Reina inesperada -
Capítulo 14
Capítulo 14:
POV Antonio
Estoy hambriento de ella, pero me obligo a apartarme.
“Tiene que aprender que ahora eres una Palermo, y no nos gusta que nos amenacen”
Ella asiente.
Puede que no entienda hasta dónde voy a llegar para tomar represalias en su honor, pero sabe que hay que hacerlo.
Así es como funciona nuestro mundo.
“Descansa un poco, Angelica”
Me doy la vuelta y me dirijo a la puerta.
“¿Umm, Antonio?”
Su voz es vacilante.
“¿Vendrás a la cama más tarde?”
No puedo evitar la sonrisa que se me dibuja en el rostro o la forma en que mi corazón, se calientan ante su pregunta.
Pero tampoco me doy la vuelta para que lo vea.
De lo contrario, podría salir furiosa de la cama e intentar abofetearme de nuevo, lo que, sinceramente, no suena tan mal.
“Vendré a la cama contigo, Angelica. Todas las noches por el resto de nuestras vidas”
Con eso, salgo y mantengo la puerta entreabierta para que Diablo pueda entrar y salir a su antojo.
Me encuentro silbando mientras bajo las escaleras, y Gilly levanta una ceja mientras me sigue a mi despacho.
“¿Así que las cosas están bien ahora?”
“Ella me quiere muerto”
“¿Y eso es bueno?”
“También me quiere en la cama con ella lo antes posible”
“¿Lo quiere?”
Ignoro su sorpresa.
“Por supuesto que sí. Para ello, vamos a matar cuanto antes. Quiero eliminar al menos cuatro soldados y un general, quizás dos si tenemos suerte. Dime a quién podemos ponerle las manos encima en las próximas horas”
Su mirada se vuelve sombría y cierra la puerta de mi despacho mientras nos ponemos a trabajar en nuestra venganza.
Una vez que me haya lavado la sangre de las manos, me meteré en la cama con mi Angelica y dormiré sin un solo remordimiento.
Ella vale cada pedazo de venganza que estoy a punto de promulgar, y voy a pasar el resto de mi vida demostrándoselo.
POV Angelica Bostezo, teniendo el mejor sueño.
Todo mi cuerpo zumba de necesidad.
Es la misma necesidad que Antonio hace aflorar cada vez que me toca.
Mi mente repite que estamos juntos en la ducha.
Sus dedos entre mis muslos, acariciando mi cl!toris…
Tan cerca…
“Antonio…”
Jadeo y abro los ojos cuando algo duro empieza a presionar dentro de mí.
“No te muevas”, dice Antonio con los dientes apretados.
Sus manos me sujetan las caderas.
Parpadeo, dándome cuenta rápidamente de que no estaba soñando del todo.
Estoy encima de mi esposo, montada a horcajadas sobre él mientras duermo.
El calor me llega a el rostro.
Nunca me dejará vivir esto.
No recuerdo que haya venido a la cama, pero debe haberse colado en algún momento.
Dejo caer mi frente sobre su pecho para ocultar mi rostro mientras mis caderas empujan hacia abajo, mi cuerpo exigiendo que le dé lo que quiere.
“Angelica…”
Una de las manos de Antonio suelta mis caderas para golpear el costado de mi trasero.
Dejó escapar un fuerte g$mido.
“Maldición”
La camiseta que llevaba puesta se sube del todo para que no haya nada entre nosotros.
Mi pecho desnudo lo presiona.
“Si te mueves un centímetro más, dejarás de ser v!rgen”, me advierte él.
La cabeza de su p$ne ya está presionando mi entrada.
Estoy segura de que todo esto es obra mía.
He atacado al hombre mientras dormía.
“Esto es tú culpa…”, dije.
“¿Mi culpa?”
Su agarre en mi cadera se intensifica aún más.
“Sí, me hiciste eso en la ducha y ahora mi cuerpo traidor quiere más”
Lo miro de reojo cuando no dice nada durante un largo rato.
Sus ojos son más oscuros de lo que recordaba.
Su rostro es mortalmente serio.
“¿Antonio?”
“Dame un segundo”
“Yo ah…”
Muevo mis caderas de nuevo, sin poder evitarlo.
Me duele por él de una manera que nunca imaginé posible.
“Angelica”
Mi nombre sale como una advertencia.
No estoy segura de lo que está tratando de advertirme, pero no me importa.
Me meneo un poco más, haciendo que mi v%gina se agite alrededor de la cabeza de su p$ne.
“¡Maldición!”, grita mientras el calor me inunda por dentro.
“¿Qué ha sido eso?”
Mi v%gina vuelve a apretar la cabeza de su p$ne.
Necesito algo dentro de mí.
Me duele todo el cuerpo, pero también mi cl!toris.
“¡No!”, grito de pronto mientras se aparta y su p$ne se libera.
Es la única protesta que hago antes de que Antonio me tumbe de espaldas con su boca entre los muslos.
Grito su nombre cuando se concentra en mi cl!toris.
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