Presa entre tus brazos
Capítulo 49

Capítulo 49:

“¿Qué demonios está pasando?”

Dante alzó los hombros en señal de que no tenía idea.

Salieron de la oficina, encontraron a Nicole con la cabeza agachada sobre su escritorio, los guardias ya se habían llevado a Sondra.

“¿Estás bien?”, preguntó preocupado Bruno.

“Lo estoy, no ha pasado nada”

Intentaba no tomar en serio las palabras de Sondra.

Dante se acercó a ella y colocó su brazo sobre su espalda intentando consolarla.

Bruno salió rápidamente de la oficina.

Luego tomó el ascensor y bajó.

Sondra estaba aún peleando con los de seguridad en la entrada.

“¿Qué pasa aquí?”, preguntó Bruno.

Aunque era más que obvio lo que pasaba, no podía creer el descaro de Sondra.

“Amor que bueno que bajas, estos tipos me han humillado de la peor manera, me han sacado a rastras”

Hizo puchero con la boca intentando que el sintiera lástima.

“¿Amor? Creo que estás mal de tus facultades mentales Sondra, no quiero volver a verte por aquí, está mujer tiene prohibida la entrada, si vuelve a entrar, considérense despedidos”, dijo a los guardias de seguridad que se apresuraron a sacar a la mujer.

“Menuda loca”, dijo Dante que había bajado.

“Es una loca, esa mujer es un peligro para Nicole, debería de estar en un psiquiátrico, volviendo al asunto de mi auto, ¿Dónde está?”

“Abajo en el estacionamiento, sano y salvo”, contestó, mientras le entregaba la llave.

Bruno las recibió, por un momento Dante sintió que quería matarlo con la mirada.

“Aquí están las llaves del tuyo, Niles también lo ha dejado en el estacionamiento, gracias por dejarme dormir en tu auto hermanito”

Le dijo mientras lo veía fijamente.

“De nada ya sabes cuando quieras jajaja, estabas demasiado tomado y pesas como una piedra, imagino que por eso Niles no intento bajarte cuando se dio cuenta”.

“Así que Niles se dio cuenta”

Tomó el teléfono y llamó a su mayordomo.

“Aló”.

“Niles, cuando llegue quiero que hayas lavado absolutamente todos los ventanales de la mansión, quiero que lo hagas tú solo, te estaré vigilando mediante las cámaras”.

“Sí señor…”, contestó mientras suspiraba.

Lo más seguro es que Dante ya le había contado que no hizo nada por ayudarlo a bajar del auto.

Bruno regresó a su oficina.

Nicole estaba concentrada trabajando en la computadora, la observo un momento, confirmó que estaba completamente jodido.

Amaba a esa mujer más que a nada, no tenía ni la más mínima idea de cómo haría para recuperar su amor.

Mientras tanto, Leandro llegaba al restaurante dónde se había quedado de ver con Shelsy, ya no sabía qué hacer para sacar a Nicole de su mente.

Tenía el mismo problema que Bruno cuando intentaba estar con alguna chica, por muy bella que fuera, no lograba tener relaciones íntimas con ella.

Entre las chicas se empezaba a correr la voz de que Leandro tenía un gran problema, algunas decían que era g%y otras que era impotente.

Por la mañana, había marcado a Nicole, pero ella no contestaba sus llamadas.

Pensó que quizá tenía mucho trabajo y no tenía su teléfono cerca, le llamaría por la tarde, ya que estuviera en su casa.

Entró al restaurante y vio a Shelsy.

Ella estaba sentada tomando una copa mientras lo esperaba, era una mujer muy bella, pero demasiado superficial e interesada.

Su padre había perdido toda su fortuna en los casinos de la ciudad, dónde acostumbraba estar todo el tiempo.

“Hola”.

“Hola, Leandro, que gusto que me hayas llamado”.

Él notó diferente su tono de voz.

“Pensé que intentarías conquistar a Bruno”.

“Él siempre será el amor de mi vida, pero sé que lo he perdido por no actuar como debía”

Su tono de voz era triste.

“No siempre se puede estar con quién se quiere, mírame a mí”.

“Eso es verdad, sinceramente siento mucho lo que ha pasado con Nicole, Sondra me ha puesto al tanto”.

“¿Aún sigues con tu amistad con esa mujer?”

Leandro no podía creerlo.

“Irónicamente es la única amiga que tengo, las demás me dieron la espalda en cuanto se enteraron que estamos en bancarrota”

“Vaya amigas”.

“Así es, vaya amigas”

Después de decirlo le tomo a su copa.

Estuvieron un buen rato hablando.

Estaban recordando viejos tiempos.

Leandro sintió que le hizo bien hablar un rato con ella.

A decir verdad, se conocían perfectamente bien, con ella podía hablar de cualquier cosa por fuerte o delicada que está fuera, al igual ella sentía que él era la persona en la que podía confiar plenamente.

Nicole, entró en la oficina de Bruno, para que autorizará algunos diseños que tenían que empezar inmediatamente, porque ya estaban atrasados.

Ella no tenía que ver en eso, pues cuando regresó a la empresa ya estaban atrasados, estaba haciendo lo posible por trabajar rápido para cumplir con el contrato.

“Me ha gustado este diseño”, dijo Bruno refiriéndose a uno de los diseños de Nicole.

Era un jardín de una casa de retiro, se notaba que al diseñarlo había tomado todas las consideraciones necesarias para que las personas de la tercera edad pudieran caminar entre la naturaleza sin que representará un riesgo para ellos.

“Al cliente le ha fascinado, me ha dicho que el diseño anterior lo había rechazado por no considerar las instalaciones adecuadas para este tipo de lugares”.

“Así es, por eso estaba vacante ese puesto, el diseñador anterior ya no estaba cumpliendo las expectativas de nuestros clientes, hacía todo de prisa para terminar rápido y así poder tener más tiempo libre”.

“Debió ser difícil para él, ser despedido, después de tantos años en la empresa”.

“Imagino que debió serlo, pero ya no ponía empeño en su trabajo, se habló con él y se le dieron varias oportunidades y no hizo nada para mejorarlo”.

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