Presa entre tus brazos -
Capítulo 81
Capítulo 81:
“René me amenazó, te alejó de mi lado”.
“Eso no es verdad, conozco muy bien a mi padre, él sufrió por su abandono, por su engaño”
Oprimió un botón.
Al instante dos guardias mal encarados entraron.
“Por favor te lo suplico, escúchame, estoy muy enferma, necesito de tu perdón para irme en paz”, dijo ella.
Mintió descaradamente e intentaba provocar su lástima.
Bruno vaciló por un momento, pero al recordar todas esas noches que de niño lloró mientras la extrañaba, ordenó sin dudar mientras daba la espalda.
“Saquen a esta mujer de aquí, deben saber que si vuelve a entrar en este edificio, perderán su empleo”.
“Hijo, no hagas esto, tienes que escucharme”
Fue prácticamente arrastrada a la salida.
La mujer se resistía a salir mientras gritaba.
¿Cómo podía su propio hijo humillarla de esa manera?
Nicole al escuchar el alboroto, salió de su oficina, al verla, supo inmediatamente de quién se trataba.
Corrió hacia la oficina de Bruno, lo encontró sentado sobre la alfombra.
Tenía la cabeza sobre las rodillas, mientras cubría el rostro con sus manos, Nicole se dio cuenta de que lloraba, la oficina se encontraba destrozada.
“Bruno, ¿Te encuentras bien?”, preguntó temerosa.
“No te acerques Nicole, podría hacerte daño, aléjate de mí, sal de aquí”.
“No, déjame estar a tu lado”.
“No entiendes que te estoy pidiendo que… ¡Te largues! Déjame solo”, gritó, ya que estaba muy molesto.
Nicole notó que tenía los nudillos destrozados.
Salió de prisa para llamar a René y a Mara.
Bruno los necesitaba en ese momento.
Pidió a Bertha que cancelara todas las citas y suspendiera todas las actividades.
Despidieron a todos los empleados por ese día.
Alizza observaba atentamente, a su jefe le interesaría todo lo que estaba pasando.
En el corporativo solo quedaron Bruno, Nicole y los vigilantes.
Minutos después llegaron René y Mara.
“Gracias por llamarnos, ¿Dónde está nuestro hijo?”
Los dos estaban muy preocupados.
“Está en su oficina”.
Los padres de Bruno entraron inmediatamente en donde estaba su hijo.
Al observarlo así como estaba, les partió el corazón.
Al parecer, él ya había bebido varias botellas.
“Hijo, ¿Porque tomas de esta manera? Eso no solucionará tus problemas”.
Bruno estaba semi inconsciente por tanto alcohol que había bebido, balbuceaba repitiendo.
“Ella no es mi madre, mi madre es Mara…”.
“Sí hijo, yo soy tu madre, solo yo lo he sido”
Mara se hinco junto a él.
Luego lo abrazo mientras lo arrullaba intentando tranquilizarlo.
“Maldita mujer, ¿Qué es lo que quiere? Algún beneficio económico sin duda”.
Se quedaron un rato con su hijo.
René lo ayudó a levantarse, lo llevó al cuarto privado en la parte trasera de la oficina, lo recostó sobre la cama, Bruno se durmió enseguida.
Mara llamó a Nicole, deseaba quedarse con su hijo, pero René la convenció de que sería mejor que fuera Nicole quién se quedara.
“¿Podrás quedarte a cuidar a mi hijo?”
“Sí señora, no se preocupe, me quedaré y cuidare de él”
Le dolía verlo en ese estado, por supuesto que no lo dejaría, si no se lo hubieran pedido, ella lo hubiera hecho.
“Gracias hija, si es necesario llama al médico de la familia”.
“Lo haré, llamaré a mi nana para avisarle y pedirle que lleve a Santi mañana a la escuela”.
“No te preocupes, nosotros llevaremos a nuestro nieto, más tarde te enviaremos algo de ropa, mi hijo aquí tiene lo necesario para cambiarse”.
“Gracias”.
Cuando se marcharon, observó al hombre de casi dos metros que se encontraba sobre la cama.
Se sentía tan pequeña a su lado.
Tomó un pijama y se acercó para cambiarlo.
Requirió un gran esfuerzo, pero logró hacerlo.
Después tomó una playera y se cambió.
Luego se acostó junto a él, aún no era de noche, el sol apenas se alistaba para desaparecer tras el horizonte.
Se quedó dormida abrazando a Bruno, un par de horas después él se despertó, enseguida sintió su perfume y la calidez de sus brazos.
Se giró quedando frente a ella, la observó un momento.
Se veía preciosa
Sus facciones eran tan delicadas que parecía una muñeca de porcelana.
En ese momento el estómago de Nicole gruñó.
Él sonrió, tomó el teléfono y ordenó que le llevarán todo un banquete, y algunos medicamentos, le dolía espantosamente la cabeza.
Se levantó y se dirigió a ducharse.
Más tarde llegó la comida y la ropa que Mara había pedido a Sara enviara a Nicole.
Ella despertó al sentir el delicioso aroma de la comida.
“Hola dormilona, ven comamos un poco”.
No podría decirse que Nicole comió sólo un poco, estaba realmente hambrienta.
Bruno había pedido hamburguesas con papas, su platillo favorito, se sintió satisfecha después de comer tres.
Bruno la veía divertido, encontraba gran placer en observar a la mujer que amaba.
“¿Porque me ves de esa manera?”
Bruno sonrió ante su pregunta.
Luego tomó una servilleta y le limpio las comisuras de la boca.
La servilleta se manchó de kétchup.
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