Presa entre tus brazos -
Capítulo 34
Capítulo 34:
“Me voy, en un rato me reuniré con tu madre para ir a casa de Nicole, te comunicaré su respuesta de inmediato”.
Cuando René se retiró, Bruno se quedó pensando.
Su padre nunca le había levantado la mano ni cuando era niño.
Ese golpe le había dolido más de lo que le demostró a su padre.
Sabía que era más que merecido.
Creyó en las palabras de Sondra, ahora sabía que era capaz de cualquier cosa con tal de dañar a Nicole.
El día que la vio entrar de la mano de Leandro, sintió tanta rabia que no pensó en lo que decía, necesitaba saber la verdad de lo que pasó aquella noche.
Necesitaba reconquistar su corazón, a pesar de todo lo que le hizo, pudo ver amor en su mirada, amor y tristeza, eso le hacía tener esperanza de que podría recuperarla.
Sabía que sería muy difícil que lo perdonará, pero estaba dispuesto a hacer todo lo que estuviera a su alcance para que volviera a él, esperaría con ansias la llamada de su padre, deseaba conocer a su hijo, por su mente pasaban miles de imágenes de su posible apariencia.
…
Por la tarde, René y Mara llegaron a casa de Gío.
Los recibió Nicole, ellos notaron que verlos no fue de su completo agrado, tal vez pensaba que ellos sabían cómo la trataba Bruno y lo permitieron.
“Hola Nicole ¿Cómo has estado?”
“Buenas tardes” contesto con actitud muy seria.
“Tus padres hablaron con nosotros, estamos muy apenados por todo lo sucedido, desconocíamos completamente todo lo que estaba pasando”
René y Mara realmente estaban apenados.
“No se preocupe señor, sé que al igual que mis padres, desconocían mi situación”.
“He hablado con Bruno, mi hijo suele ser cabeza dura en ocasiones, quiere que regreses a la empresa, ya no como ayudante de su secretaria, sino como diseñadora de paisajes, si aceptas habilitará un área para guardería para que el niño esté ahí después del colegio”.
“No regresaré al lado de Bruno de ninguna manera”
Era el colmo que se atreviera a ponerle condiciones.
“No puedes negarle el derecho de estar con su hijo, está decidido a alejarlo de ti si no aceptas, nosotros no podríamos ayudarte, estaríamos entre la espada y la pared, tendríamos que apoyar a nuestro hijo, Bruno suele ser muy despiadado cuando se lo propone.”
“No tiene que decirlo, se perfectamente de lo que es capaz su hijo, y hasta dónde puede llegar con tal de ocasionar daño”
René y Mara se voltearon a ver, sabían que Nicole tenía razón en odiar a su hijo.
“Sé que mi hijo te ha hecho un gran daño, pero como madre sé que el niño necesita a su padre, traten de llegar a un acuerdo por el bien de él y de ustedes mismos”.
“Señora Mara, como madre la entiendo, pero como mujer no, su hijo me ha humillado de todas las formas y maneras posibles, llevó a mi hermana a la casa a vivir con él, mientras yo tenía que cocinar y limpiar, entre otras cosas, a ella la presentó como la señora de la casa y puso a su disposición varias personas del servicio, mismas que se divertían humillándome también”.
“Lo siento tanto hija, pero por favor no nos niegues el derecho de estar con nuestro nieto”
Pidió Mara, mientras las lágrimas resbalaban por sus mejillas.
“Esperen un momento de favor”
Se alejó dejándolos desconcertados.
Nicole subió a la habitación de Santi.
El pequeño la recibió como siempre, con una gran sonrisa que a ella le parecía la más hermosa del mundo.
Se sentía una mujer muy afortunada.
Los cielos se habían acordado de ella y había enviado un ángel a su vida.
Santi extendió sus pequeños brazos hacia ella.
Lo alzó y lo abrazo muy fuerte, sería difícil tener que compartirlo con su padre, desde que nació lo consideraba solo de ella, era su bebé.
Bajo con él en brazos, René y Mara se emocionaron al verlo, con lágrimas en los ojos se acercaron al pequeño, era su primer nieto.
“Él es Santi”.
“Hola ¿Quiénes son ustedes?”, preguntó curioso.
“Somos tus abuelos pequeño”, Contestó René visiblemente emocionado.
“Mamá ¿Ellos también son mis abuelos?”, preguntó mientras volteaba a ver a su madre.
“Así es hijo, tienes muchos abuelos”, contestó Nicole con dulzura.
“Qué bien mamita, me gusta tener muchos abuelos”.
Santi se ganó de inmediato el corazón de sus abuelos.
Recibió feliz todos los regalos que le habían llevado, mientras observaba, Nicole pensó que hablaría con ellos después.
No quería que lo fueran a convertir en un pequeño malcriado, jugaron con él toda la tarde, antes de despedirse, Mara se acercó a Nicole llevando una pequeña foto en su mano.
“Esta foto siempre la traigo conmigo, es Bruno de pequeño”.
Nicole tomó la foto y quedó impresionada.
“¡Pero si parecen!”
No podía creerlo.
Santi y su padre eran como dos gotas de agua.
“Así es, Santi es idéntico a su padre”, contestó visiblemente emocionada.
Bruno estaba de esa edad cuando ella se hizo cargo de él.
Al ver a Santi recordó tantas cosas.
Ya era de noche cuando los padres de Bruno se despidieron de Santi.
Estaban tan encantados con su nieto que no lo querían dejar.
Nicole les prometió que más adelante podría ir con ellos algún fin de semana.
“Gracias por dejamos estar con mi nieto, es un niño encantador”
“Siento haberlo ocultado todo este tiempo, tanto ustedes como mis padres se perdieron momentos hermosos de su crecimiento”.
“Esperamos poder recuperar el tiempo perdido, por favor Nicole, trata de llegar a un acuerdo con Bruno, no nos gustaría verlos en los tribunales peleando por su hijo, no sería sano para él”.
“Tengo que pensarlo muy bien, el domingo mis padres organizarán una reunión para que nuestras amistades más cercanas conozcan a Santi, espero puedan acompañamos”.
El domingo a mediodía hicieron la reunión.
Los cuatro padres de Nicole estaban presentes, para ella era raro, pero tendría que acostumbrarse.
Más tarde llegaron los padres de Bruno.
Dante llegó con ellos, la saludo tan alegre como siempre.
“Cuñadita, cuanto tiempo sin verte”
Se acercó a abrazarla mientras esbozaba una gran sonrisa.
“Hola, Dante que gusto que hayas venido”
Ella pensaba que estaría molesto con ella.
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