Presa entre tus brazos
Capítulo 64

Capítulo 64:

No podía evitarlo.

Dolía demasiado.

“En lo absoluto”, contestó tajante.

Nicole sacó los documentos de su bolso, los firmó y se los entregó, enseguida se dio la vuelta y se retiró a su oficina.

Sentía su corazón latir de prisa y no quería que él lo notará.

Bruno la observó alejarse, estaba completamente rojo.

Estaba intentaba contener las lágrimas que amenazaban con salir.

Quizá no era el mejor momento para aceptar el divorcio.

Le preocupaba el interés que Amadeus mostraba en Nicole.

De pronto una mano en su hombro lo sacó de sus pensamientos.

Era Alizza.

Al voltear vio que la chica le ofrecía un vaso con agua.

“¿Está usted bien? ¿Necesita algo?”

“Sí, que me dejes solo, cierra la puerta cuando salgas”

Le dijo en voz alta, casi gritando.

¿Qué demonios hacia enterándose de algo tan privado?

La chica salió de ahí rápidamente conteniendo las lágrimas.

Ella tan solo quería ser amable.

Bertha se dio cuenta de lo sucedido, había escuchado la voz de Bruno, se acercó a la chica para intentar que se sintiera mejor.

“No lo tomes tan a pecho, él señor suele ponerse así cuando tiene algún problema con la Señora Nicole, y suele ser muy seguido, así que cuando lo notes, evita acercarte a él en esos momentos, así evitarás tener problemas”.

“Así lo haré señora Bertha, gracias”.

“Anda ya olvida lo que sucedió y ponte a ordenar estos documentos”.

Nicole por su parte no sabía porque se sentía tan mal.

Divorciarse de Bruno es lo que había querido todos esos años, pero imaginarlo con otra mujer no le agradaba en lo absoluto.

Alizza entró en el baño asegurándose que no hubiera nadie más.

Luego tomó el teléfono e hizo una llamada.

La voz de un hombre se escuchó al otro lado.

“Aló”.

“Nicole ha firmado los papeles del divorcio”.

“Perfecto, sigue informándome todo lo que pase, debes vigilar los en todo momento mientras estén en la oficina”.

“Así lo haré”.

Más tarde Amadeus llamó a Nicole.

Estaba realmente interesado en ella.

Le parecía una chica realmente bella.

“Aló”.

“Aló Nicole, me gustaría que aceptaras salir conmigo esta noche”.

“Lo siento mucho Amadeus, será en otra ocasión, está noche se la dedicaré a mi hijo, últimamente lo he descuidado por el trabajo”.

“¿Te parece dejarlo para mañana?”

“Está bien, nos vemos mañana”.

“Envíame tu dirección, pasaré por ti a las ocho”

Pensaba que con una mujer así valía la pena ser insistente.

“De acuerdo, la enviaré más tarde, hasta luego”.

Suspiro resignada.

Amadeus le parecia agradable, pero sólo esperaba que su intención no fuera ir más allá de una simple amistad y de una relación por trabajo.

Por ahora no quería verse envuelta en líos amorosos, quería dedicarse tan solo a su hijo y su trabajo.

Alizza en ese momento llamó a la puerta.

Nicole le pidió que pasara.

“Señora, mi padre me ha dicho que seré su asistente, pero también me gustaría trabajar cerca del Señor Bruno, mi campo es la arquitectura, no solo el diseño”.

“Eso tendrías que hablarlo con él, yo no puedo decidir sobre su tiempo”.

“De acuerdo, más tarde lo haré, por cierto, los padres del Señor Bruno han invitado a mis padres a su casa de la playa este fin de semana, han dicho que presentarán a su hijo con todas sus amistades, muero de ganas por conocerlo”.

“Santi por lo general está aquí por las tardes, pero como estamos tan ocupados, se ha negado a venir estos días”, dijo sonriente.

Más tarde la chica fue a hablar con Bruno, había algo en ella que lo hacía desconfiar.

“¿Así que deseas trabajar a mi lado?”, pregunto con enfado.

“No totalmente, me gustaría dividir mi tiempo en la empresa entre arquitectura y diseño”.

“Eso estaría muy bien, solo que yo no tengo la paciencia suficiente como para enseñar a alguien, te enviaré con alguno de mis arquitectos, todos son muy buenos en su trabajo y sé que aprenderás mucho de ellos”.

Definitivamente no quería tener a su lado a esa chica.

“Gracias”

Fingió tranquilidad, pero salió de ahí totalmente furiosa.

“Ya verás pronto te tendré totalmente a mis pies”.

Bruno la escuchó murmurar, pero no entendió lo que decía.

Si que era rara.

Dante no había acudido a trabajar.

Imagino que aún estaba con Sophie, esperaba que su hermano reaccionara a tiempo, y que su hijo tuviera la familia que él hasta ahora no había podido darle al suyo.

Mientras tanto en otro lugar…

Esa noche Maximilian acudió de nuevo al bar donde se había encontrado al extraño hombre.

Se sorprendió entrando al lugar.

Cuando él creía que no quería hacerlo, ni él mismo entendía lo que le estaba sucediendo.

Se sentó en la misma mesa de la vez anterior.

El espectáculo comenzó, dos chicas interactuaban entre ellas en medio del escenario, sus movimientos eran lentos, atrayentes, casi hipnóticos.

Una de ellas se dirigió a él, era el único que se encontraba solo, por lo que llamó la atención de la chica.

Lo tomó por la mano, y sin darle tiempo a negarse, lo llevó hasta el escenario, y lo sentaron en una silla.

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