Un año para divorciarme -
Capítulo 67
Capítulo 67:
Los siguientes días Hugo se propuso conquistar a su esposa, dedico gran parte de su tiempo a navegar por Internet para conocer los gustos de las mujeres.
Hugo se sentía abrumado, nunca en su vida se había visto en la necesidad de seducir a una mujer, siempre eran ellas quienes se acercaban a él, así que no sabía cómo hacerlo, le envió un auto idéntico al que ella había comprado, pero Sara se lo devolvió y le envió una nota que decía
Gracias por el obsequio Señor Moretti, pero creo que prefiero andar a partir de ahora en autos menos llamativos y que sean blindados, no vaya a ser que el próximo atentando contra mi vida resulte ser una bala. Por favor controle a sus amantes.
A pesar de la negativa de Sara, Hugo no se desánimo, todas las mañanas un ramo de flores era enviado al restaurante para Sara y cada día las flores eran arrojadas a la basura.
Hugo comenzó a enviarle mensajes a toda hora, le preguntaba por su descanso, si había comido, que tal marchaba su día y cualquier cosa para involucrarse en su vida, en cambio Sara ignoraba todos sus mensajes, hasta que se cansó del sonido de su teléfono y bloqueo el número de Hugo.
Él estaba comenzando a desesperarse y decidió buscar ayuda. No le tomó mucho tiempo averiguar dónde vivía Emily y las nueve de la mañana llamó a su puerta.
Emily aún dormía cuando sintió el timbre sonar innumerables veces, salió de la cama aún con ropa de dormir y abrió la puerta, ella esperaba encontrase con cualquier persona, excepto el hombre que estaba ante ella en ese momento, Hugo usaba un costoso traje de marca que le hacía lucir apuesto y encantador, su cabello estaba desordenado y Lucía cansado.
Emily pensó que tenía demasiado trabajo, pero las siguientes palabras que salieron de la boca de Hugo la hicieron comprender lo que en realidad sucedía.
“Necesito conquistar a Sara”.
Emily no sabía si reír o llorar y simplemente le abrió la puerta invitándole a pasar. Luego que él se acomodó en el sofá ella entró a su habitación y se cambió de ropa, no podía atender al esposo de su amiga con esas prendas.
“Señor Moretti, espero que entienda que yo no soy un chaman del amor, ni agencia matrimonial para poder ayudarlo”.
“Pero tú la conoces bien, sabes las cosas que le gustan, podrías ayudarme”.
“Señor Moretti no sé porque debería acceder a ayudarlo, después de todo usted le ha hecho mucho daño a mi amiga”.
En realidad Emily estaba encantada de escuchar que Hugo quería conquistar a Sara, ella lo había visto de cerca el tiempo que Sara estaba en coma y sabía que él en realidad sentía algo por ella. Pero a pesar de eso Emily tampoco quería ponerle las cosas demasiado fáciles.
“No tienes que confiar en mí, pero si quieres lo mejor para tu amiga deberías saber que lo mejor soy yo y que en ninguna otra parte conseguirá un hombre mejor que yo”.
“Señor Moretti su humildad me sorprende, pero en recompensa por cuidar de Sara cuando estaba enferma le voy a dar un consejo, a todas las mujeres les gusta que las mimen, le gustan los lujos, y Sara no es la excepción, puede que no sea interesada, pero sigue siendo una mujer”.
“¿Entonces? ¿Debería regalarle joyas, objetos de marca, oro?”
Emily paso la mano por el rostro y suspiro frustrada, como podía ser que un hombre tan inteligente para los negocios fuera tan torpe para otras cosas.
“No es el precio del obsequio, es el gesto, no es mandar joyas, es ponérsela en cuello y decirle cosas lindas al oído, no es enviarle un diseñador, es acompañarla de compras y decirle que luce hermosa. Las mujeres amamos los pequeños detalles y esas son las cosas que recordamos, usted Señor Moretti debe hacerla olvidar muchas cosas horribles que le ha hecho y para eso necesita crear recuerdos memorables, llenarla de mimos para que ella no pienso en lo malo que alguna vez hizo.
Y debería darse prisa porque hay otras personas que saben lo que maravillosa que es Sara y no dudarán en intentar ganarse su corazón”.
Emily no tuvo que decir nombre, Hugo sabía que estaba hablando de la serpiente, ese maldito José que estaba rondando a su esposa.
“Gracias Señorita Esposito, aunque pronto deberé llamarla Señora Bianchi”.
“Prefiero Emily” rectifico tajante, nunca aceptaría que la llamarán Bianchi por muy importante que fuera ese apellido.
Hugo le sonrió y se puso de pie cuando se disponía a salir Emily lo llamó.
“Señor Moretti, si le hace daño a Sara le prometo que yo la ayudo a desaparecer su cuerpo después que ella lo mate”.
Hugo sonrío aunque por dentro sabía que esa amenaza no era vacía, antes de que volviera a caminar Emily volvió a hablar.
“La próxima semana es el cumpleaños de Sara. Debería ser una buena oportunidad para acercarse a ella”.
Hugo le sonrió y le dio las gracias, parecía que acababa de encontrar una buena aliada.
Hugo siguió caminando y Emily iba detrás para cerrar la puerta, pero cuando abrieron la puerta descubrieron al hombre en la entrada, con un ramo de flores dispuesto a tocar la puerta.
Martin tenía la mano levantada y el puño cerrado listo para tocar con los nudillos la puerta de su prometida, pero no imaginaba que justo en ese momento la puerta se abriría y saldría su mejor amigo con cara de no dormir nada y su prometida estaría detrás despeinada y acabada de despertar.
Martin no lo pensó mucho, ni siquiera analizó la situación solo pudo pensar en las cosas que podrían suceder mientras estaban solos un hombre mujeriego como Hugo y una mujer joven y hermosa como Emily.
Martin levantó el puño y le pegó un fuerte golpe a Hugo en el rostro.
“Maldito b%stardo, como te atreves”.
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