Capítulo 89:

Lise asintió satisfecha y transfirió la suma de dinero a la cuenta del hombre.

«Trabajo bien hecho».

La transacción estaba completa.

El hombre consultó rápidamente su teléfono y vio la notificación del banco. Arrugó los ojos y una amplia sonrisa se dibujó en su rostro.

«Gracias, señorita Bailey. Por favor, téngame en cuenta si tiene más tareas como ésta».

Con paso alegre, se marchó sin dejar de mirar el teléfono. Mientras lo veía alejarse, la sonrisa de Lise se hizo más amplia y sus ojos centellearon de satisfacción.

Ella había orquestado toda la escena.

El reciente momento en que Katelyn oyó que el médico llamaba urgentemente a la familia para que viniera a firmar unos documentos no era más que parte del plan de Lise, diseñado para aumentar la urgencia y obligar a Katelyn a actuar.

Lise estaba decidida a conseguir sus objetivos, empleando una estrategia de respaldo que había ideado. Estaba convencida de que Katelyn no sería capaz de negarse bajo tanta presión.

Katelyn corrió inmediatamente al hospital. Lise estaba sentada en un banco del pasillo, pálida y angustiada.

Katelyn apresuró sus pasos y se detuvo junto a Lise, con los ojos fijos en la luz roja que había sobre la puerta del quirófano.

«¿De repente se encuentra tan mal? ¿Qué ha pasado después de que te fueras a casa?».

Lise exhaló un suspiro pesado y apenado.

«La reacción en línea se está disparando, e incluso ha empezado a afectar gravemente a la empresa. Luego, recibimos una notificación legal del juzgado que la abrumó, provocándole un desmayo por el estrés. Los médicos no saben cuándo recuperará el conocimiento».

Los ojos de Katelyn se entrecerraron, el escepticismo ensombreciendo sus pensamientos.

A pesar de la convincente descripción de Lise, Katelyn advirtió incoherencias en su relato.

¿Por qué habían recibido una notificación judicial? ¿Por qué iba el tribunal a dirigir ese documento específicamente a la familia Bailey?

Además, con Sharon gravemente enferma en el hospital, ¿por qué no estaba Jeff presente en un momento tan crítico?

Harta de la forzada actuación de Lise, Katelyn fue directa al grano: «¿Dónde está Jeff?».

Lise se agarró la cabeza, buscando una explicación plausible.

«Probablemente siga fuera intentando reunir fondos. Los problemas financieros de la empresa son cada vez mayores. Si no consigue apuntalar nuestras finanzas, la familia Bailey está abocada a la ruina».

En los ojos de Lise aún brillaba un destello de esperanza.

Sus indirectas a Katelyn eran descaradas, esperaba que fueran inequívocamente claras. Pero Katelyn no le siguió el juego.

«Pagar tus deudas es una responsabilidad básica. Le debes diez veces al gobierno por evasión de impuestos. Deberías haber considerado estas consecuencias cuando tomaste esas decisiones».

Katelyn creía que la situación actual de la familia Bailey era merecida.

Lise apretó los dientes, obligándose a mantener la compostura. El verdadero drama aún no había empezado.

«Pero la empresa es el resultado del duro trabajo de nuestros padres durante toda su vida. Si le pasa algo a mamá y la empresa vuelve a fracasar, no creo que papá pueda escapar».

Los labios de Katelyn se apretaron, un atisbo de disgusto visible en sus ojos.

«Ya que no se ha despertado, me voy. No vuelvas a ponerte en contacto conmigo en relación con la familia Bailey».

Esta vez, Katelyn había sido indulgente, aún teniendo en cuenta su antigua relación con ellos. Había tenido la intención de ver a Sharon por última vez, creyendo que estaba realmente enferma de gravedad. Pero ahora estaba convencida de que Lise sólo actuaba para sacarle dinero. Su última esperanza se había desvanecido. ¿Cómo podía aprovecharse Lise de una situación así?

Si en el futuro ocurría algo verdaderamente trágico, nunca la visitaría para despedirse.

Cuando Katelyn se dio la vuelta para marcharse, Lise se apresuró a seguirla, con los ojos ensombrecidos por un resentimiento oculto.

«¿Te vas así como así? Mamá está en el quirófano y no se sabe si sobrevivirá. ¿Vas a marcharte después de una sola mirada? Si se despierta y se entera, se le romperá el corazón».

La respuesta de Katelyn fue fría, su sarcasmo evidente.

«No importa si estoy aquí o no. Tú eres su hija. Además, sabes muy bien si se trata de una crisis real o de otra de tus tretas».

La mirada de Katelyn era tranquila pero penetrante, desafiando el disfraz de Lise.

En ese momento, la puerta del quirófano se abrió de golpe.

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