Presa entre tus brazos
Capítulo 148

Capítulo 148:

A la vuelta de la esquina vio una camioneta en color oscuro, al verla dos hombres bajaron, la subieron a la camioneta.

Nicole estaba aterrada, uno de los hombres sintió pena por ella, pues vio el estado avanzado de embarazo en que estaba.

Se veía tan frágil, era muy delgada y de baja estatura por lo que su v!entre parecía gigante para alguien con su complexión.

Los hombres no dijeron nada, tampoco quisieron amordazarla, ella lloraba en silencio, salieron de la ciudad, y se detuvieron en una casa abandonada,

Sergio había elegido bien, no había vecinos, así nadie escucharía nada.

Era el lugar perfecto para sus fechorías.

El hombre estaba parado en la puerta se empezó a reír sin para nada mas al verla, el colmo fue que al acercarse la abrazo efusivamente.

“No sabes el gusto que me da verte aquí, disfrutaré mucho enviarle tu cadáver y el de tu hijo a Bruno, se arrepentirá de haberse metido conmigo”.

Nicole palideció al escucharlo.

Temblaba terriblemente, no podía controlar su cuerpo, no debió confiar en ese monstruo, no dejaría vivo a su hijo.

“Cumple lo que prometiste, deja ir a mi hijo, aquí me tienes a mí”.

“Jajaja, Nicole, Nicole, Nicole, que ingenua eres palomita”

Paso su dedo por su mejilla.

“Eres tan parecida a tu madre cuando tenía tu edad, lástima que no quiso amarme, hubiéramos sido muy felices”.

La tomo por el cabello y la llevo al interior de la derruida casa.

“Mira como tengo que vivir por culpa de ustedes, no sabes cómo te he odiado desde que me enteré que naciste, por ti Rina me dejó de amar, por tu culpa y la de tu maldito padre, pero como no soy tan malo, esta noche dormirás junto a tu hijo, mañana le enviaré a Brunito un video para que vea la muerte de sus seres amados, no todo el mundo tiene el privilegio de hacerlo”.

La empujó dentro de un cuarto.

Una débil luz entraba por una pequeña ventana en lo alto.

Ahí sobre un colchón viejo se encontraba dormido el niño.

Nicole se acercó para revisarlo y ver si estaba bien, tenía la ropa sucia, pero sólo eso, no encontró ningún indicio de algún golpe, aún en esa oscuridad, con la poca luz que entraba, pudo ver su pequeño rostro.

Era un niño hermoso.

Sintió a la vez calidez y miedo en su corazón.

En ese instante llegaron a su mente varios recuerdos al lado de él.

Se recostó a su lado y lo abrazo muy fuerte, Santi despertó al sentir sus brazos, enseguida reconoció el aroma de su madre.

“¿Mamá?”

“Sí mi amor, soy yo tu madre”.

“No, no mami”

El niño se sentó desesperado.

“No debiste venir, el señor Sergio es malo, muy malo, me da mucho miedo”.

Ver a su hijo temblando de aquella manera, le rompió el corazón por completa.

¿Qué clase de desalmado hace daño a un pequeño niño?

Por más que se preguntaba no podía entenderlo.

Sergio se retiró a dormir tranquilamente.

Se sentía feliz.

Por fin tenía en sus manos a las personas que más querían todos sus enemigos con ese pensamiento y una sonrisa dibujada en sus labios, se quedó dormido.

Por la mañana muy temprano, salió a buscar todo lo necesario para llevar a cabo su plan macabro.

Mientras tanto Bruno al despertar busco a Nicole, enseguida vio la carta que había dejado, al leerla se quedó helado.

[Se que te enojara conmigo por no decírtelo, Sergio me ha pedido que vaya, así soltara a mi hijo, prefiero estar yo cautiva que él que es tan solo un niño, además no quiero que te pongas en peligro, eres el único hombre del cual me he enamorado tres veces, no recuerdo si las anteriores lo hice con la misma intensidad, solo sé que te amo quizás como nadie ha amado, espero regresar con bien, no olvido que en mi v!entre llevo a nuestro bebé y debo cuidarlo, espetó que pronto Santi este contigo, te amo]

“¡Noooo, no, no!”.

Sus padres acudieron ante sus gritos, Bruno golpeaba su frente contra la pared, intentando comprender porque lo había hecho.

¿Como había podido confiar en la palabra de ese desalmado?

“Bruno, hijo, tranquilo, te estás lastimando, ¿Qué ha pasado? ¿Dónde está Nicole?

Bruno extendió la carta que le había dejado, René palideció al instante.

“¿Qué estaba pensando esta muchacha cuando decidió hacerlo, ¿Y los hombres de seguridad? ¿Qué demonios estaban haciendo?”

Todos habían acudido al escuchar los gritos, Leandro estaba parado cerca de la puerta, completamente pálido, aterrorizado.

No quería ni pensar lo que estaría pasando Nicole en manos de su padre.

“Tenemos que movilizarnos rápido, las cámaras debieron de haber grabado algo”.

De prisa se dirigieron al cuarto de vigilancia, Leandro al ver a los guardias sintió deseos de matarlos, pero ese no era el caso.

Revisaron las grabaciones hasta dar con las imágenes, en ellas se veía como salía Nicole llorando, las cámaras exteriores grabaron hasta que se perdía al dar vuelta a la esquina.

“Sabía bien a dónde iba, Sergio debió de encontrar la manera de comunicarse con ella, soy un estúpido, debí de haber intervenido su teléfono para mantener sus llamadas vigiladas”.

Revisaron la calle, después de la esquina había un área sin cámaras.

Sergio conocía muy bien esa zona.

Busco un punto muerto donde no podrían ser grabados.

Recorrieron las calles por algún par de horas, nadie había visto nada, de madrugada era casi imposible que alguien se hubiera dado cuenta.

“¡Cielos! No se que hacer, esto es demasiado”.

“No hijo, no puedes irte abajo, ellos te necesitan”, dijo René quitándole la botella que había agarrado.

Rina se acercó y tomó la foto donde Nicole y Santi estaban con Leandro.

“Mi hija es hermosa, y mi nieto un sueño de niño, recuerdo esa brazalete que lleva puesta Nicole, tu padre me lo regalo antes de abandonarme, después de dármelo me hizo la promesa de que estaríamos juntos por siempre”.

“Espera mamá, hasta ahora recuerdo el brazalete, ¿Alguien vio si Nicole aún la usaba?”

“Jamás se la quitaba”, contestó Bruno.

“Gracias a esa pulsera encontraremos a Nicole”.

Leandro tomó el teléfono y se apresuró a llamar a la compañía de seguridad, antes de regalarle la pulsera a Nicole, mando a ponerle un chip GPS para saber en todo momento su ubicación, temía que Bruno la encontrará, así el podría rescatarla en cualquier caso, como ya tenía años que se la había dado, lo había olvidado.

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