Presa entre tus brazos -
Capítulo 35
Capítulo 35:
“En verdad te admiro Nicole, tuviste valor para alejarte de mi hermano, se estaba comportando como todo un imbécil”.
“No hablemos de cosas del pasado ya no tiene caso”.
“Tienes razón, ¿Dónde está mi sobrino? Mis padres me dijeron que es idéntico a Bruno”.
“Espera, voy por él”.
Nicole regresó con el pequeño, que emocionado veía a todas aquellas personas, no estaba acostumbrado a convivir con tanta gente.
En Italia eran sólo él, Nicole, Sara y Leandro.
“Santi, él es tu Tío Dante”.
“Hola tío, he conocido mucha familia y eso me gusta.”, dijo con una gran sonrisa.
“Toma te traje un regalo”
Dante al verlo vio que era idéntico a Bruno.
“Mira mami, es un carro enorme”, exclamó visiblemente emocionado.
Al poco rato llegaron Sophie y Max.
Nicole pensaba que no querrían saber nada de ella, pensó en ponerse en contacto con ellos, pero tuvo miedo de que Bruno se enterara.
“Nicole Williams, ven acá mi hermosa amiga, tienes mucho que contarme mujer”
“Sophie, no sabes cuanto significa para mí verlos de nuevo”.
“Pequeña libélula, te extrañamos demasiado”
Max la saludo efusivamente.
Había esperado ansioso el momento de volver a verla.
“Chico siento tanto no haberlos contactado, tenía miedo de que Bruno me encontraría a través de ustedes”
Nicole se disculpó, estaba verdaderamente apenada de no haber podido contactarse con ellos durante todo ese tiempo.
“¿Como es eso de que me perdí el nacimiento de mi sobrino? ¿Dónde está? Lo quiero conocer, exclamó Sophie.
Realmente estaba emocionada por conocer al niño.
“Allá viene, él es Santi, mi pequeño amor”, dijo orgullosa de presentar a su hijo.
“Hola Santi, yo soy tu Tía Sophie y él es tu Tío Max.
Nicole se sentía feliz de ver que su hijo se estaba adaptando rápidamente a su familia, iba de unos brazos a otros, todos estaban encantados con él, comieron entre risas y bromas, por primera vez en mucho tiempo se sentía realmente libre.
Después de un rato, escuchó sonar el timbre.
Nicole se paró y se dirigió hacia la puerta para ver quien era.
Al abrir se sorprendió.
Ahí estaba Bruno parado frente a ella.
Tenía los brazos cruzados sobre su pecho.
Traía puesta una camisa color blanco, con las mangas arremangadas y unos jeans.
Ella lo recorrió con la mirada, se dio cuenta de que seguía despertando en ella las mismas emociones.
Aclaró su mente para poder hablar.
“¿Qué haces aquí?”
“Vine a conocer a mi hijo”
“No creo que sea el momento, necesito hablar con Santi para explicarle las cosas”.
“¡Santi! Escogiste un hermoso nombre para nuestro hijo, hablaremos con él de una vez, no estoy dispuesto a esperar ni un solo día más ¿Lo haces conmigo o lo hago yo solo?”
Estaba decidido.
Quería conocer a su hijo de una vez por todas.
Ya había esperado demasiado.
“Está bien, espera en la sala, iré por él”.
Nicole fue por su hijo.
Sabía que se sentiría confundido, nunca le habló de Bruno, en el fondo sabía que había hecho mal, Santi merecía conocer a su padre.
“Santi, ven conmigo, quiero que conozcas a alguien”
Lo tomo entre sus brazos para dirigirse hacia la sala.
“¿Es otro tío mami?”, preguntó curioso.
“No hijo, es alguien muy especial, ahora lo sabrás”.
Nicole suspiro.
El día que tanto temía había llegado.
Bruno se quedó sin habla cuando vio que Nicole regresó con su hijo.
Era un niño hermoso.
El niño lo miraba extrañado con sus grandes ojos azules.
Enseguida rodeo el cuello de su madre con sus pequeños brazos.
“¿Este señor quién es mamá?”
No le gustó la manera en que Bruno lo miraba.
“Santi, él es tu papá”.
“¿Mi papá? Mi papá es el Tío Leandro”
Leandro era la imagen paterna que había tenido, aunque no se le permitiera llamarlo de esa manera.
“No hijo, te he explicado que Leandro es tan solo tu tío, no tu papá”.
Nicole sentía que un fuerte calor recorría su rostro.
“Este señor no me gusta, quiero a Tío Leandro”
Hizo pucheros con su pequeña carta, estaba a punto de llorar.
Bruno sintió como que sí le hubieran aventado un cubo de agua helada encima cuando escuchó a su hijo decir aquello.
Se acercó a él, intentó abrazarlo, pero el niño le dio la espalda y enterró su rostro en el cuello de Nicole.
Ella no sabía que hacer.
Para su hijo Bruno era un completo desconocido.
“Hola Santi, yo soy tu papá”
Bruno no sabía que decir.
Nunca se había sentido tan nervioso en su vida.
Sus manos temblaban.
El enojo que sentía creció.
La culpable de que su hijo lo rechazará era Nicole.
“Dale un poco de tiempo, esto es nuevo para él, sólo éramos nosotros y de repente tiene mucha familia y un padre”.
Bruno hizo un gesto de desagrado al recordar que eran ellos y Leandro, se acercó de nuevo a su hijo e intentó de nuevo abrazarlo, pero el pequeño comenzó a llorar.
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