Reina inesperada -
Capítulo 28
Capítulo 28:
POV Antonio
No puedo soportar oírla suplicar así.
No cuando puedo sentir el dolor dentro de ella.
“Angelica, voy a arreglar esto. Te lo juro. Tu padre está sobre un barril. No sé cómo ni por qué, pero voy a averiguarlo. Si tengo que salvar su trasero para salvar a tu hermana, lo haré”
Maldición, no quiero hacer nada más que enterrar a su padre en la p%ta tierra, pero haré lo que deba para hacer feliz a mi Angelica.
“No lo quiero, Antonio. Ni como padre ni nada que se le parezca”, ella suspira.
“Así que no quiero que se salve”
“Ahí está mi reina vengativa”
Le inclinó la barbilla y la besó.
Angelica tiene un fuego en su interior que solo me muestra a mí.
Lo hizo el día que me casé con ella cuando me preguntó qué m!erda estaba mirando.
Lo hace aquí y allá desafiándome y utilizando su boca descarada para sacarme de quicio.
Angelica sabe exactamente lo que tiene que decir, y me encanta que me conozca tan bien.
“Lo enterraré si es lo que quieres. Lo haré antes de que acabe la noche si lo dices”
Le acarició la mejilla.
Ella suspira.
“Es tentador. Mentiría si dijera que no lo es, pero Bianca no querría eso”, ella añade cuando por fin la dejo.
“No quiere que nadie salga herido, ni siquiera él”
Su mirada se endurece.
“Pero si es entre Bianca o mi padre, acabaría con él en un santiamén”
Maldición, ¿Tiene idea de lo que sus palabras guerreras me están haciendo?
Se me vuelve a poner dura, necesito meterle un bebé para atarla a mí de todas las maneras posibles.
No tengo ni idea de por qué fui elegido para ser el afortunado desgraciado que se embolsó a este ardiente Angelica, pero sé que nunca la dejaré ir ahora que es mía.
“Me siento mejor desde que hablé con Bianca y está bien, pero también un poco peor por saber lo que mi padre pretende para ella… aunque ella no tiene ni idea”, ella suspira.
“Pero confío en ti, Antonio. Sé que no dejarás que le hagan daño”.
Se pone de puntillas y me besa.
“Debería subir. Ya les prometí a Carina y a Diablo que trataría de negociar la paz entre ellos una vez que llegaras a casa a salvo”.
“Estoy aquí, Angelica. Sube”
“De acuerdo”
Ella se dirige hacia las escaleras.
“¿Pero subirás pronto?”
“Pronto”
Asiente y sube las escaleras.
Cuando se pierde de vista, la oigo decir:
“¡Oh!”
Diablo, ya empezamos mal.
¿Por qué estás arañando la puerta de Carina de esa manera?
Me giro para dirigirme a mi despacho, pero Gilly viene corriendo por el pasillo.
Se me revuelve el estómago al ver la expresión de su rostro.
“¿Qué pasa?”, le preguntó.
“Butcher”
Se detiene frente a mí.
“Se ha ido”
“¿Se ha ido a dónde?”
No tengo exactamente vigilado a Butcher, pero por otra parte, siempre está cerca.
Como Gilly. Los dos son mi mano derecha e izquierda.
“Recibí un mensaje de uno de mis vigílantes que me hiciste poner en la Casa de los Larone”
Mis ojos se abren de par en par.
“Oh, m!erda. ¿Me estás diciendo que está ahí?”
Gilly asiente.
“Se detuvo en el camino trasero que atraviesa los árboles. Lo hizo con sigilo, pero nuestro vigilante se las arregló para conseguir una toma de él”
Mi cabeza da vueltas mientras trato de armar este rompecabezas.
“¿Por qué demonios está ahí?”
“No lo sé”
Sacude la cabeza y se pellizca el puente de la nariz.
“No tengo ni una p%ta idea. No ha dicho nada. Cuando volviste, se largó y se fue directamente hacia ahí, parece. ¿Crees que va a tratar de matar a Constantine por ti?”
“No. Él no haría eso a menos que yo diera la orden”
Me doy cuenta de que Butcher es una maldita fuerza de la naturaleza, pero no va contra mí.
Nunca lo ha hecho.
Nunca lo hará.
Debe haber algo más que me estoy perdiendo, pero ¿Qué?
Saco mi teléfono y le mando un mensaje.
[¿Qué m!erda estás haciendo?], le mandé por mensaje.
Siento un pequeño alivio cuando veo que los puntos rebotan.
[Ocupándome de algo], respondió él-
[¿En la casa de los Larone?]
[Sí]
[Vuelve aquí. Ahora]
Los puntos no rebotan.
Se ha quedado en silencio.
¿Qué demonios le pasa?
Butcher es violento y ama el derramamiento de sangre más que nadie que haya conocido, pero normalmente es bastante lógico.
Sin embargo, este comportamiento está completamente fuera de lugar para él.
“¿Qué m!erda está haciendo?”
“¡Maldición!”
Gilly gira su teléfono hacia mí.
Leo el texto de nuestro vigílante y entonces aparece una imagen.
Ahí es cuando mi sangre se enfría.
Frotando una mano por mi rostro, me encuentro con los ojos de Gilly.
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