Presa entre tus brazos
Capítulo 88

Capítulo 88:

“Amiga, no seas agua fiestas, vamos a divertirnos, aunque sea por un rato”.

“Ashhh está bien, pero sólo un rato”

Aceptó porque ya la había cansado con su insistencia.

Se puso un vestido color perla, corto sin mangas.

Luego se calzo unos zapatos de tacón bajo y peino su cabello en una coleta alta, se colocó algo de rubor y un poco de brillo en los labios.

“Listo, vamos”.

“Guao amiga, eres la fiel prueba de que para verse bien no hay que disfrazarse”.

“Anda loca, vámonos antes de que me arrepienta”.

Salieron riéndose.

Ambas se llevaban muy bien, siempre estaban juntas.

Sergio era asediado por las chicas.

Un hombre guapo y millonario como él, era un muy buen partido para cualquiera, a pesar de que era mayor que la mayoría, destacaba en todo por eso lo seguían.

Cuando Rina y Maggi llegaron, Sergio se alejó inmediatamente de las otras chicas.

“Hola hermosa, pensé que no vendrían”.

“Pues ya vez que aquí estamos chico, ¿Dónde está tu amigo?”, contestó Maggi.

“Creo que está arriba”

La chica se dirigió rápidamente hacia allá.

Sergio no se despegó toda la noche de Rina.

La presentó a sus amigos, las amigas de él no perdieron oportunidad de recalcarle que era una pueblerina.

“Imagino que la ciudad te ha de parecer fantástica, ya que estabas acostumbrada a vivir en un pueblo pequeño”.

“La verdad que me parece una ciudad hermosa”, contestó inocentemente.

Sergio fulmino a las chicas con la mirada.

Después la tomó de la mano y la llevó a un lugar apartado para alejarla de ellas.

“Vamos alejémonos de esas víboras”.

Ella sonrió dulcemente.

“Te daré un consejo, tienes que aprender a defenderte o te comerán viva”.

“No me parecieron malas personas.”

Era demasiado inocente, no se había dado cuenta de que se burlaban de ella.

“Créeme, son unas brujas, no puedes confiar en ellas, si puedes evitarlas será mejor para ti”

Le preocupaba su inocencia.

Si no ponía atención a las intenciones de las personas, sufriría mucho.

Desde ese día, Sergio no se separó de ella.

Estaban juntos cada que podían, y se enamoró rápidamente de esa chica.

El día de su graduación, llegó con ella, sus padres no pudieron acompañarlo, eso ya no le extrañaba, ya que siempre lo hacían.

Ambos bailaron toda la noche.

Al final él la invitó a tomar una copa en su departamento.

Ella aceptó, pues en ese punto ya se encontraba profundamente enamorada de él.

Los padres de ella tampoco pudieron acompañarla, su madre se había caído y su padre tenía que cuidarla.

Pasaron la noche juntos, él estaba feliz de saber que fue el primero en su vida.

Le hizo el amor con ternura y pasión, ella se sentía flotar entre sus brazos, no le importo el dolor que sintió, porque después de eso sólo placer es lo que sentía.

Ella quedó dormida entre sus brazos, y por la mañana, Sergio la despertó entre tiernas caricias.

“Arriba dormilona, anda iremos a desayunar, te tengo una sorpresa”.

A partir de ahí, todo fueron regalos y caricias.

Rina dividía su tiempo entre él y la universidad.

“Mañana llegan mis padres, cenaremos con ellos, ponte muy bella, te presentare ante ellos, se te amarán tanto como yo lo hago”

Le dijo eso para tranquilizarla.

Ya sabía que clase de personas eran sus padres.

“Eso espero, quiero agradarles”

Estaba muy nerviosa, amaba a Sergio, pero le preocupaba no agradarle a sus padres.

Al otro día por la noche, llegaron al restaurante donde sería la cena, Rina se había esmerado en su arreglo.

“No tienes porque estar nerviosa, te vez muy bella”.

Le dijo mientras besaba su mano.

“No puedo evitarlo ¿Y si no les caigo bien?”

“Jajaja no seas tonta, mis padres no son unos ogros”, dijo para tranquilizarla, aunque sabía que si lo eran.

Desde que entraron, Rina sintió la mirada de sus suegros clavada en ella.

“Hola hijo”.

“Hola, padre, madre, ella es mi novia Rina”.

“¿Está es tu novia? No te niego que es muy bella, pero se nota que es una pueblerina”

Espetó su madre, mientras la veía de arriba a abajo.

Rina sintió que el piso se abría a sus pies, Sergio la abrazo.

“Hijo tiene razón tu madre, está señorita no está a la altura de un De Santis, así que acabas con esto hoy mismo”.

“¿Qué carajos les pasa? Ella es mi novia y pronto será mi prometida, les guste a ustedes o no, ya no soy un niño para que intenten controlarme”.

La tomó de la mano para salir de ahí.

Rina no dijo nada, sólo lloraba en silencio terriblemente confundida, ¿No había dicho que no eran unos ogros?

“No te preocupes, hablaré con ellos, los haré entrar en razón, no puede importarles más las apariencias que la felicidad de su hijo, yo te amo más que a nada, ellos no quieren darse cuenta de que soy un hombre y de que no tengo que hacer solo lo que a ellos les agrade”.

“Tengo miedo de no poder estar contigo”

Lloraba con gran sentimiento.

Temía que él se alejara por la presión de sus padres.

“Shhh calla”, dijo para después besarla.

Esa noche Sergio la hizo suya de una manera diferente.

La tomó con pasión, olvidándose de la ternura.

Por la mañana se despidió de ella, tenía que hablar con sus padres antes que se fueran, sus estaban desayunando, los notó tranquilos ante su llegada, tal parecía que sabían que iría.

“Padres, necesito hablar con ustedes”

Esperaba poder convencerlos de no meterse más en su vida.

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