Capítulo 9:

Paso una semana completa para que los estudiantes olvidaran el chisme de Sara, ella continuo con sus actividad y con su vida como de costumbre, así que pronto se disiparon los rumores. A Emily los primeros días le fue difícil super su relación con Oscar, que no paraba de llamar y enviar mensajes, hasta se había presentado un par de veces en el dormitorio de las chicas, pero fue corrido por Sara y esta le advirtió que si volvía no le iría nada bien, al final se canso de insistir y Emily con la ayuda de Sara se fue sintiendo mejor.

El viernes en la tarde Sara invito a Emily a ir al Centro Comercial y así distraerse un rato, esta al principio no estaba de acuerdo, pero terminó aceptando y luego de cambiarse salieron de compras.

Hugo estuvo ocupado toda la semana en la empresa como llevaba mucho tiempo fuera, tenía mucho trabajo atrasado, así que no poseía tiempo para perder. Tocaron la puerta de la oficina y el indico que entraran. Una chica rubia, con piel de porcelana y delicadas facciones se hizo paso, cada movimiento, detonaba elegancia.

“Hola Lolo” saludo la chica.

“Angelín, estas aquí” saludo sorprendido Hugo.

“Si, acabo de llegar y vine a verte.

“No deberías, tendrías que estar descansando.

“Dormí bastante en el avión.” explico ella y se acerco a él al ver que se ponía de pie. “ No me piensas saludar?”

“Si, perdona, solo me sorprendiste” se acercó y le dio un pequeño beso en la mejilla y corto abrazo.

“Voy al centro comercial a comprarle un regalo al abuelo. ¿Quieres acompañarme?” Hugo pensó en negarse, pero recordó que no había visitado al abuelo desde que llegó.

“Esta bien, vamos”.

La pareja salió de la empresa, montaron en el coche de Hugo conducido por Alejandro y fueron conversando tranquilamente. Recorrieron todo el centro comercial, compro un juego de tasas de edición limitadas y un te para el abuelo, pero Angelín no estaba complacida, sentía que necesitaba algo más, siguieron buscando y entraron a otra tienda, Hugo se quedo fuera contestando una llamada mientras Angelín miraba alrededor, cuando de pronto vio sobre el mostrador un juego de tasas pero están eran mucho mas hermosas que las que ella había comprado, cada tasa tenía un ave fénix y un grabado debajo que decía alguna frase de celebre. De inmediato supo que eso era lo que estaba buscando, pero cuando fue tomarla una dependienta se acercó.

“Lo siento señorita, pero esas ya están compradas”.

“Bueno, puedo llevar otras iguales”.

“Lo siento, señorita esas fueron un encargo personal, no hay otras como esas, puede llenar el formulario y venir a recogerlas en una semana”.

“Pero yo no puedo esperar una semana, me llevo estas mismas, dígale al dueño cuando venga que demoran mas tiempo.” la dependiente sonrió nerviosa y con una sonrisa intento convencerla.

“Señorita, usted puede encargar los que quiera, pero esos ya están vendidos, no puedo darles esos, además la dueña…”

“Ya está aquí” la interrumpió Sara que salía de uno de los probadores.

Angelín se giró a mirar a Sara y viendo su forma de vestir supuso que no tenía bastante dinero, así que una voz que trasmitía superioridad le dijo

“Te ofrezco el doble de lo que pagaste por ellas y así puedes comprarte otros dos juegos mas de tasas”.

“Lo siento, no están en venta”.

“Puede hacer el encargo y venir en una semana señorita” intentó mediar la dependienta.

“Le dije que no quiero otras” gritó Angelín atrayendo la atención de Hugo y de la gerente de la tienda, ambos llegaron al mismo tiempo y la gerente saludo nerviosa a Hugo.

“¿Qué sucede?” le pregunto serio a Angelín y esta se apresuro a responder.

“Es que vi un juego de tasa que me gusto, pero la dependiente no me lo quiere vender.” la gerente le lanzo una mirada asesina a la chica y esta rápido hablo.

“No fue así señorita, le explique que las tasas fueron un encargo de un cliente, tiene que solicitarlo una semana antes y ya la cliente vino a recogerlas, no puedo hacer nada” explico la dependiente señalando a Sara, Hugo entonces poso la mirada en la chica que estaba en una esquina y no había notado hasta entonces.

“Pero yo voy a ver a tu abuelo hoy Lolo, quiero darle las tasas.” Hugo miro a Sara que estaba en silencio y recordó que ella le había dicho que fingiera no conocerla, así que saco la billetera de su saco, saco un fajo de billetes y lo puso sobre el mostrador.

“Dale las tasas y con esto puedes comprar todas las otras que quieras.” dijo mirando a Sara, esta miró el dinero sobre la mesa y rio, tomo tasas en sus manos y dijo.

“Las tasas las encargue yo, según mi deseño y a mi gusto así que no pienso permitir que las tenga nadie más; “ terminando de hablar arrojo el juego de tasas contra el piso, rompiendo cada una, luego se giro hacia la dependienta y le dijo” Ya están pagadas”. Dio la vuelta y salió de la tienda, chocando con Alejandro que iba entrando en ese momento.

Ella se disculpó y siguió su camino, Alejandro se quedó mirándola y sintió que la conocía de algún lado, pero no recordaba de dónde. Dentro de la tienda la gerente se disculpo con Hugo por las molestias y le pidió que eligieran cualquier otra cosa, pero Angelín enojada pidió irse.

Sara salió, prácticamente corriendo de la tienda para no tener que encontrarse con Hugo otra vez, maldito hombre, hablaba de infieles cuando él tenía novia y aun así se acotó con ella y la recriminó por ser infiel a su esposo.

Sara fue de prisa donde había dejado a Emily y le dijo que tenían que irse. Esta acepto sin oponer resistencia y se fueron del centro comercial justo para ver a la pareja que montaban en un coche. Sara no pudo evitar bufar cuando vio que Hugo le abría la puerta a Angelín y le ponía la mano en la cabeza para que no chocara con el techo del caro.

Todos los hombres son iguales de traicioneros, pensó y se alejó cuanto antes de ahí.

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