Presa entre tus brazos -
Capítulo 84
Capítulo 84:
Eso a Nicole le pareció adorable, aunque no le agradaba que una niña le gustara a su hijo.
“Celosa mamá?”, preguntó divertido Bruno.
“No tienes porque estar celosa mami, tú siempre serás mi primer amor, el verdadero”, explicó su hijo con una sonrisa.
“¡Jajaja!, ¿De dónde has sacado eso?”
“En las novelas que ve Nanny siempre lo dicen”.
“Hablaré con Nanny sobre eso”.
Santi insistió a Bruno para que se quedará a dormir con él.
“Mami, ¿Podríamos dormir los tres juntos? Anda di que sí, así mañana podrían llevarme a la escuela y mis compañeros podrán ver que yo también tengo una familia”.
Ante esas palabras, Nicole sintió una opresión en el pecho.
Su hijo no tenía por qué pagar por los errores de sus padres.
“Sí hijo, siempre y cuando tu padre acepte quedarse”
Volteó a ver a Bruno.
Esperaba pudiera quedarse.
“Por mí encantado, llamaré para que me traigan algo de ropa”
Se sentía feliz.
Al fin dormiría con su mujer y su hijo, como una familia normal.
“Siiii papá está noche me contará cuentos”.
…
Mientras tanto en otro lugar…
Esa noche Sondra buscó a Leandro.
“¿Qué quieres aquí?”
Se molesto al verla, pensaba que ya le había dejado claro que no se acercara a él por ningún motivo.
“Necesito de tu ayuda, necesito dinero”.
“¿Y porque crees que yo te lo daría?”
Esa mujer era muy descarada.
“Por la amistad que tuvimos hace un tiempo”.
“Estás equivocada, de mí no obtendrás nada, así que vete por favor”.
“De no ser por mí, no hubieras pasado ese tiempo con Nicole”.
“Vete Sondra”
Intentaba conservar la paciencia, aunque esa mujer lo desesperaba.
Leandro salió dejando a la mujer sola en la sala, inmediatamente entró Sergio.
“¿Cuánto dinero necesitas?”
Sergio vio en ella una gran oportunidad de saber que planeaba Bruno,
Sondra podría acercarse a Nicole.
“¿Usted está dispuesto a dármelo? Imagino que será a cambio de algo”
“Imaginas bien, quiero que te acerques a Nicole, que fingas estar arrepentida para ganarte su confianza”.
“Eso no podría hacerlo, la odio, es algo que no puedo ocultar”.
“¿Ni siquiera por este cheque con varios ceros?”
Puso frente a ella un cheque por una gran cantidad.
“Bueno, así ya es diferente”.
“Cuando logres acercarte a ella, me pasaras toda la información posible”.
“Espero que Bruno me permita acercarme a ella, parece su perro guardián”.
“Hasta el perro más bravo tiene su lado débil”.
“Así es, la debilidad de Bruno es Nicole y su hijo”.
“Ese niño es la pieza clave para obtener lo que quiero”.
“Sin ese niño, Nicole y Bruno no tendrán nada que los una”.
Leandro, era ajeno a los planes que armaban su padre y Sondra.
Había salido de la casa, ya que era un lugar en el que no soportaba estar.
Él entró en un bar, necesitaba tomar unas copas, olvidar su amor por Nicole era su meta, llamó a Shelsy para que lo alcanzara.
Una hermosa pelirroja se acercó a él, ya había bebido unas cuantas copas, la chica se acercó y se sentó sobre sus piernas.
“Hola guapo”.
“¿Qué quieres? Vete”
A Leandro le molesto el exceso de perfume, era demasiado dulce, tanto que le provocaba náuseas,
“No seas tan bruto conmigo, solo quiero acompañarte un rato, anda do que sí”.
Shelsy que llegaba en ese momento.
Observó con disgusto como la chica mientras lo acariciaba, intentaba sacar su cartera.
“Vaya, aparte de fácil, ladrona”, exclamó en voz alta.
“Lárgate de aquí, a este yo lo vi primero, no vas a venir aquí a quitarme mi cliente”.
“Voy a contar tres, espero que te levantes cuanto antes de las piernas de mi novio”.
“¿Tu novio?”
“Sí, mi novio”, contestó exasperada.
Leandro atontado por el alcohol, observaba divertido aquella escena, que dos chicas hermosas discutieran por él, no era algo que sucediera todos los días.
La pelirroja se bajó de sus piernas, y se alejó moviendo exageradamente las caderas, se le había ido un cliente, ya encontraría otro para poder pagar su cuota de esa noche, lástima que ese era tan guapo.
“Si que eres tonto Leandro, esa mujer estuvo a punto de robarte la cartera”
“Solo déjate llevar”
“Anda Leandro, vamos, te llevaré a tu casa”.
“Quiero ver a Nicole, decirle cuánto la amo…”, dijo, arrastrando las palabras.
“Allá la verás, te estará esperando”.
Con dificultad logró levantarlo.
Ella era alta, pero demasiado delgada.
“¿Tenías que tener tantos músculos?”
Le preguntó mientras se lo llevaba
Justo ese día tenía que salir sin sus guardaespaldas.
Como pudo lo subió al auto, lo llevó hasta su mansión, una persona del servicio la ayudó a bajarlo.
Lo llevaron hasta su recámara, se quedó sola con él, después de acostar lo en la enorme cama.
“Nicole, ¿Aún me amas?”, preguntó entre balbuceos.
Estaba nervioso.
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