Presa entre tus brazos
Capítulo 46

Capítulo 46:

“Hijo, que bien que has venido”.

“Hola Nanny, Nicole me dijo que podía pasar por Santi para llevarlo al cine”.

“Pasa hijo, Nicole no tarda en bajar”.

Santi al ver a Leandro, corrió a abrazarlo.

Bruno se dio cuenta de el rostro de ilusión que puso su hijo cuando vio quién era el recién llegado.

“Mira papá es mi Tío Leandro, ha venido a verme”.

“Ya lo he visto hijo”

La situación para Bruno era por demás incómoda.

Leandro se sentó junto a Santi y comenzaron a jugar con el videojuego.

Bruno se sintió excluido, pero comprendía que Leandro fue la imagen paterna que conoció su hijo por varios años.

Nicole bajó un momento después, vio a Bruno muy serio y a Santi feliz en compañía de Leandro.

“Hola”, dijo mientras sonreía él se levantó y la saludó con un beso en la mejilla.

“Hola”, contesto también sonriendo.

Bruno los observaba y para él, aquello era de lo más extraño.

“Mamá, Tío Leandro me llevará al cine, quiero que tú y papá nos acompañen”.

Los tres adultos se voltearon a ver.

No sabían que contestar.

El pequeño volvió a insistir en su pedido.

“Hijo, ve con Tío Leandro, papá y yo te esperaremos en casa, ¿Te parece?”

“No, quiero ir con todos ustedes”.

Enseguida cruzó sus pequeños brazos sobre su pecho.

No les quedó más que aceptar.

Sara observaba en silencio.

Tenía curiosidad por saber qué es lo que pasaría, aquello sería como una bomba de tiempo, que en cualquier momento podría estallar.

“Nanny, vendrás con nosotros”, dijo Nicole.

Quizá así se sentiría menos incómoda.

“Lo siento, quedé de salir a tomar el té con algunas amigas”.

Nicole sabía que Sara estaba mintiendo.

Su única amiga era la dueña de la florería, pero desde que había ido a Australia, había perdido contacto con ella.

Poco después salieron rumbo al cine.

La primera discusión fue que los dos hombres querían ir en su auto.

Nicole exasperada les pidió que subieran al suyo.

Ella manejaría.

Ahora la discusión fue porque tanto uno como el otro querían subir al lado de ella.

Santi le pidió a Leandro que subiera a su lado, Nicole agradeció por eso.

Bruno sonrió satisfecho.

Después se entristeció porque pensó que su hijo prefería la compañía de Leandro.

Parecía que había en el auto tres niños pequeños en lugar de uno.

Apenas habían salido de la casa y Nicole ya se estaba desesperando.

Ese día necesitaría de mucha paciencia para aguantarlos.

Leandro no soportaba a Bruno, no porque estuviera celoso de él, eso ya lo había entendido, no lo soportaba porque era la persona que más había hecho sufrir a Nicole.

Compraron algunos dulces y palomitas, Santi todo el tiempo estuvo en brazos de su tío, ambos hombres se sentaron al lado de Nicole, dejando al pequeño en una orilla.

Vieron una película infantil.

La situación era por demás incómoda para los adultos, pero por el gran amor que sentían por el niño, pusieron todo de su parte para soportar.

Bruno estiró su brazo, pasándolo por los hombros de Nicole, Leandro se dio cuenta e hizo lo mismo, tan solo para molestarlo.

Ella se levantó y salió del lugar con el pretexto de ir al baño, necesitaba respirar, ahí dentro sentía que se estaba ahogando.

No faltaba mucho tiempo para que la película terminara, por lo que decidió quedarse a esperarlos en el pasillo de salida.

Regresaron a casa, en completo silencio.

El niño se quedó dormido en cuanto subió al auto, aún no anochecía, a Nicole le hubiera gustado llevar a su hijo a algún parque, pero con esos dos en ese plan, prefirió regresar.

Al llegar, Leandro subió a Santi a su recámara, después bajó y se sentó junto a Nicole, Bruno tomó el control del video juego y comenzó a jugar.

Leandro tomó el otro control e hizo lo mismo.

Ella veía a uno y al otro.

Ya sabía de qué iba todo aquello, así que subió a su recámara y los dejó solos para que siguieran en su batalla de egos.

Nicole bajó más tarde, Sara había dado de cenar a Bruno y a Leandro, en realidad ella bajó porque pensó que ya se habían marchado.

“Que bien que bajas, te estaba esperando para despedirme, estaré un tiempo en la ciudad, espero que podamos salir de nuevo antes de que regrese a Italia”.

“Claro que sí Leandro, por cierto, muchas gracias por las rosas”.

Leandro solo sonrió.

Luego se despidió de ella con un beso en la mejilla y salió.

Bruno observaba la escena atentamente, se encontraba sentado sobre un sillón en la sala, cuando Leandro salió, él se acercó a Nicole.

“Imagino que es difícil para ustedes vivir algunos años como pareja y de pronto tener que acostumbrarse a verse como hermanos”

Lo dijo utilizando un tono que a Nicole le pareció sarcástico.

“Eso es algo que a ti no te debe importar, pero como quiera para satisfacer tu gran curiosidad te lo diré, entre Leandro y yo no paso nada de lo que nos tengamos que arrepentir, no voy a negar que empezaba a enamorarme de él, que ya me imaginaba toda una vida a su lado, me hacía feliz, mi hijo era feliz, es un hombre amoroso y detallista, lo que tú nunca fuiste, por eso no dudé cuando me pidió que después de divorciarme de ti, fuera su esposa”.

“Todo un príncipe azul, ¿No es así?”

Le dolió profundamente que lo comparará con Leandro.

“Aunque no lo creas, loes, la mujer que llegue a ser su esposa, será realmente afortunada”

Bruno pudo ver una infinita tristeza en su mirada.

“¡Jajaja! No pensaba decírtelo, pero te lo diré, en alguna ocasión escuche una conversación entre Sondra y Shelsy”.

Estaba tan dolido que en ese momento tan solo deseaba hacerle daño.

“¿Y eso a mí qué?, preguntó molesta”.

“No entendía porque sacaba a colación a su hermana y a esa mujer. Solo escucha lo que te diré sin interrumpir, sé que te interesara saber”.

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