Presa entre tus brazos
Capítulo 152

Capítulo 152:

entró y lo vio ahí acostado, se le quedó viendo, solo podía sentir desprecio por ese hombre, él era el que debía de haber muerto y no Leandro.

“¿Qué quieres aquí? ¿A qué has venido?”, preguntó furioso al verlo.

“Te aseguro que a verte no, pero considere necesario que te enteraras de que eres la peor basura que existe en este mundo, has asesinado a tu hijo, Leandro acaba de morir”.

Enseguida se dio la vuelta.

Sergio se quedó ahí con los ojos muy abiertos.

Aquellas palabras daban vueltas en su mente, una y otra vez escuchaba,

Leandro acaba de morir.

Empezó a gritar totalmente desquiciado.

Golpeaba la cabeza contra la cama una y otra vez, por todo el hospital podían escucharse sus gritos desgarradores.

Su mente no pudo tolerar escuchar aquello.

Había asesinado a su propio hijo, siempre había sido muy duro y frío con su hijo, lo crió tal y como a él lo habían criado sus padres.

No supo darse cuenta del tiempo que había perdido para estar al lado de su hijo, Leandro creció prácticamente sólo en una enorme casa fría y oscura, necesitado del amor de su madre, amor que su padre tan cruelmente le había quitado.

Cuando creció iba de un internado a otro, ahora que se daba cuenta ya era muy tarde, Leandro se había marchado para siempre.

Jamás podría darle ese abrazo que por años le había negado.

Nicole se encontraba en su recámara.

No podía creer lo que estaba sucediendo, había llevado con ella la foto que Leandro tenía en su casa en Milán, habían trasladado el cuerpo para sepultarlo en Nueva York, aún no se hacia a la idea de lo que había sucedido.

Shelsy y su madre habían viajado con ellos, Bruno lo permitió porque lo que le había hecho ya no dolía y para Nicole y Rina era importante porque el bebé que llevaba en su v!entre era de Leandro.

Nicole estaba parada frente a la ventana.

Tenía la mirada fija sobre la foto, Bruno entró en ese momento a la habitación y se acercó a ella, le dolía verla así, limpio sus lágrimas con su mano.

“Ya es hora amor, debemos ir a la iglesia y de ahí, al cementerio, me duele terriblemente lo que estás sufriendo, nunca pude llevarme bien con Leandro y te pido perdón por eso, sé que él era muy importante para ti y para nuestro hijo, por cierto, mi madre se quedara con Santi, el médico ha indicado que no puede recibir emociones fuertes, por ahora no debemos decirle lo que ha pasado con Leandro, sería injusto pedirle a Sara que se quedara con él”

“No sé si podré soportar ver ese féretro y saber que él está ahí dentro, cierro los ojos y puedo verlo sonriendo, al abrirlos sé que pronto estará en ese oscuro y frío hueco dentro de la tierra, que lo dejaremos solo en ese lugar, no, no puedo”

Nicole empezó a llorar.

Era un llanto desgarrador, sabía que la despedida definitiva se acercaba y no quería, no podía despedirse de él de esa manera.

“Tienes que intentar calmarte, sé que no es fácil, pero debes hacerlo, todas esas emociones las está recibiendo nuestro bebé, he hablado con él médico y todo esto podría afectarle”.

“¿Y crees que yo quiero sentirme así, que quiero causarle daño a mí hijo? No puedo evitarlo, Leandro fue una persona muy importante en mi vida, viví con él durante años, me trató como nadie me ha tratado, era una persona que nunca me alzó la voz, que siempre sonreía, que me cuidaba, igual lo hacía con mi hijo, durante todos esos años me envió un enorme ramo de rosas rojas todas las mañanas, siempre tenía una enorme sonrisa cuando me saludaba, entre nosotros nunca pasó nada de lo que tenga que avergonzarme”

Hizo una pausa.

“¿Sabes por qué? Porque él no lo quiso, porque no quería que me señalarán como su amante, quería que obtuviera el divorcio primero para poder casarnos, que resultáramos hermanos no fue nuestra culpa, yo no pude amarlo porque en mi corazón has sido y serás tú por siempre, pero lo quería y mucho, amó a mi hijo desde que llego a este mundo, él fue quien corto el cordón umbilical de Santi, lo cuidaba, le contaba cuentos cada noche, así que por favor no me pidas que me calme, quiero gritar, y hacerlo muy fuerte, a ver si así puedo aliviar este dolor que desgarra mi alma”

Bruno la escucho en silencio.

Él también sentía que el alma se le desgarraba al verla sufrir de esa manera, entre todo eso escucharla decir que en su corazón había sido y sería él por siempre, lo tranquilizó, por un momento creyó que lo que le estaba queriendo decir era que amaba a Leandro a pesar de ser hermanos y eso no lo hubiera soportado, la abrazó fuertemente.

“Anda vamos, la misa está por comenzar, despidámoslo como se merece”

Nicole colocó la fotografía sobre una mesita.

Ese sería su lugar por siempre, junto a su cama, así podría verla cada día al despertar.

Enseguida salieron de la habitación, al bajar los demás ya los esperaban en la sala, Sara se acercó a abrazar a Nicole, después de eso salieron para dirigirse hacia la iglesia.

El servicio fue muy emotivo, habían colocado una gran foto de Leandro, ella sonreía, era esa sonrisa que Nicole tanto amaba.

Al terminar el servicio salieron rumbo al cementerio, cuando estaban por bajar el féretro, Nicole no pudo evitarlo y se acercó a abrazar el féretro, en ese momento comenzó a llovizna, el cielo también estaba triste, se conmovía con su sufrimiento.

Shelsy lloraba en silencio, todo el tiempo tuvo las manos sobre su v!entre, ese pequeño le daba fuerzas para soportar, además sabía que el amor de Leandro por Nicole sería eterno y ella respetaba eso.

Bruno se acercó para alejar a Nicole del féretro, ella lo hizo sin resistirse, se quedó ahí parada, con la mirada fija, viendo como el cuerpo de Leandro era depositado en ese oscuro lugar, de pronto esa misma oscuridad la invadió, sintió que despertó en un lugar muy bonito.

Era un jardín lleno de hermosas flores, el aroma era exquisito, pudo ver que los colores de las plantas eran muy vivos, tuvo la sensación de que alguien la miraba, al voltear, ahí estaba él sonriendo, vestía completamente de blanco, corrió hacia él y lo abrazó, lo abrazo tan fuerte que él empezó a reír.

“¡Hey pequeña!”

“Estas aquí, estás aquí conmigo”

Se sentía tan bien abrazarlo, sentirlo, era tan real.

“Te han permitido venir a despedirte para que veas que estoy bien, así que seca esas lágrimas y se feliz, ya no hay nada que te lo impida, y ama a mi hijo, ama lo como si fuera yo mismo”.

Leandro depósito un tierno beso en su frente.

En ese momento Nicole despertó.

Estaba recostada sobre las piernas de Bruno en la parte trasera de la camioneta, Noah manejaba, Emma estaba en el asiento del copiloto.

Iban hacia el hospital, se asustaron cuando vieron que no despertaba.

Se limpio las lágrimas y se sentó, Bruno la veía extrañado porque volteó y le sonrió.

“Estoy bien, vayamos a casa, Leandro se ha despedido de mí, él está bien, está en un lugar hermoso”.

Bruno, Noah y Emma la escucharon, pero no dijeron nada, decidieron callar, quizá tanto sufrimiento la había hecho alucinar, pero Nicole sabía que había sido real, aún podía sentir la calidez de ese abrazo.

El olor de las flores se había quedado impregnado en su memoria.

Al llegar a la casa, saludo a las personas que estaban ahí para acompañarlos y darles el pésame, después se disculpó y subió a ver a Santi.

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