Presa entre tus brazos -
Capítulo 43
Capítulo 43:
Después de revisarlo, el médico se retiró hacia su escritorio para hacer la receta.
Nicole fue con él, Bruno se quedó junto al pequeño, quien aún se encontraba sentado sobre la camilla.
“El médico no me agrada papá, no me gusta como ve y le sonríe a mamá”, dijo en voz muy baja.
“A mí tampoco me agrada, pero no se lo digas a tu madre”, contesto casi en un susurro.
“¡Qué bien! Ahora tendremos un secreto entre nosotros papá”.
“¿De qué secreto hablan?”, preguntó curiosa Nicole.
“Es algo entre papá y yo, ¿Verdad papá?”
“Es algo sin importancia”
Esperaba que Santi no dijera de qué se trataba, no quería que Nicole pensara que alentaba el comportamiento de su hijo hacia el médico.
“No debes tener secretos para mamá, siempre te lo he dicho”.
“Aquí está anotado el medicamento que necesitará Santi, también anote algunas indicaciones, se trata de una inflamación en su garganta”
Les dijo el médico, sonriendo parado frente a Nicole.
“Muchas gracias doctor”
Agradeció con una sonrisa.
“Hasta luego Santi, aquí están los caramelos que te prometí”.
“Gracias”
Estiró su pequeña manita para recibirlos, aunque el doctor no le agradaba los caramelos.
El médico se despidió de Nicole con un apretón de manos.
Detuvo su mano un poco más de lo debido, Bruno sintió el impulso de golpearlo, pero se contuvo.
“Será mejor que nos demos prisa para pasar a comprar los medicamentos”.
Al escucharlo el médico retiro su mano al instante.
En el auto, tanto Santi como Bruno iban muy serios.
“Tenemos que buscar un buen pediatra para nuestro hijo, ese médico es muy joven y no me da confianza”.
“Me han dado muy buenas referencias sobre él, es un buen pediatra”.
“Acabo de adquirir la mayor parte de las acciones de una clínica pediátrica, desde ahora mi hijo se atenderá en ella”.
“¿Cuándo lo hiciste?”, preguntó asombrada.
“Por la mañana, hace unos minutos me avisaron que se ha llevado a cabo”.
“No era necesario Bruno, no puedes hacer eso cada vez que nuestro hijo necesite algo”
Se sentía molesta, consideraba que era innecesario.
“Claro que puedo y lo haré, mi hijo tendrá la mejor atención siempre que lo necesite”.
“Desearía pasar a la oficina por mi auto”.
Era inútil discutir con él.
Por lo visto haría las cosas a su manera.
“Está bien, te llevaré”.
“Yo quiero que papá me llevé a casa”.
Nicole no contestó.
Presentía que ese par le daría muchos dolores de cabeza en el futuro.
Después de recoger su auto se dirigió hacia su casa, ya se encontraba Bruno con el niño ahí.
“Mamá ven a cenar con nosotros, papá ha preparado la cena”.
“Ahora no hijo, gracias, te quedarás con Nanny, saldré un momento con Tío Max y Tía Sophie, ayer les cancele y les dije que hoy los acompañaría”.
“Está bien mami ¿Papá te quedarás aquí?”
“Si tu madre lo permite, lo haré”, contesto un poco molesto por el hecho de que Nicole saldría con Max.
“Por mí no hay problema”
Por lo visto Bruno pasaría en su casa más tiempo del que debería.
Nicole bajó más tarde, Bruno se la comía con la mirada.
Se veía hermosa con ese vestido corto, era en color rojo, ajustado a la cintura, la falda era semicircular, sin mangas y de cuello alto, traía el cabello completamente suelto, unos stilettos en color dorado, le daban un toque sensual a su atuendo.
“¿A dónde irán?”, preguntó Bruno, curioso.
“Max se ha asociado con algunos amigos para abrir un nuevo club, nos llevará a conocerlo, hoy es la inauguración”.
“Ahhhh que bien”.
Se acercó para darle el medicamento a Santi.
El niño se lo tomó sin rechistar.
Le dio un suave beso en la frente y salió.
Afuera ya la esperaban Max y Sophie.
“Hola pequeña libélula, te ves hermosa, que bien que hoy si saldrás con nosotros, como en los viejos tiempos”, exclamó Max.
Nicole ya no se sentía tan bien de que la llamará así, no lo decía pues temía herir sus sentimientos.
“Hola chicos, así es como en los viejos tiempos”.
Llegaron al club, en la entrada había demasiadas personas formadas para poder entrar.
“Vaya son demasiadas personas intentando entrar”, dijo Sophie al ver a aquella gran cantidad de personas formadas.
“Así es, por lo visto nos irá muy bien está noche”.
Los guardias que estaban en la puerta, al ver a Max, se hicieron a un lado enseguida para dejarlos entrar.
Subieron enseguida a la zona VIP, donde tenían reservada una mesa para ellos.
Dante había reservado una mesa justo al lado, pues iría con algunos amigos.
Las chicas en cuanto llegaron, ordenaron algunos tragos.
El ritmo de la música cambió después de un rato.
Nicole tenía tiempo que no salía a bailar, jalo a Sophie y bajaron hacia la pista.
Empezaron a mover las caderas, el ritmo era bastante pegajoso y a la vez sensual, Max las observaba desde arriba.
Se notaba que en verdad se estaban divirtiendo.
Max pensó en bajar para unirse a ellas, pero vio que en ese momento llegaban Dante y Bruno, acompañados de algunos chicos más.
Subieron para ocupar la mesa reservada, al voltear hacia la pista notaron a las chicas que aún bailaban.
Los dos hermanos bajaron.
Dante abrazó a Sophie y le dio un apasionado beso.
Bruno en cambio se colocó detrás de Nicole, la abrazo por la cintura y comenzó a moverse cadenciosamente.
Ella supo de inmediato que era él, su aroma era inconfundible.
Ella se dejó llevar por el momento, se sentía muy bien estar entre sus brazos.
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