Presa entre tus brazos
Capítulo 48

Capítulo 48:

Ambos bebían mientras coqueteaban.

Bruno se levantó e intentó salir de aquel lugar mientras se tambaleaba.

“¿A dónde vas?”

Le preguntó Dante preocupado.

¿Para dónde iba?

“Me voy a casa”

Pronunciaba Bruno con dificultad.

No quería estar allí.

“Espera te llevaré”

Ambos subieron al auto de Dante, mientras él manejaba, Bruno cantaba.

Luego tomó el teléfono y le marcó a Nicole.

“Aló”.

“Nicole”.

“¿Pasa algo Bruno?”

“Sí, me pasa tú, solamente tú”.

Dante lo escuchaba.

Intentó quitarle el teléfono para que no arruinara más las cosas, pero él no se lo permitió.

“¿Sabes qué hora es?”, preguntó molesta.

“Me tengo que levantar muy temprano, para poder desayunar con mi hijo y arreglarlo antes de ir a la oficina, no es justo que hagas esto Bruno, tan solo déjame en paz”

Colgó el teléfono sumamente molesta.

“Me ha colgado, como siempre, me ha mandado al carajo”.

“Hermanito, solo te pones la soga más ajustada al cuello”.

Se quedó dormido, cuando llegaron a su mansión, Dante ahora tenía un gran problema, ¿Cómo iba a bajar a un hombre de ese peso y estatura él solo?

“Está seguro dentro del auto, está sentado así que si vomita no podrá ahogarse, el auto es cómodo, está dentro de la cochera, será mejor que aquí se quede”.

Después de buscar razones para aquietar su conciencia, Dante entró por las llaves del auto favorito de Bruno.

Era un Mercedes-Benz 300 SLR, modelo de 1955, que había adquirido en una subasta por 135 millones de euros.

“Sé que esto te dolerá más que otra cosa hermanito, así que te dejo mi auto y me llevare el tuyo”

Reía al pensar el rostro que Bruno pondría cuando se diera cuenta que se lo había llevado.

El mayordomo intentó detenerlo, pero no lo consiguió.

“Dígale a mi hermanito que cuando me entregue mi auto, le entregaré el suyo, lo quiero limpio y sin olor a alcohol”

Salió de ahí sonriendo.

Cuando Bruno se enterará pondría el grito en el cielo.

A la mañana siguiente, Bruno despertó completamente desubicado.

Le dolía el cuerpo por la posición en que estaba.

Después de un rato se dio cuenta de que estaba dentro del auto de Dante.

Salió de ahí sintiendo que la cabeza le iba a estallar.

Notó enseguida que su auto favorito no estaba, entró a la mansión llamando al mayordomo en voz alta.

“Niles, ¿Qué ha pasado con mi Mercedes? Sabes que ese auto es una pieza invaluable de mi colección”.

“Lo siento señor el joven Dante se lo ha llevado, no he podido evitarlo, ha dicho que cuando usted le entregue su auto completamente limpio y sin olor a alcohol, él le entregara el suyo”.

“Ahhhh Dante, ¡Dante!”, exclamó furioso.

Tenía que irse a la oficina, ya estaba retrasado, después ajustaría cuentas con su hermano, ordeno a Niles que lavara de inmediato el auto para entregarlo.

Subió a su habitación, se dio un baño rápido.

Luego se arregló y salió hacia la oficina en otro de sus autos.

Le ordenó a su mayordomo que le llevará el auto de Dante más tarde a la oficina.

Mientras tanto en otro lugar…

Dante platicaba amenamente con Nicole en el pasillo frente a la oficina de ella.

Se estaban riendo sobre la broma que había hecho Dante a su hermano, sabía que para ese momento debería de estar hecho un energúmeno.

“Dante a mi oficina”

Nicole y Dante se sobresalta ron al escucharlo, enseguida voltearon a ver al ogro que se acercaba a ellos.

“Buenos días también para ti Bruno”.

No contestó solo se le quedó viendo de mala manera cuando pasó junto a ella, sentía que su cabeza estaba por fragmentarse en mil pedazos.

“Hermanito, buenos días”

Lo saludo sonriente como siempre.

“No te hagas el gracioso Dante, a mi oficina ahora”.

“Como ordene jefe”, contestó Dante, haciendo un saludo militar que hizo reír a Nicole, mientras Bruno entraba en su oficina.

“Nos vemos cuñadita, voy a bajarle un poco los humos al ogro”

Le guiño un ojo, para después entrar en la oficina de su hermano.

A Nicole le agradaba mucho Dante, aunque le seguía preocupando que llegará a dañar a Sophie, ese día Sondra llegó a la empresa, deseaba ver a Bruno, pero los encargados de seguridad la detuvieron frente a la oficina.

Había logrado pasar hasta ahí, pero una empleada la reconoció y dio aviso.

En el tiempo que se había hecho pasar por la pareja de Bruno, se había ganado varios enemigos en la empresa, por su manera tan déspota de tratar a los empleados.

Alcanzó a ver a Nicole y empezó a insultarla.

Era demasiado el odio que tenía hacía su hermana.

“Vaya la mosquita muerta, ha regresado, quién lo diría, la dignidad se le ha escapado”, gritó mientras se resistía.

Los empleados de seguridad intentaban sacarla.

“Enseguida la sacaremos señora”.

“¿Señora? Jajaja, me enteré de que has tenido un desgraciado, ¿Es hijo de Bruno o de tu hermano? Sabes, me alegro tanto de que no somos hermanas”

La sacaron casi a rastras mientras reía escandalosamente.

Los empleados sólo la observaban.

Dentro de su oficina, Bruno le estaba llamando la atención a su hermano, quería de vuelta su auto inmediatamente, de pronto escuchó los gritos y risas de la desquiciada de Sondra, esa voz chillona era inconfundible.

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