Capítulo 162:

Después del momento de conmoción, el cerebro y el cuerpo de Santiago empezaron a funcionar de nuevo. Tomó el teléfono, encontró el número de Jannochka y la llamó.

“¿Ligustro? (¿Hola?)”. Eran las 3 de la mañana en Rusia, por lo que era probable que estuviera durmiendo, aunque a Santiago no le importó.

“¿Qué demonios acaba de llegar a mi casa?“, gritó, haciendo que Jannochka se apartara el teléfono de la oreja.

“¿Cómo voy a saberlo ¿Santiago, es medianoche …”.

“Los malditos papeles del divorcio, Janna. ¡Divorcio!”.

“Ah, sí. ¿Llegó? Puedes firmarlo y avisarme para que lo recoja a una hora conveniente para ti. Ahora …”. Bostezo. “Déjame dormir”.

“¿Dormir ¿¡Jannochka ¡¿Me enviaste el p$to divorcio y actúas como si nada hubiera pasado?”. Santiago se estaba poniendo rojo y temblaba de furia.

Sin embargo, no se trató solo de furia; era miedo.

“No lo entiendo”, dijo, cada vez más despierta debido a los gritos de su esposo. “Dijiste que podía enviarlo; lo envié”.

El rostro de Santiago se llenó de confusión.

“¿Cuándo dije que quería divorciarme de ti?“, preguntó, pasándose la mano por el cabello.

“Todavía nos quedan más de dos meses, que yo sepa”.

La garganta de Santiago se volvió seca y la rasposa. Dos meses. Dos meses hasta que divorcio fuera inevitable, pasara lo que pasara.

“Santiago, ¿Estás teniendo pérdidas de memoria? Hace dos días te llamé y te dije que todo estaba arreglado aquí. Mi papá decidió que soy lo suficientemente responsable y que no necesito estar casada por seis meses. Me contaste que todo estaba bajo control allá. Mencioné que no necesitábamos seguir casados por más tiempo. Respondiste que enviara los papeles del divorcio, así que lo hice“.

Aunque Santiago no recordaba gran cosa, le venían a la memoria destellos de la conversación telefónica. Aquella noche había bebido en exceso, tras ser rechazado por Jade después de prepararle una cena. Luego salió para divertirse, pero no le interesó ninguna mujer.

Ninguna le gustaba. Regresó a casa, bebió demasiado, llamó a Jannochka y le dijo cosas que ni siquiera pensaba.

Se le daba muy bien no parecer borracho, incluso cuando lo estaba. Jannochka no hubiera notado la diferencia, sobre todo porque se encontraba somnolienta debido al cansancio del trabajo ya los analgésicos.

“De verdad quieres divorciarte de mí, ¿No?”. Santiago habló irritado, y Jannochka suspiró al otro lado de la línea.

“No me interesa discutir. Por el amor de Dios, necesito dormir. Antes sacaste el tema del divorcio, ¿Y ahora me echas la culpa a mí?”.

“Tienes razón. ¡A la mi$rda con esto …!”. Tomó el bolígrafo y fabricó con rabia. “Ya está. ¡Puedes enviar a alguien a buscar este maldito divorcio ¡Por fin podré hacer lo que quiera, ¡En vez de escucharte a ti, a tu padre, a Osvaldo!”.

Le colgó y se atribuye un trago de whisky. Luego otro. Entonces cambió al tequila. Miró la botella, cuyo contenido se parecía al agua, pero era la bebida más fuerte que había allí, por lo que llenó un vaso. El alcohol ardió al bajar.

La criada se sobresaltó al ver a su patrón tan alterado.

“¡Si alguien viene a recoger un sobre a nombre de Jannochka, entrégale esto!”.

A continuación, se marchó de la casa.

Cuando Santiago entró en el club, las mujeres se acercaron a él. Beso a una y a otra; sin embargo, empezó a sentirse asfixiado y cada vez peor.

Al amanecer, lo despertaron unas patadas en la pierna.

“¡¿Qué ?!”, gritó, intentando abrir los ojos y levantarse, pero le dolía demasiado la cabeza.

“¡Arriba, hombre!”. Era Osvaldo. “Santiago, no puedo creer que haya tenido que venir a buscarte como si fueras mi p$to hijo menor”.

Santiago sonrío tontamente mientras Osvaldo lo cargaba hasta el auto.

“¡No sé qué demonios se te metió en la cabeza, pero no voy a aguantar esto ¡Más te vale que sea la primera y la última vez que te pase esto, Santiago!”.

“¡Ay, habla más bajo…!“, se quejó este.

“¿Más bajo?”. Osvaldo agarró el volante con rabia. “Tú no participabas en este tipo de estupideces, Santiago. ¿Qué sucedió ¿Si Stepan …”.

“¡Que se vaya al infierno!“, habló Santiago al tiempo que Osvaldo levantaba las cejas. “Janna me pidió el divorcio. ¡El maldito divorcio!“

“Pero …”. Osvaldo arrugó la frente. “¿No debe estar casado seis meses ¿Por qué te lo pidió ahora?”.

Santiago le contó lo sucedido; su hermano se limitó a mover la cabeza de un lado a otro.

“¿Así que decidiste emborracharte y tener se%o con todas las pr%stitutas que pudiste?“.

“¿Qué?“, preguntó Santiago, haciendo una mueca. “No tuve…“.

Aunque continuaba con la mente confundida, logó recordar a Jannochka encima de él, después a otra besándolo.

“Pensé que soñaba“.

“¿Con muchas chicas?“.

“¡No ¡¡Con Janna!“, replicó sintiendo cómo se desarrollaba una terrible migraña. “Pensé que había varias de ella”.

“Santiago …, tuviste se%o con varias mujeres. ¿Te dr%gas?”

“¡No!“, respondió. “Solo bebo. Quizá el alcohol no me sentó bien, nunca había tenido alucinaciones bebiendo”.

“¡Te voy a llevar al médico ahora mismo! Porque empiezo a pensar que no fue por el alcohol. Y …, maldición, ¿Te das cuenta del peligro en el que te pusiste?”.

Aparcaron delante del hospital. Santiago se bajó y gimoteó al sentir la luz del sol en la cara.

“Mi$rda …”.

“No tengo palabras para explicar lo decepcionado que estoy de ti, Santiago”.

Tras una serie de pruebas, incluidas las de ETS, le dieron el alta. De hecho, fue dr%gado con éxt$sis. Sin embargo, él no recordaba haberlo comido.

“Probablemente de la boca de una de esas mujeres. ¡Qué asco, Santiago!”.

“Lo sé. Me gusta jugar, pero no lo hago de esa forma; no con personas como esas”.

Al llegar a casa, vio a la empleada limpiando la sala. Ella se dio la vuelta para decir una cosa, pero Santiago hizo un gesto con la mano.

“Necesito acostarme”.

Al despertarse, tomó su celular. Había un mensaje de Jannochka, así que se sentó de inmediato en la cama.

“El documento certificado llegará pronto a tu casa”.

Eso era todo. Nada más. Santiago se quedó mirando el mensaje sin saber qué responder.

Unos días después, se enteró de que Nadia y Eloísa estaban muertas. En efecto, ellas ayudaron al jefe de la Mafia Vermelha. Eloísa se había convertido en una de las pr%stitutas de un burdel, por lo que Nadia vio una oportunidad cuando supo que uno de los clientes de su hija era un miembro de la mafia rusa. Al final, el propio señor fue quien se encargó de sus muertes cuando las extrañas se volvieron inútiles para él, por supuesto, también lo hizo para evitar que Tambovskaya les pusiera las manos encima y pudiera sacarles información.

Si bien Santiago quería hablar con Jannochka al respecto, no sabía cómo empezar. Lo aplazó hasta el día siguiente, luego hasta el día siguiente, así sucesivamente, hasta que los días se cerraron en semanas y, en consecuencia, en meses.

“¡Santiago ¡Necesito que te ocupes de todo. Emilia va a dar a luz”.

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