Presa entre tus brazos -
Capítulo 76
Capítulo 76:
¿Acaso aquellos dos hombres no estaban interesados en Nicole?
Sonrió maliciosamente.
Con esa información entre sus manos quizá podría conseguir algo.
Era increíble lo que las personas eran capaz de ocultar.
Max se separó de Amadeus, respiraba agitadamente, al voltear pudo observar una figura alejándose, la reconoció por el vestido.
“Maldición! Alizza nos ha visto, pensará lo que no es”.
Se sintió desesperado.
Ya se imaginaba siendo el motivo de burla de todos.
“¡Demonios!”
Amadeus pensó que por dejarse llevar ahora estaba metido en un buen lío, él que era conocido por tener las mejores mujeres alrededor del mundo.
“No he sido yo, has sido tú”, exclamó Max desesperado.
No podía creer lo que estaba pasando.
“Lo sé, solo quería comprobar sí sientes lo mismo, ahora se que así es”.
“Esto no debe ser, olvidemos lo que ha ocurrido”.
“Hablaré con esa chica”
Trato de ignorar lo que Max había dicho.
Amadeus entró en el salón apurando el paso.
Logró ver que Alizza se dirigía hacia los baños.
Se dirigió hacia allá, cuando le dio alcance, la sujetó fuertemente por un brazo.
“Espera”.
“¿Qué pasa Señor Richter?”
Fingió no saber qué pasaba.
“Sé que nos has visto”
Le dijo con un tono de voz que helaría a cualquiera.
Había decidido ser directo, esa chica no lo iba a arruinar.
“No sé a qué se refiere, con permiso tengo que entrar al baño”
Amadeus se paró frente a la chica.
Luego acercó su rostro al de ella.
Era un hombre muy alto y Alizza era de baja estatura, por lo que lo veía hacia arriba, enseguida se sintió intimidada.
“Te daré una advertencia, solo lo diré una vez, olvida lo que has visto, si alguien se llega a enterar, sabré que fuiste tú, y donde te escondas te voy a encontrar y créeme, es mejor no tenerme como enemigo”
Le dijo intentando parecer lo más despiadado posible.
No tenía otra opción para hacerla callar.
“No se preocupe señor, yo no he visto nada, se lo aseguro”
Le contestó la chica con voz temblorosa, completamente atemorizada.
No diría nada.
No quería a otro loco tras de ella amenazándola.
Amadeus se dio la vuelta y se alejó, dejando a la chica en el pasillo.
Ella entró en el baño, se acercó al lavamanos, abrió el grifo, tomó agua entre sus manos y se mojó el rostro.
“Lo que me faltaba, primero un hombre me obliga a entrar en el Corporativo Leone para pasarle información y así evitar que arruine a mi padre y ahora otro me amenaza, vaya suerte la mía”
Aún temblaba por el miedo que le había ocasionado la actitud de Amadeus.
Después de unos minutos regresó a la mesa, Amadeus bailaba con Nicole, Max estaba sentado, movía las manos nerviosamente.
Se paró e invitó a bailar a Alizza, ella iba a negarse, pero recordó las palabras de Amadeus.
Se levantó y tomó la mano que le ofrecía Max.
La música era lenta, por lo que el chico pudo acercar su boca al oído de la chica sin que pareciera extraño.
“Lo que sucedió hace un rato, no es lo que parece”.
No sabía ni que decirle a la chica.
Se sentía completamente avergonzado.
Jamás pensó en pasar por una situación así.
“No te preocupes, el Señor Amadeus me lo ha dejado claro, no he visto nada”.
“Fue una confusión, un mal momento, yo amo a Nicole, es por ella que tengo sentimientos”.
“No me digas nada por favor, no quiero escucharlo, he tenido suficiente por el día de hoy, saber más me comprometería demasiado”.
Max se quedó callado.
No podía creer en el lío que se había metido por culpa del ruso.
Bruno ya estaba algo mareado, veía a Nicole coqueteando con el ruso y eso lo enfurecía.
“Estoy seguro que lo está haciendo a posta, sabe que estoy celoso y goza viéndome sufrir”
Se dijo así mismo, lo hizo en voz alta, afortunadamente en ese momento solo se encontraba él en la mesa.
Nicole y Amadeus regresaron a la mesa, el ruso se alejó.
Sólo quedaron ellos dos.
Ella se sintió incómoda estando sola con Bruno, por lo que se levantó y se dirigió a la terraza.
Bruno espero unos minutos, después se levantó para seguirla.
Nicole estaba de espaldas, se acercó y sin avisarle, la levantó y la colocó sobre su hombro.
Nicole gritó por la sorpresa al ser levantada, aún sin verlo supo que era él, su aroma era inconfundible.
“Bájame orangután”
Le dijo mientras lo golpeaba con sus puños en la espalda.
“No”, contestó secamente, mientras caminaba hacia su auto.
No permitiría que siguiera coqueteando descaradamente con ese hombre.
Abrió la puerta, después la subió mientras le colocaba el cinturón.
Ella intentó bajarse, pero él la empujó.
Le dio una advertencia antes de cerrar la puerta.
“No lo intentes Nicole, si te atreves a bajar, te aseguro que pagarás las consecuencias de desobedecerme, estoy hablando muy en serio”.
Después de advertirle, subió al auto, lo encendió y comenzó a avanzar.
Ella se quedó quieta.
Sabía de lo que podía ser capaz
Bruno cuando se enojaba.
Se empezó a preocupar cuando vio que tomaba la ruta para salir de la ciudad.
“¿A dónde me llevas? Tengo que regresar por Santi”
Ya estaba demasiado preocupada.
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