Presa entre tus brazos
Capítulo 79

Capítulo 79:

“Hermanito, te han dejado botado”, exclamó mientras reía.

“Te divierte lo que me ha hecho Nicole, sé que siempre estás de su lado”, exclamó molesto.

“Pienso que Nicole te ama, pero todo lo que le hiciste te lo va a cobrar caro, yo que tú me apuraba a conquistarla, tiene tras de ella una larga lista de pretendientes”.

“Jamás permitiré que esté con otro hombre, de eso yo me encargo”.

Le contestó frunciendo el ceño.

Nada mas de pensar en eso se sentía exaltado.

Ambos regresaron a la ciudad en el auto de Dante.

Bruno quería ir a casa de Nicole, pero su hermano no se lo permitió.

“Tienes que darle espacio, no la hostigues o la harás alejarse”.

“Quiero tenerla a mi lado, al igual que a mi hijo, ya he perdido mucho tiempo, a veces pienso que la vida no es comprada, el tiempo es corto y lo estamos desperdiciando”.

“Estoy de acuerdo contigo, yo estoy feliz, tengo a Sophie conmigo y muy pronto vamos a casarnos, quiero ya tener la bendición de los cielos cuando nazca mi hijo, por cierto, estaba pensando, te divorciaste de Nicole ante los hombres, pero ante los cielos aún siguen casados”.

Bruno sonrió.

Dante tenía razón.

Ante los cielos y la iglesia, Nicole y él aún eran marido y mujer.

“No había pensado en eso, pero es verdad, aún somos marido y mujer”

Le dijo mientras reía.

Estaba veliz.

Dante movía la cabeza mientras lo observaba.

Al otro día, al llegar a la empresa, Nicole ya se encontraba ahí.

Bruno estaba de muy buen humor, ella entró en su oficina mientras él tarareaba.

“Vaya, estás de muy buen humor”.

Le extrañaba que no estuviera furioso y le reclamara.

“Así es, lo estoy”, contestó sonriendo.

“Aquí están las llaves de tu auto”.

“Gracias”, le contestó, mientras extendía la mano para recibirlas.

Al tomar las llaves, apretó fuertemente la mano de Nicole.

“Seguimos casados, aún eres mi esposa”

Le dijo mientras la miraba.

“Eso no es verdad, tu abogado me ha hecho llegar los papeles del divorcio, soy una mujer libre”.

Bruno sacó el acta de matrimonio eclesiástico.

“¿Lo ves?, ante los cielos seguimos casados, aún eres mi esposa aunque no te guste”.

“Pediré la anulación de nuestro matrimonio enseguida, tengo testigos de lo que ha sucedido, si ellos hablan, me lo concederán enseguida”, contestó furiosa.

¿Por qué ese hombre siempre tenía que salirse con la suya?

“No te atrevas Nicole Williams”, dijo alzando la voz, mientras se levantaba del sillón.

“¿Ves como no has cambiado? Sigues siendo el mismo cavernícola”.

Se dio la vuelta, y salió furiosa de la oficina.

Alizza se encontraba en el pasillo, al verla se acercó a ella.

“Toma, deberías ponerla alrededor de tu cuello”.

“¿Y por qué crees que debería hacerlo?”

“Creo que deberías observar tu cuello frente al espejo”

Hizo gestos extraños mientras lo decía.

Nicole se apresuró a entrar en su oficina, frente al espejo en el baño, hizo lo que Alizza decía, observó grandes marcas rojas a lo largo de su cuello.

“Bruno Leone, esto me lo pagarás…”

Se sentía frustrada y molesta, por andar de prisa no había notado las marcas, estaba seguro que Bruno lo había hecho a posta.

Salió furiosa, sin tocar entró de nuevo en la oficina de Bruno.

“¿Qué te has creído para marcarme de esa manera?”

Su respiración era agitada.

“Oh lo siento, no me di cuenta en qué momento te las hice, ya sabes ante el calor de la pasión me dejo llevar y pues suceden esas cosas”

Fingió demencia.

“Eres un cínico, me marcaste como si fuera ganado”.

“¿Ganado? Jajaja, esa estuvo buena”.

“No es gracioso Bruno, ayer pase la tarde con Santi y hoy salí de prisa para dejarlo en el colegio, no me di cuenta, Alizza fue la que me dijo, que vergüenza, con razón cuchicheaban los compañeros en los pasillos, te has pasado tres pueblos Leone”.

“Puedes hacer lo mismo conmigo si así es que te sentirás mejor”

Le dijo bajando el cuello de la camisa para destapar su cuello.

“¿Estás seguro?”

Nicole sonrió con malicia.

No pensaba dejar pasar la oportunidad de vengarse.

“Absolutamente”.

Se acercó a él, pego su boca a su cuello y empezó a succionar mientras contaba.

“Uno, dos, tres, cuatro, listo cuatro chupetes, los mismos que me has hecho”.

Intentó alejarse, pero Bruno la detuvo.

Él respiraba agitadamente.

Pegó sus labios a los de ella.

La beso, al principio ella correspondió al beso, luego lo empujó para alejarse.

“No, aquí no, podrían vernos”, exclamó preocupada.

“¿Y? Todos saben que estamos casados y que tenemos un hijo”

“No es esta la imagen que quiero dar, tengo un hijo, creo que lo entiendes”.

Salió de ahí aún furiosa.

Bruno colocó la mano sobre su cuello, justo donde ella había succionado, suspiro y volvió a su lugar frente al escritorio.

“La próxima vez no huiras de mí Nicole Williams, te aseguro que no lo harás”.

Sonrió maliciosamente mientras lo decía.

Enseguida imaginó varios posibles escenarios donde la hacía pagar a su manera.

Su camisa había quedado un poco abierta, por lo que se podían observar perfectamente los chupetes que Nicole había hecho.

Alizza entró un poco después.

Aún no había tenido la oportunidad de disculparse.

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