Presa entre tus brazos -
Capítulo 85
Capítulo 85:
“¡Carajo! Leandro, estás más jodido que yo, ya me resigné a perder a Bruno, pero tú sigues en lo mismo”.
Se apresuró a cambiarlo.
Después se recostó a su lado para cuidarlo.
Más tarde Shelsy que estaba de espaldas a Leandro, sintió que tocaban sus glúteos.
Leandro se acercó y comenzó a besar su cuello.
De inmediato supo que pasaba, entre su ebriedad, la estaba confundiendo.
“Leandro, basta”.
“Shhh Nicole, solo déjate llevar, ¿Sabes cuánto tiempo he deseado hacer esto?”
Se montó sobre ella, mientras lo veía con los ojos muy abiertos, la vista desde allí era maravillosa, sus pectorales y su marcado abdomen.
Eran todo un espectáculo digno de admirar.
Shelsy no se resistió.
Se dejó llevar.
Necesitaba olvidar.
Quería sentir que había alguien que la deseaba.
…
Por la mañana, Leandro despertó.
Al moverse, sintió su cuerpo, enseguida se dio cuenta de que había pasado la noche con Shelsy.
“¿Cómo demonios ocurrió esto?”
“Hola”
Lo saludó, mientras tallaba su mano por sus ojos.
“¿Qué rayos ocurrió? ¿Cómo llegamos a esto?”
Leandro no entendía cómo llegaron hasta ahí.
“Te traje hasta aquí, me recosté a tu lado, te despertaste a acariciarme y simplemente sucedió, no pude resistirme ante ti”.
“No quiero hacerte daño Shelsy, no te amo ni nada que se le parezca.”
No quería alentar en ella falsas esperanzas.
“Lo sé, no te preocupes por eso, tan solo fue placer y nada más”
Intentaba no dar a notar lo que estaba sintiendo, algo empezaba a cambiar dentro de ella y su frialdad la lastimaba.
“Así es”.
“¿Te parece que prepare el desayuno?”
“Cómo gustes”, contestó con desenfado.
“Me ducho rápidamente y bajó a ello”.
Se levantó de prisa y se dirigió al baño.
Leandro pudo ver su cuerpo desnudo, se levantó y la siguió al baño.
“Ya que somos amigos con derechos, ¿Puedo ducharme contigo?”
“Claro, pasa”
Le contestó con una sonrisa seductora.
Más tarde, desayunaban juntos.
“Mi auto quedó fuera del bar”.
“Enviaré por el ahora mismo, tengo que ir a la oficina, estoy ayudando a mi padre, paso a dejarte a tu departamento”.
“De acuerdo, gracias”.
La observó comer en silencio.
Nada quedaba de aquella chica frívola.
“¿Pasa algo?”
Se sintió incómoda ante su mirada.
“No, nada, sigue comiendo”.
Más tarde, Sondra esperaba a Nicole fuera del corporativo, cuando la vio llegar en compañía de Bruno, se apresuró a ocultar su disgusto.
“Hermana”
Se acercó intentando abrazarla.
Nicole pasó al lado de ella ignorando la por completo:
“Nicole, te estoy hablando”
La jaló por el brazo.
Bruno se acercó y se colocó en medio, quedando Nicole atrás de él.
“Necesito hablar con mi hermana, Bruno”.
“¿No has dicho siempre que Nicole no es tu hermana? Entonces vete y no vuelvas a buscarla, yo más que nadie sé el odio que sientes hacia ella”.
“Estoy arrepentida hermana, créeme, crecimos juntas, te amo”, dijo ignorando lo que había dicho Bruno.
“Lo siento, no te creo ni media palabra, no te vuelvas a acercar a mí en tu vida”.
Ambos entraron al edificio.
Sondra intentó seguirlos, pero los guardias le impidieron el paso.
“Así que ya sacaste las uñas, querida hermanita”, dijo para sí misma.
Por su parte Deborah marcaba insistentemente a Bruno.
Contestó la primera vez porque no conocía el número, al escuchar su voz, colgó inmediatamente.
Después de su insistencia, bloqueo el número.
“Esa mujer es muy insistente, ¿Será que en verdad está arrepentida?”
“Ese tipo de mujeres, jamás se arrepienten, son iguales durante toda su vida”.
Nicole sintió escalofríos cuando escucho la frialdad con que Bruno se refería a su madre.
Poco después Alizza entraba en su oficina, Nicole ya se encontraba sola.
“¿Necesitas algo?”
“Tan sólo preguntarle si habló con él Señor Bruno, referente a mi traslado”
“Aún no, lo haré ahora”.
“Gracias señora”.
“Te avisaré enseguida el resultado”.
Nicole se levantó y se dirigió a la oficina de Bruno.
Llamó a la puerta, pasó después de escuchar su voz.
“Tú puedes entrar sin llamar”
“Me siento mejor haciéndolo”.
“¿Necesitas algo?”
“Sí, necesito hablar sobre Alizza, es tan sólo una chiquilla, permite que este a mi cargo”
“¿Estás segura?”
Le preguntó, mientras bajaba sus lentes y la veía fijamente.
“Absolutamente, no sabía que usabas lentes”.
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