Presa entre tus brazos -
Capítulo 124
Capítulo 124:
Cuando él llego se sorprendió al verlo entrar en ese estado.
Se acercó para ayudarlo a subir las escaleras después de ver que se había caído varias veces.
Lo llevó hasta su recamara y lo ayudó a acostarse.
Él tomó el rostro de ella entre sus manos.
“Perdóname por todo el daño que te he hecho”
Nicole lo observó asombrada.
¿A qué demonios se refería con eso?
Bruno se durmió rápidamente.
Ella se quedó observándolo por un rato.
Era un hombre muy atractivo, de facciones perfectas y de cuerpo musculoso, era lógico pensar que se había enamorado de él.
Salió de la habitación, ese día decidió dormir al lado de Sara, por la mañana cuando despertó, Sara ya no estaba.
Entró en la habitación que hasta ahora compartía con Bruno, pero él no estaba.
Se dio una ducha rápida y bajó a desayunar.
Sara preparaba chilaquiles para Bruno y panqueques para ella, él estaba sentado frente a la mesa, con sus manos apretaba fuertemente su cabeza.
Sara le dio a Nicole un vaso con un preparado para que se lo diera a Bruno.
“Toma hija, llévaselo al Señor Bruno, eso lo ayudará con ese malestar que tiene”
Nicole recibió el vaso y lo puso frente a Bruno.
“Toma, dice Nanny que te hará sentir mejor”.
“Gracias”
Enseguida apuró el contenido del vaso.
Después de desayunar, se dirigió hacia el corporativo.
Cuando menos a Sergio no se le había ocurrido pedir que le cediera su empresa.
Más tarde intentaba concentrarse en la revisión de unos documentos, de pronto escucho una discusión fuera de su oficina.
Salió para ver que ocurría y era Bertha quien discutía con Lidia.
“¿Qué ocurre Bertha?”, preguntó en tono serio.
“Está señorita que quiere pasar a su oficina sin ser anunciada, además de que no tiene cita”.
“Está bien Bertha, pasa a Lidia”
La chica volteó a ver a Bertha.
Un gesto de desprecio se reflejaba en su rostro.
Dentro de la oficina, Bruno le pidió a la chica que tomará asiento.
“¿Qué te trae por aquí?”
“Mi padre me pidió que viniera a invitarte personalmente, este fin de semana será el encuentro ecuestre más importante del país en Massachusetts, participaré en varias demostraciones, nos gustaría que pudieras acompañarnos”
“Lo consultaré con mi esposa, si ella acepta acompañarme, ahí estaremos”.
La chica hizo un gesto de desagrado que no pasó desapercibido para Bruno.
¿Quién se creía que era para despreciar de esa manera a Nicole?
“Hablaré con mi padre, veré si puede conseguir un pase más, como es de último momento no se si será posible conseguirlo”.
“Ok, si lo llegan a conseguir me llamas, pero como te digo todo depende de mi esposa, solo si ella acepta iremos”
Esa niña pretenciosa merecía una lección.
“Me despido, que tengas buena tarde”
Lidia salió furiosa.
Por más que le coqueteaba, Bruno parecía no darse cuenta.
Él se quedó observando la puerta después de que la chica salió, pensaba que quizá él había tenido la culpa en alentar las esperanzas de esa chica con él, no debió haberle pedido que lo acompañará al evento, aunque cuando se lo pidió, dejó las cosas claras con ella.
Más tarde, Bertha anunció que Nicole deseaba hablar con él.
“Qué pase, ya sabes que mi esposa no necesita ser anunciada, a menos que esté en reunión”.
“Lo siento señor”.
Bertha se dio cuenta de que Nicole la saludo fríamente.
Parecía no haberla reconocido.
¿Qué era lo que pasaba?
Nicole entró en la oficina, y él la recibió con una sonrisa.
Ella se ruborizo, pensó que tenía una sonrisa perfecta, Bruno se dio cuenta de su turbación, aquello le agrado.
Eso indicaba que no le era indiferente.
“Hola, ¿Pasa algo?”
“No, pensé que quizá podríamos comer juntos, creo que si se supone que estamos casados, deberíamos convivir un poco más”.
“Me parece muy bien, tienes razón, debemos pasar más tiempo juntos”
Le agrado que ella estuviera decidida a conocerlo mejor.
Dante y Sophie vivían fuera del país, el chico estaba a cargo de una nueva filial en Francia, allá había nacido su pequeña Danna, quien estaba próxima a cumplir un año, ese día regresaron a E$tados Un!dos para bautizar a su pequeña, como habían prometido, Bruno y Nicole serían los padrinos.
Sabían lo que pasaba con ella, imaginaban que tendrían que pedírselo de nuevo.
Bruno y Nicole salían de la oficina, de pronto se encontraron frente a Dante y Sophie con la pequeña Danna.
“¡Hermano!”
Bruno se alegró al verlo.
“¿Qué hay hermano? Hemos venido para que conozcan a nuestra pequeña Danna”.
“Pero que muñeca tan preciosa tengo por sobrina”.
Ella enseguida extendió sus pequeños brazos hacia él para que la cargara.
En ese momento Bruno no pudo evitar que la tristeza invadiera su mente.
En ese momento su hija estaría un poco más pequeña que Danna.
Nicole estaba asombrada.
¿En qué momento Sophie se había casado con el hermano de Bruno?
“Peque, ¿No piensas saludar a tu amiga?”.
“Sophie”
Se acercó para abrazarla.
“Amiga es preciosa tu bebé”
“Lo sé cuñada, se parece a mí”, dijo Dante.
Era tan bromista cómo siempre.
Nicole sonrió, pero en verdad que no recordaba a ese chico.
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