido, tendría un problema», respondió Ekaterina, dedicándole a Clara una sonrisa sincera. Lo que fue inusual. Pyotr apareció justo detrás de ella.

«¡Primo, felicidades! Tu prometida es preciosa”, comentó sin mala intención. Tenía un gran parecido con Ekaterina, aunque él era mucho más simpático que ella.

«Gracias, Pyotr. ¿Michael y tú tendrán pronto sus propias prometidas?”, preguntó Tonny, sin ver la mueca en el rostro de su hermano.

«¡Qué asco! Tengo dieciséis, ¡No quiero compromisos!”, replicó Pyotr, quien recibió una palmada en la cabeza por parte de Ekaterina. “¡Ay!”

«¡Solo te interesa coquetear! Sinceramente….”

«¡Tengo que disfrutar de la vida!». Pyotr se encogió de hombros.

«Entonces, yo debería hacer lo mismo», afirmó Ekaterina con una sonrisa, ante lo cual la expresión de su mellizo cambió de inmediato.

«A ver quién se atreve. Le daré una paliza al que te toque”, declaró.

Clara y ella se miraron, poniendo los ojos en blanco.

«Cariño, para mí es más fácil pegarte”, dijo Ekaterina mientras tomaba la mano de Clara.

«Ahora, te robaré a tu prometida, Tonny. Cosas de chicas”.

Cuando las dos se alejaron, Pyotr refunfuñó que su hermana no era tan femenina.

«¿De verdad vas a seguir con esto?», preguntó Ekaterina una vez que estuvieron lo bastante lejos.

«¿Seguir adelante con qué?», habló Clara.

Ekaterina la miró y chasqueó la lengua.

“¿De verdad te harás la inocente?”

“No sé de qué me estás hablando”.

“Tú y Tonny… las dos sabemos que él no te gusta, y tú tampoco le gustas a él”.

«Katya, estás imaginando cosas. Tonny y yo…..”

«No mientas. Por encima de todo, somos amigas”.

Ekaterina se cruzó de brazos. «¿Te gusta Michael?”

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