Presa entre tus brazos -
Capítulo 39
Capítulo 39:
Bruno y Nicole regresaron a la empresa.
Al llegar se dirigieron al área acondicionada como guardería.
Santi jugaba con otros niños mientras Sara lo vigilaba.
Los otros niños eran hijos de trabajadores de la empresa, cuando no tuvieran quien los cuidara podían dejarlos ahí.
Bruno observó un rato a su hijo, no se acercó para no molestarlo, tenía que ir despacio hasta ganarse su confianza.
Después se retiró en silencio.
Nicole se quedó un momento con el niño.
Cuando subió a su oficina, Bertha le aviso que Bruno quería que fuera a verlo, pensó que tenía que contratar una secretaria.
No estaba bien que Bertha cargará con tanto trabajo, no podía estar corriendo entre su oficina y la de Bruno.
Entró en la oficina después de tocar, él estaba parado, recargado sobre su escritorio, su mirada estaba fija sobre unos documentos que sostenía entre sus manos.
Ella pensó que se veía muy se%y con la ropa que llevaba.
En realidad lo veía se%y con lo que se pusiera, estaba tan distraída comiéndose a Bruno con la mirada que no apoyó bien el pie en el suelo y sin poderlo evitar, salió disparada hacia adelante.
Él intentó sostenerla, pero no lo logró, cayó de rodillas frente a él, su rostro quedó justo enfrente de su pantalón, donde salva sea la parte, enseguida noto que algo se endureció debajo de la tela, Dante entró justo en ese momento, dio una tonta disculpa antes de salir corriendo,
“Lo siento, no fue mi intención interrumpir”
Dio la vuelta y salió disparado.
Pensaba que había interrumpido un momento privado.
En ese momento Bruno empezó a reír a carcajadas, mientras Dante se alejaba de prisa y Nicole con los brazos cruzados lo miraba muy seriamente mientras continuaba de rodillas sobre el suelo.
Nicole se sentía sumamente molesta por la actitud infantil de Bruno.
Aquello no le parecía para nada gracioso.
Se levantó de donde estaba y se dirigió a él de manera cortante.
“No veo la gracia por ningún lado”.
Bruno parecía un niño riendo de esa manera.
“Lo siento mucho, para mí fue muy gracioso ver tu rostro y la de Dante, eran dignas de fotografía jajaja, la verdad fue algo épico”.
“¿Para qué me llamaste?”, dijo muy seria.
Él intentó recomponerse.
“Mañana habrá una junta, te presentaré ante los directivos, así que prepárate porqué hablarás al frente y lo más seguro es que te bombardearan con preguntas para estar seguros de que estás capacitada para ocupar el puesto, yo sé perfectamente que lo estás, pero debes demostrárselo a ellos”.
“Está bien, soy muy buena hablando, así que no considero que será un problema”
“Perfecto, entonces nos vemos mañana, bajaré un rato con mi hijo, antes de que se vayan”
Deseaba con el alma poder ganarse el amor de Santi.
Nicole aún no se acostumbraba a que Bruno se refiriera a Santi como su hijo.
Hasta hace poco era solo de ella, y de cierta manera le molestaba compartirlo con él, sabía que tenía que hacerse a la idea aunque no le gustara.
Se fue a su oficina y se puso a ordenar algunos papeles que necesitaría para hacer la presentación ante los directivos, después de un rato se dirigió hacía la guardería, al llegar se recargo sobre la puerta.
Lo hizo en silencio, quería observar que tal le iba a Bruno en su faceta como padre, noto que Santi ya confiaba en él, porque dejaba que le hiciera cosquillas, no le gustaba que lo tocaran, pero al parecer con su padre se sentía seguro, al observar aquella escena, el remordimiento invadió su mente, quizá hizo mal en mantenerlos alejados a pesar de lo que hizo, ahora que lo veía de esa manera, tal vez no tenía de piedra el corazón.
Bruno sentía que su pecho en cualquier instante podría estallar de la emoción que le provocaba ver que su hijo empezaba a confiar en él.
Pensó que le gustaría poder regresar el tiempo y actuar de manera diferente.
Nicole se acercó a él, se quedó parada buscando algo dentro de su bolso afanosamente, al encontrarlo lo tomó y se lo ofreció a Bruno.
“¿Qué es eso?”, preguntó extrañado.
“Tómalo, son fotos y videos de Santi, desde su nacimiento, todos sus momentos especiales están ahí guardados”
Se quedó callada por un momento.
“¿Sucede algo?”
“No sé si algunos de los videos y fotografías te van a agradar”, dijo mientras movía nerviosa un pie, pensó en quitarlas, pero perdería momentos importantes.
Bruno, enseguida se imaginó a qué se refería Nicole.
Leandro había estado en todos esos momentos, hizo un esfuerzo para que ella no notará que se había molestado.
Trató de hablar en un tono calmado.
“No te preocupes, gracias por compartir esos recuerdos conmigo”, dijo intentando ocultar su tristeza.
El imaginar a su hijo y a Nicole, felices al lado de Leandro, eso le provocaba un nudo en la garganta.
“Santi, es hora de irnos, mañana tienes cole y si te duermes tarde no te querrás levantar”.
“Prometí a Santi que le contaría un cuento para dormir, ¿Te molestaría si voy un rato a tu casa, para estar con él?”
“Anda mamá, quiero que papá me cuente un cuento cómo lo hacía tío Leandro”.
Observar la carita ilusionada de su hijo, derribó todas las defensas de Nicole.
El pequeño hacía pucheros, a sabiendas de que su madre de esa manera no se iba a negar.
“Está bien, que tu padre te lleve a casa, Nanny está allá, yo llegaré un poco más tarde”.
“¿No irás con nosotros?”, preguntó Bruno completamente desilusionado.
“No, quedé con Sophie y Max para ir un rato a un bar”.
“¡Bar!”, exclamó en voz muy alta sin poderlo evitar.
“Así es Bruno, iremos a un bar, subiré a mi oficina para cambiarme, en un momento bajo para despedirme de Santi”.
El cerebro de Bruno en ese momento estaba trabajando a mil.
Intentaba idear algo que hiciera que Nicole se quedará y no saliera con Max.
A ese chico se le notaba desde lejos que estaba enamorado de Nicole, la manera en que solía mirarla, no era de amigos nada más Santi se tocó la frente.
Bruno lo notó e hizo lo mismo.
“Estás algo caliente, ¿Te sientes mal? Creo que tienes temperatura”.
Santi alzó sus hombros, para indicar que no sabía, su pequeño rostro se estaba poniendo rojo.
Cuando Nicole bajó, Bruno la recorrió con la mirada.
Se veía hermosa, pero demasiado llamativa para su gusto.
El pequeño vestido ajustado que llevaba, aunque no mostraba nada indebido, si delineaba muy bien sus bien formadas curvas.
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