Presa entre tus brazos
Capítulo 87

Capítulo 87:

Bruno y Leandro se dirigieron hacia un bar cercano.

Entraron y buscaron una mesa apartada para poder hablar sin que nadie los escuchara.

“¿Qué es eso tan importante de lo que me quieres hablar?”

Bruno sabía que debía de ser algo importante, Leandro no solía hablarle.

“Mi padre está planeando algo contra mi madre y contra Nicole, me he acercado a él haciéndole creer que estoy de su lado, pero estoy seguro de que aún no confía y me oculta sus verdaderos planes, tienes que proteger a Nicole y a Santi, tienen que hablar con mi madre, me estoy arriesgando demasiado al venir aquí, espero no se dé cuenta de que me he reunido contigo”

Bruno escuchaba tranquilo a Leandro, imaginaba que tarde o temprano Sergio intentaría algo contra Nicole, Rina y Gío desde hacía tiempo la mantenían vigilada sin que ella estuviera enterada.

“No tienes que preocuparte por eso, los protegeré con mi vida, gracias por avisar”.

Leandro apuro el resto de licor que quedaba en su vaso.

“Me voy, no quiero que mi padre sospeche que solo estoy fingiendo estar de su parte”

Estar ahí hablando con Bruno era demasiado incómodo, era el hombre que dormía al lado de la mujer que aún amaba.

“Que te vaya bien”

Bruno se quedó pensando.

Tenía que proteger a Nicole y a su hijo a toda costa.

Por la mañana visitaría a Rina y a Gío para hablar con ellos, De Santos era un hombre inteligente y perverso por lo que Rina les había contado, no podían confiarse.

Sergio a pesar de su frialdad, amaba a su hijo, después de todo era hijo de la única mujer a la que había amado, a Deborah la quería, pero no era nada comparado con el gran amor que Rina había despertado en él.

Un joven Sergio se encontraba reunido en una cafetería de moda con sus amigos, los chicos voltearon instintivamente hacia la puerta al escuchar que se abría, por ella entraron dos chicas, una de ellas llamó la atención de Sergio, era una chica de piel muy blanca, tenía el cabello muy largo en color negro como la noche, al pasar cerca de ellos, la chica volteó a verlo, pudo ver que sus grandes ojos eran de un color tan azul como el mismo mar, al pasar dejo un delicioso aroma a fresas, Sergio aspiro esa suave fragancia.

“¿Quién es esa chica?”

Le preguntó a sus amigos esperando alguno la conociera.

De inmediato había quedado cautivado.

“Es nueva en la universidad, recién desempacada desde California”, dijo uno de sus amigos.

“Vaya, sí que es hermosa”

No podía apartar su vista de ella.

La observó durante horas, estaba impactado por su belleza.

“Oye amiga, ese morenazo de allá no ha dejado de mirarte”.

“Uhmm estará viendo hacia otra parte”, contestó despreocupada.

“No lo creo”.

Rina volteó hacia dónde se encontraba Sergio.

Sus ojos se encontraron, él sonrió, pero ella nerviosa desvío la mirada.

“¿Lo ves? Te dije que te estaba observando”

Le dijo mientras reía.

“Shhh callate, se ha levantado, creo que viene hacia acá, es muy guapo”

Sergio era muy apuesto.

Ella se puso muy nerviosa al ver que se acercaba.

“Hola chicas, ¿Podemos acompañarlas?”, preguntó Sergio mientras sonreía, se había acercado acompañado de un amigo.

“Claro”

Le dijo su amiga que ya había puesto su atención en el otro chico que también era apuesto.

Rina fulmino a su amiga con la mirada, era demasiado atrevida.

Ella se puso roja por completo, pues estaba muy apenada.

Sergio se sentó frente a ella.

Luego le extendió su mano mientras se presentaba.

“Hola, soy Sergio De Santis”

Había decidido conquistarla.

“Hola, Rina Jones”

Estaba visiblemente nerviosa.

“Un gusto en conocerla Señorita Jones”

Sergio sonrió seductoramente, estaba consciente en la reacción que provocaba en la chica y saber que su cercanía la ponía nerviosa le agradaba.

Charlaron por un largo tiempo, las horas pasaron sin que lo notaran, se dieron cuenta de que tenían mucho en común, les agradaba las mismas cosas.

“Oye, creo que vamos en la misma universidad, yo estoy por salir, es ya mi último año”.

“Yo acabo de entrar, primer año”.

“Ya decía yo que por algo no te había visto, el sábado haré una fiesta para mis amigos, me gustaría que asistieran, serán bienvenidas, en la escuela habrá carteles indicando la dirección”.

“Ahí estaremos”

Contestó de inmediato su amiga.

Rina se atraganto con su bebida, que le pasaba a su amiga, parecía que estaba desesperada por la atención de los chicos.

Esa no era una manera correcta de actuar, al menos así lo creía ella.

“Nos despedimos señoritas, mañana hay examen y ya es medio curso”.

“Hasta luego chicos”

Le contestó la amiga.

Rina se despidió de él con una sonrisa.

“Que chica tan hermosa”

Comentó Sergio a su amigo.

“Pensé que solo te gustaban las porristas”

Habían pasado por el casi todas las porristas de la universidad.

“Ella es mucho más bonita”, dijo mientras suspiraba.

“Uhhh amigo, te han fechado”

El chico comenzó a reír.

Quien diría que Sergio de Santis se enamoraría a primera vista.

Sergio rio a carcajadas ante lo que dijo su amigo, había entrado a la universidad ante la insistencia de sus padres, a sus 29 años aún vivía con ellos.

Su padre era muy autoritario, tenía que obedecer al pie de la letra lo que él le pedía, aunque ya era bastante maduro, se había acoplado a la perfección a la vida de los estudiantes.

Rina tenía 19 años, era una chica ingenua y confiada, sus padres eran muy conservadores, creían que habían educado con buenos valores a su hija.

Él sábado por la noche, Maggi insistió ante Rina.

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