Presa entre tus brazos
Capítulo 18

Capítulo 18:

“A ti, te necesito a ti”, contestó sin poder evitarlo, no pensaba resistirse más a sus deseos.

“No estoy para tus jueguitos, ya me has hecho mucho daño y lo que menos quiero es estar junto a ti, así que si no necesitas algo relacionado con el trabajo me retiro, se dio la vuelta para dirigirse hacia la puerta”.

Bruno se paró rápidamente y se colocó frente a ella.

La empujó sobre el escritorio, comenzó a besarla apasionadamente, ella mordió su labio lo que lo hizo enojar, la beso con desesperación, Nicole reaccionó asestando un fuerte golpe en su entrepierna.

“Auch eso dolió, definitivamente eres un demonio una tregua entre los dos Nicole reaccionó furiosamente al atrevimiento de Bruno, ya estaba cansada de sus juegos y de que se sintiera su dueño, ella estaba pagando por algo que no fue su culpa y no estaba dispuesta a seguir tolerando más”.

“Eres un imbécil, un patán, no te me vuelvas a acercar nunca, si me dieras el divorcio y no volviera a verte jamás, sería la mujer más feliz de esta tierra”.

“Vaya, tienes agallas gatita, no se te ocurra volver a hacer lo que hiciste o voy a olvidar que soy un caballero, te informo que el próximo sábado asistiremos a la gala benéfica que ofrecen tus padres, el chofer te llevará después de la oficina a elegir el vestido que usarás esa noche, ya hable con madam Sutie, te estará esperando, está noche espérame en tu habitación, no pongas llave o soy capaz de tirar la puerta”.

Nicole no podía creer el descaro y atrevimiento de ese hombre, fingió aceptar su orden para no continuar con esa discusión.

“No tengo ánimo de discutir, será como usted ordene, amo y señor”.

Salió furiosa de la oficina, Bertha se acercó a darle un té porque temblaba demasiado.

No se podía controlar, la secretaria no sabía de qué iba todo aquello, pero si el Señor Bruno se atrevía a lastimar a Nicole, ella hablaría con el Señor Leone para informarle lo que estaba sucediendo en el matrimonio de su hijo, no le importaría perder su puesto, pero la Señora Nicole no se merecía todo aquello.

Más tarde al salir de la oficina, el chofer la llevo a la boutique de Madame Sutie, era muy reconocida, la mejor de la ciudad, Madame Sutie tenía una amistad muy cercana con su madre, por lo que la conocía desde hacía tiempo, al verla, la saludo con efusividad.

“Nicole, hija, que gusto de verte, desde tu boda he esperado tu visita”.

“Sutie querida, no había podido visitarte, el sábado es la gala benéfica de la empresa de mis padres, quiero un vestido de acuerdo a la ocasión”.

“Estás en el lugar indicado hermosa, me ha llegado mi invitación, así que allá nos veremos”, dijo sonriendo.

Nicole también sonrió.

Madame le llevó varios vestidos, Nicole se midió cada uno de ellos, pero no fueron completamente de su agrado, por último le llevo un vestido negro, en corte sirena, con la espalda descubierta.

“Te ves maravillosa, te aseguro que es el vestido ideal para la ocasión, espera, te traeré un antifaz a juego”.

“Gracias Sutie, como siempre, tienes modelos únicos”

Agradeció mientras se veía en el espejo.

Salió de ahí satisfecha con su vestido, pero preocupada por como evitar estar con Bruno esa noche.

Bruno esperó a que Sondra se quedara dormida.

No quería que lo estuviera cuestionando, no tenía por qué darle explicaciones, pero era mejor ahorrarse el mal momento.

Se dirigió hacía la habitación de Nicole, solo llevaba puesta su bata de baño, sin nada abajo, así evitaría tener que desvestirse.

Al llegar se dio cuenta de que la puerta estaba sin seguro, tal como se lo había pedido, entró en la habitación, estaba oscura, tan solo un ligero reflejo entraba a través de las cortinas, se acercó a la cama, se quitó la bata de baño para después meterse bajo las mantas junto a ella, con sus manos empezó a recorrer su cuerpo.

Se dio cuenta de que había ganado peso, al día siguiente le diría que pasara más tiempo en el gimnasio.

Justo cuando iba a empezar a quitarle la bata, se encendió la luz.

Ella volteo y vio a Nicole parada junto a la puerta.

“¿Qué significa esto, Bruno?”, preguntó desconcertada.

Bruno se sorprendió.

De pronto escucho un grito a su lado, al voltear vio a Nanny acostada junto a él, estaba completamente exaltada.

“Bruno, hijo ¿Qué estás haciendo?”

Sara se asustó al verlo a su lado.

Se dio cuenta de que estaba desnudo.

“¡Demonios Nicole! ¿Qué broma de mal gusto es esta?”

Estaba furioso con ella y a su vez apenado con Sara.

El rostro le ardía por la vergüenza.

“¿Broma? Estás equivocado, yo tan solo baje por un vaso de agua a la cocina”.

“Esto lo pagarás, te lo aseguro”

Ese pequeño demonio se había pasado esta vez.

Se colocó su bata bajo las colchas, salió furioso de ahí.

Sabía que Nicole lo había hecho a propósito, ya encontraría la ocasión de regresarle la bromita.

Nicole había pedido a su nana que durmiera con ella, sabía que Bruno no entraría si se daba cuenta de que estaba con ella, más tarde sintió sed, bajó por un vaso de agua a la cocina, al regresar y encender la luz, vio a Bruno acostado junto a Nanny.

Estuvo a punto de soltarse a reír, pero por respeto a su nana se contuvo, el rostro de Bruno era de fotografía.

El sábado por la noche, Bruno desesperado esperaba a Nicole para ir al evento de caridad, ya se había tardado demasiado.

Estaba a punto de subir a buscarla cuando la observo bajando las escaleras, quedó impresionado, pensó que con ese vestido se veía jodidamente se%y, llevaba un antifaz veneciano, el cabello recogido, unos finos mechones con ondas enmarcaban su rostro, era totalmente un sueño el verla, Nicole se paró al inicio de las escaleras, se le quedó viendo a Bruno, él se acercó y la tomó del brazo.

Ambos caminaron hacia el auto.

Abrió la puerta para que subiera, después se subió a su lado, esa noche estaba decidido a pedirle una tregua.

“Te ves hermosa esta noche”

Expresó sinceramente.

“Gracias”, contestó extrañada.

“Sé que no nos llevamos bien, pero te pido que tan solo por esta noche, olvidemos nuestras diferencias”

A ella le sorprendió lo que Bruno dijo.

No creía que él fuera capaz de tratarla bien cuando menos por un momento.

“Me parece bien, los dos necesitamos un poco de tranquilidad”, contestó, desconfiaba de Bruno y aquello le pareció raro, pero necesitaba un poco de paz.

Al llegar a la fiesta, Bruno la ayudo a bajar del auto, después la tomó por la cintura, así caminaron por la alfombra, los reporteros les tomaron muchas fotos, parecían la pareja perfecta, al entrar se dirigieron a la mesa, donde ya se encontraban sus padres quienes los recibieron con su acostumbrado entusiasmo.

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