Presa entre tus brazos
Capítulo 153

Capítulo 153:

Su hijo la necesitaba, Mara estaba sentada sobre una mecedora, Santi sentado sobre sus piernas la abrazaba, al ver a Nicole entrar corrió hacia ella.

“¡Mami!”

“Hola mi amor”

“He visto por la ventana, ahí mucha gente en casa”

“Solo han pasado a saludar hijo”.

Mara salió en silencio cuando vio que Nicole abrazó a su hijo, las lágrimas brotaban de sus ojos, pero eran lágrimas de felicidad de poder tener a su pequeño de nuevo con ella.

“¿Porqué lloras mami? No debes llorar, anoche soñé con Tío Leandro, se despidió de mí, me hizo prometer que te cuidaría, así que no llores, desde ahora yo te cuidare como él lo hacía”

Nicole se quedó estupefacta.

Sabía que era real, Leandro los amaba tanto que se había despedido de ellos de esa manera para que no sufrieran.

Observó a su hijo, en ese tiempo lejos de ellos había crecido, estaba un poco más alto y ya hablaba muy bien, antes algunas palabras sele dificultaban, le dio un beso en la frente y se recostó junto a él.

Más tarde Bruno entró en la habitación, los encontró dormidos, se acostó junto a ellos, los abrazo y se quedó un rato así, se sentía muy bien estar con su familia y saber que ya nada les impediría que fueran felices.

Días más tarde, Nicole y Santi se encontraban en el jardín cuidando de las rosas, Rina había insistido en que Shelsy se quedara con ella, quería estar al pendiente de cuando naciera su nieto.

Nicole se agachó para mover un poco la tierra con una pequeña pala, de pronto se sintió mojada, Sara que les llevaba una bandeja con limonada se dio cuenta de lo que pasaba, corrió a llamar a Bruno y después regresó para llevar a Santi a su recámara.

“Vamos, la camioneta nos está esperando”, dijo Bruno tomando por el brazo a Nicole para ayudarla a caminar hacia la camioneta.

Nicole pudo ver que estaba pálido.

Después de todo era la primera vez que él pasaría por eso.

“Espera, aún hay tiempo tranquilo, debemos llevar el bolso que prepare para este día, está entrando al vestidor del lado derecho”.

Bruno subió corriendo a traerlo, Nicole lo observaba divertida, al hombre le temblaban las manos de los nervios.

Al llegar al hospital, enseguida llevaron una silla de ruedas para trasladarla a una habitación, el médico acudió a revisarla.

“Hay poca dilatación, pasarán algunas horas para que el bebé nazca”.

Nicole y Bruno no habían querido saber si era niño o niña, querían que fuera sorpresa, por todo lo ocurrido ni siquiera habían decorado la habitación, estaba tal y como la habían arreglado para su anterior bebé.

“¿Es seguro esperar ese tiempo doctor?”

Bruno casi se comía las uñas de los nervios.

“Totalmente Señor Leone, vendré a estar revisándola cada cuarenta minutos, la señora tiene que caminar para que sea menos tiempo de espera, estar en movimiento la ayudara a adelantar el parto”.

Él médico salió de ahí dejando a Bruno echo un mar de nervios, caminaba de un lado a otro sin parar, Nicole reía divertida.

“Siéntate por los cielos, quien tiene que caminar soy yo”

La habitación era amplia, tenía una sala para las visitas, sala que poco a poco se fue llenando de familia.

Todos emocionados esperando al nuevo integrante.

“Bruno hijo, bajemos a la cafetería para que tomes algo y te tranquilice, estás poniéndonos nerviosos a todos”.

“No, del lado de Nicole nadie me mueve”.

Todos se rieron.

Entendían que prácticamente era padre primerizo en cuanto al parto se refería, tenía lista una cámara para grabar el nacimiento de su hijo, de Santi Leandro es quien había grabado.

Nicole empezó a sentir que los dolores eran más intensos, Bruno cada vez estaba más pálido, no sabía si podría soportar ver el nacimiento, respiraba agitadamente mientas sudaba.

Él médico entró de nuevo para revisar a Nicole.

“Vaya, ha sido rápido, el bebé está listo para nacer, ya no se levante señora, pedirte que traigan una camilla para trasladarla a la sala de parto”.

Él médico salió de la habitación, Bruno tomó la mano de Nicole y la besó, no tenía idea de todo lo que tenía que pasar una mujer para poder dar a luz, después de esto el amor que sentía por Nicole seria diez veces más que antes, si es que fuera posible quererla más de lo que ya lo hacía.

Trasladaron a Nicole a la sala de parto, a Bruno le dieron ropa especial para que pudiera entrar con ella, después de desinfectarlas coloco dos cámaras para poder filmar el parto desde diferentes ángulos, él se colocó junto a Nicole y tomó su mano.

Nicole sudaba profusamente, el médico intentó colocarle la epidural, pero ella se negó rotundamente.

Bruno tomó un paño para secar su frente, lo hizo suavemente, intentaba mantenerse calmado para darle ánimo.

El dolor que sentía debido a las contracciones empezó a ser mucho más fuerte, apretó la mano de Bruno fuertemente.

“¡Carajo! Como duele, duele demasiado, ya lo había olvidado”.

“Mi amor, corazón, vas a arrancarme la mano”

Le dijo Bruno con suavidad intentando no alterar la, aun cuando sentía que sí seguía así en verdad le arrancaría la mano.

“Te arrancarme la mano y lo que tienes entre las piernas y ni así sentirás lo que yo estoy sintiendo”, dijo en un tono agresivo.

Bruno se puso pálido al imaginarse que hacía lo que le había dicho, instintivamente apretó las piernas.

Decidió aguantar que apretara su mano con fuerza sin quejarse, así no decidiría apretar otra parte, el doctor empezó a pedirle que pujara con fuerza.

Ella lo hacía mientras respiraba como le habían indicado en el profiláctico, Bruno sudaba, estaba terriblemente nervioso, sufría al saber lo que Nicole estaba sintiendo.

“Un poco más señora, un poco más, ya veo a su bebé, aquí viene, eso es”.

De pronto se escuchó un fuerte llanto.

El médico coloco al bebé sobre su pecho, Bruno estaba maravillado al ver aquello, era lo más tierno que había visto, en ese momento el bebé alzó su carita, tenía los ojos abiertos, eran de un azul intenso, era el bebé más hermoso que había visto.

“Lo ha hecho muy bien señora”.

Poco después el médico se acercó llevando unas tijeras quirúrgicas entre sus manos.

“¿Desea ser usted quién corte el cordón umbilical de su preciosa hija?”

“Claro que sí”

Le contestó con una amplia sonrisa.

Aceptó gustoso, una niña, tenían hermosa hija.

Las manos le temblaban al cortar el cordón, las lágrimas salían de sus ojos sin poder evitarlo, la emoción que sentía era muy grande.

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