Capítulo 238:

«¿De verdad vas a responsabilizar a un recién nacido de todo lo que ha pasado?».

La expresión de Katelyn se volvió aún más fría.

Tras descubrir la confusión, pensó profundamente en dónde podría haberse originado el error, y parecía probable que hubiera ocurrido en el hospital. De hecho, una vez que Sharon la había llevado a casa, estaba tan bien protegida que un cambio allí parecía imposible.

Katelyn mantuvo una expresión neutra. Habiendo estado expuesta a las duras realidades de la naturaleza humana, se había vuelto muy perspicaz.

«Si hay que culpar a alguien, hay que culpar a la señora Bailey por no haber reconocido a su hijo. Yo no soy más que una distracción para su ira».

Lise parecía totalmente sorprendida. Nunca había esperado que Katelyn viera las cosas así. ¿No se suponía que Katelyn debía aceptar la culpa y vivir sus días lamentándose y autoinculpándose?

Todos los presentes estaban absortos en la conversación, pero sólo Vincent captó las palabras de Katelyn, dejando escapar un discreto suspiro de alivio. Era como si por fin se hubiera quitado un gran peso de encima, y ahora sus pasos podían ser más ligeros que nunca.

Sin que los demás lo notaran, una breve sonrisa cruzó su rostro. Estaba a punto de ver a Katelyn tal y como era realmente, sin verse afectada por ninguna presión externa.

Mientras tanto, Neil se dio cuenta de algo.

Su destino estaba ahora inseparablemente unido al de Lise. La reputación de ambos pendía de un hilo. Si Lise era tachada de ladrona, su negocio también se vería muy afectado. No podía dejar que esto sucediera.

Incluso si eso significaba culpar de todo a Katelyn, incluso si ella era la verdadera Iris, sólo significaría una pequeña injusticia para ella en comparación con la pérdida que él podría sufrir. Neil se apresuró a defender a Lise.

«Katelyn, las meras palabras no pueden transformar una falsedad en verdad. Las pruebas demuestran que Lise es la auténtica Iris, y tú la impostora».

Las palabras de Neil encendieron un destello de gratitud en Lise.

No le había juzgado mal. A pesar de todo, él la apoyaba incondicionalmente.

Un sutil sentimiento de culpa empezó a aflorar en Lise.

Se miró brevemente el abdomen, pero enseguida sustituyó la incertidumbre por una expresión firme. Nada le impediría conseguir lo que quería.

Al percatarse de la inquebrantable postura de los dos, Vincent intervino casualmente: «Recuerdo que Iris tiene una agente, Aimee Stephens, que se ha ocupado de sus asuntos a lo largo de los años. ¿No debería estar aquí para una ocasión tan importante?». Su pregunta rompió por completo su fachada.

Lise perdió la compostura y se maldijo por haberse olvidado de Aimee. Luchando por encontrar una explicación, se volvió hacia Neil en busca de apoyo. En aquel momento crítico, él era su único aliado.

Neil se maldijo por haber pasado por alto un detalle tan crucial. Todo el mundo sabía que Aimee era la agente capaz de Iris, y su ausencia no era una excusa viable. Rápidamente urdió una explicación creíble: «Aimee tuvo que regresar a su ciudad natal hace unos días, así que no pudo venir».

Katelyn se maravilló de su capacidad para tergiversar los hechos. Cogió el teléfono, marcó un número y miró fijamente a Neil. Deliberadamente y con claridad, dijo: «Aimee, ven rápido antes de que alguien empiece a difundir rumores de que has vuelto a tu ciudad natal».

Se aseguró de que su voz sonara a través del micrófono para que todos la oyeran. Fue un movimiento decisivo.

A estas alturas, Neil y Lise estaban seguros de que Katelyn era la verdadera Iris. Sus afirmaciones anteriores habían sido intentos desesperados de engañar al público. Pero con la inminente llegada de Aimee, sus invenciones estaban a punto de desmoronarse.

A pesar de sus frenéticos esfuerzos por impedir que Aimee apareciera, no pudieron evitar que la figura elegantemente vestida se acercara con confianza al escenario.

Cuando Aimee apareció, todos los fans de Iris la aclamaron con fuerza. Los seguidores más veteranos sabían que Aimee había sido fundamental para defender a Iris de numerosos ataques al principio de su carrera, solidificando un vínculo que era más familiar que profesional.

Cuando Aimee subió al escenario, abrazó a Katelyn. Hablaron en voz baja, sólo audibles la una para la otra. «Al principio no querías que subiera al escenario porque estabas preparando este momento para revelar su engaño, ¿verdad?».

En un acontecimiento tan crítico como una rueda de prensa, era impensable que Aimee no estuviera allí.

Katelyn había planeado hacer creer a Lise que había engañado al público, lo que sólo haría más dramática su eventual revelación.

Este enfoque era fundamental en la estrategia de Katelyn: ir un paso por delante de Neil y Lise, asegurándose de que le hacían el juego.

Los ojos de Katelyn centellearon con reprimida diversión mientras susurraba: «¿No es el drama de hoy todo un espectáculo?».

«Es absolutamente fascinante. Mirad cómo desvelamos la verdad sobre estos fraudes», respondió Aimee, levantándose para dirigirse a la enérgica multitud.

«Hola a todos, soy Aimee». Su presentación provocó una ovación aún más fuerte.

Luego fijó su mirada en Neil y Lise, micrófono en mano, y preguntó: «Decidme otra vez, ¿volví a mi ciudad natal? ¿Por qué no lo sabía?».

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