Sus mil secretos -
Capítulo 1527
Capítulo 1527:
Einbert le dijo que había averiguado, gracias a su investigación, que Aaron sólo se había visto envuelto en el accidente tras salir a toda velocidad del hospital militar.
La Reina derramó aún más lágrimas al pensar en las palabras de su hermano. Sus ojos se oscurecieron al preguntarse qué había ocurrido en el hospital militar.
¿Por qué fue Aaron al hospital militar? ¿Qué ocurrió allí? ¿Por qué se marchó a toda velocidad de aquel lugar? Las preguntas seguían arremolinándose en su mente, reclamando su atención en todo momento.
Finalmente, incapaz de encontrar una respuesta a aquellas preguntas, la Reina acudió a la Reina Madre. Aunque no había prestado atención a los asuntos mundanos durante los últimos días, Miranda había estado atenta a los movimientos de varias personas, y sabía que la Reina Madre también estaba buscando a Aaron.
De ahí que acudiera a la Reina Madre con la esperanza de obtener nuevos datos. Al fin y al cabo, la Reina Madre era quien dirigía el país.
Antes de llegar a su destino, alguien informó a la Reina Madre de la llegada de la Reina. La Reina Madre pidió entonces a Monisha que hiciera entrar a la Reina. En cuanto apareció la Reina, Monisha se apresuró a saludarla.
«¿Está ocupada la madre?», preguntó la Reina a Monisha.
Cuando ésta miró los ojos enrojecidos de la Reina, respondió: ‘‘No lo está. Sabía que ibas a venir y te ha estado esperando’’. La Reina asintió y se dirigió hacia el interior.
‘‘Madre’’, saludó la Reina al ver a la Reina Madre.
Inmediatamente, las lágrimas volvieron a brotar de sus ojos.
“No llores’’. La Reina Madre la cogió de la mano y la guió hasta el sofá que había a su lado. Mientras miraba a la joven con sus ojos profundos y brillantes, la consoló: ‘‘Aaron se pondrá bien. Volverá sano y salvo’’.
‘‘Madre, Einbert me ha dicho que esto sólo ocurrió después de que Aaron saliera a toda velocidad del hospital militar. ¿Sabes por qué fue al hospital militar?
Dylan había mantenido deliberadamente en secreto la noticia de la lesión de Arielle. Naturalmente, la Reina no lo sabía. Tras una larga mirada a la mujer, la Reina Madre suspiró.
‘‘Hubo un intento de asesinato contra Arielle, por lo que resultó herida y fue enviada al hospital militar. Probablemente Aaron fue allí a visitarla’’.
¿Qué? ¿Fue a ver a Arielle otra vez?
Una oleada de vértigo golpeó a la Reina en su furia.
Entonces, ¿Por qué se marchó de allí a toda velocidad?
La Reina Madre se dio cuenta de que la Reina se enteraría del asunto aunque no fuera ella quien diera la noticia, así que reveló: ‘‘Dylan también estaba allí’’.
En ese preciso momento, la Reina deseó desmayarse allí mismo.
Ni siquiera necesitaba pensar para descifrar lo que había ocurrido entonces.
Debían de haberse enamorado de la mujer chanaeana, Arielle. Sin lugar a dudas, Aaron perdió ante su padre. Incapaz de aceptar el golpe a su ego, salió a toda velocidad del hospital.
La Reina presionó los dientes con rabia. Desde que aquellas pocas personas fracasaron en su misión, no se había atrevido a hacer otro movimiento contra Arielle por miedo a exponerse.
Sin embargo, la interrupción de su plan acabó con la desaparición de su hijo, y se arrepintió de verdad de su vacilación. Debería haber seguido persiguiéndola. Tendría que haberla matado cuando aún se estaba recuperando. Esto no habría ocurrido entonces.
‘‘¡Madre, quiero a Arielle muerta!’’ -gruñó la Reina entre dientes apretados-. Fuera como fuera, no iba a dejar que Arielle se librara nunca más.
Hazlo. Pase lo que pase, tienes mi apoyo», le dijo la Reina Madre con determinación, nada sorprendida por la decisión de la Reina.
Ninguna mujer sería capaz de tolerar algo así. Por eso la Reina Madre iba a dejar que la Reina hiciera lo que quisiera.
La Reina se puso entonces en pie y se inclinó ante la Reina Madre en señal de gratitud antes de marcharse.
‘‘¡Arielle, fuiste tú quien me obligó a hacer esto!’’ susurró la Reina en voz baja mientras miraba atentamente a lo lejos.
Mientras tanto, el hospital militar era un caos.
Media hora más tarde, el doctor salió y dijo al ansioso Vinson en tono sombrío: ‘‘Siento tu pérdida’’.
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