Presa entre tus brazos
Capítulo 92

Capítulo 92:

Cuando se iba a la oficina, ella salía, dejándolo solo con los empleados, René insistió en no contratar una nana, quería que fuera criado por su madre sería lo mejor.

Un par de años después de que Deborah los abandonara, conoció a Mara, la mujer se enamoro inmediatamente de Bruno.

El niño había sufrido mucho por la ausencia y desprecio de su madre, al principio estaba renuente, pero fue fácil que Mara se ganara su cariño, enseguida la aceptó como su madre.

Cuando nació Dante, Bruno se sentía orgulloso de ser el hermano mayor.

Era increíble como amó a su hermano desde el primer momento, se despertó su instinto de protección, desde ahí casi no se separó de él hasta que decidió viajar a Italia.

Años después, un empleado del hospital psiquiátrico sintió pena por Rina y decidió no aplicarle más el medicamento.

Gracias a eso ella poco a poco fue recuperando sus recuerdos.

Hizo una gran amistad con ese empleado, él chico decidió ayudarla a escapar, planearon todo muy bien y en el momento oportuno lo hizo.

Rina jamás se enteró de la verdadera razón por la cual Sergio la había abandonado, ella creía que nunca la había amado, ahora tendría que cuidarse, sabía que mandaría a matarla en cualquier momento.

Volviendo a la actualidad…

Bruno llegó a casa de Gío y Rina, esa situación tenían que resolverla lo más pronto posible, no permitiría que Nicole y su hijo estuvieran en riesgo.

“Bruno, ¿Cómo has estado, que es lo que te trae por aquí?”

Le pregunto Gío extrañado.

Bruno no era de visitarlos, la relación entre ellos era cordial, pero no iba más allá de un simple saludo después de todo lo pasado.

“Necesito hablar con ustedes sobre algo muy serio”

“Toma asiento, ¿Te ofrezco algo de beber?”, pregunto Rina.

“Si se puede un whisky, creo que lo necesito”.

“Enseguida lo traigo”.

En cuanto regresó, Bruno empezó a contarles lo que estaba pasando.

“Leandro me ha pedido que hable con ustedes, confía plenamente en nosotros, no podemos decir que él nos estará ayudando”

“Cuenta con nuestra absoluta discreción”.

“Sergio está preparando un plan, no sabe con certeza qué es lo que intentará, pero quiere dañar a Nicole y a mi hijo”.

Rina se cubrió la boca.

Luego comenzó a llorar.

“Sabía que este día, tarde o temprano iba a llegar, no permitirá que le quitemos esa herencia, creo será mejor que lleguemos a un acuerdo con él y dejemos el dinero en sus manos.”

Temblaba mientras lo decía.

Gío se acercó para abrazarla.

“Tranquila, estarán protegidos, Bruno, Noah y yo, no permitiremos que les haga daño, si no actuamos ahora ese peligro estará ahí latente, siempre los considerará un peligro, debemos aprovechar ahora que tu hijo está de nuestro lado”.

“Tengo miedo Gío, no lo conoces como yo, no sabes de lo que es capaz cuando está enojado”

Rina temblaba tan solo con recordarlo.

Sergio se convertía en un monstruo cuando era provocado.

“El Señor Gío tiene razón señora, debe de estar tranquila, creo que deberíamos de estar todos juntos hasta solucionar esto, así no podrá dañarlos, será más fácil que lo lograré”.

“No sé de qué manera lograremos que Nicole no se entere sobre esto, ya ha sufrido demasiado, se que es por mi culpa, lo admito y eso quiero remediarlo, amo a su hija y estoy dispuesto a llegar hasta las últimas consecuencias por protegerla”.

“Tenemos que reunimos con Noah y elaborar un plan, y reunir pruebas en contra de Sergio, tratar de ser lo más sigilosos posibles para no alertarlo”.

“Entonces estamos en contacto, llevaré a Nicole y a mi hijo fuera de la ciudad por algunos días, quiero alejarlos un poco de todo esto”.

“Magnífico, así estaremos más tranquilos, mientras están fuera apuraremos la investigación contra Sergio”.

Bruno se dirigió hacia la casa de Nicole.

Santi lo recibió feliz.

Ya amaba a su padre, aunque Leandro era muy importante para él.

“Mañana saldremos a nuestro viaje, ¿Que les parece?”, preguntó con una sonrisa, se sentía muy bien al estar con su mujer y su hijo:

“Super bien papá”

Santi amaba salir de pesca, lo hacía continuamente con Leandro.

“Está muy ilusionado, no deja de hablar sobre eso”.

“Jajaja me imagino, le encanta salir a pescar, desde pequeño Leandro lo empezó a llevar de campamento y de pesca”.

Bruno no pudo evitar sentirse celoso al imaginar la escena feliz de Leandro con su hijo.

Después de cenar, vieron una película infantil, Santi se quedó dormido, Bruno se quedó dormido, juntos lo llevaron a su cuarto.

La pareja se quedó un rato observándolo.

“Gracias”.

“¿Por qué?”

Lo miró extrañada, no entendía a qué se refería.

“Por darme un hijo hermoso”.

“Creo que los dos participamos en eso”.

“Pensándolo bien, tienes razón, estoy completamente de acuerdo, jajaja, ¿Qué te parece si recordamos ese momento?”, preguntó coqueto.

“Uhmm me parece muy buena idea Señor Leone”.

Se dirigieron hacia la habitación.

Ese día él beso todo su cuerpo, le encantaba la curvatura de sus caderas que daba forma sensual a su cuerpo.

Nicole se atrevió a hacer algo que nunca había hecho, bajo hasta sus caderas depositando algunos besos.

Luego lo tomó entre sus manos su intimidad y la introdujo en su boca, Bruno gimió encantado.

“¿Estas segura que quieres hacerlo?”

“Shhh solo disfruta, aunque se que soy muy torpe en esto”.

Él cerró los ojos y se dejó llevar por las maravillosas sensaciones que sus movimientos despertaban en su cuerpo.

Después de sentirse satisfecho, se colocó entre sus piernas, se comenzó a mover frenéticamente, estaba demasiado excitado como para hacerlo lento.

“Te amo, te amo más de lo debido, más de lo que pensé amar algún día”.

Ella lo escucho mientras clavaba su mirada en la de él, mientras llegaban juntos al éxtasis.

“Cielos, mi corazón en cualquier momento se irá corriendo”.

“Jajaja”

Él tomó la mano de ella y la puso sobre su pecho, ella pudo notar el acelerado latir de su corazón.

“¿Lo ves? Estoy igual que tú”

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