Presa entre tus brazos
Capítulo 116

Capítulo 116:

Rina abrazaba a su hija, temía que le hicieran daño, no entendía en que punto de su vida Sergio se había vuelto un maldito.

Él que juro amarla para toda la vida es quién le había hecho más daño.

“Iré a hablar con él”, dijo decidida.

“Ni lo pienses”, le dijo.

“No te acercaras a ese hombre”

“Debo hacerlo, de lo contrario no nos dejará en paz”.

“No lo harás, no te pondrás en riesgo, ese hombre es un psicópata”.

Leandro llegó en ese momento.

Se acercó Nicole y la abrazo.

“¿Estas bien pequeña?”

“Sí, no logro hacerme daño”.

Leandro le dio un beso en la frente.

Nicole se sentía reconfortada con la calidez de su abrazo.

Bruno se molesto al verlos así, pero entendió que después de todo por estar preocupado no se acercó a reconfortarla.

“Esto es obra de tu padre”, dijo Noah molesto.

Sergio ya había pasado todos los límites.

“He estado reuniendo pruebas en su contra, no confía en mi, en mi presencia no hablan nada que pueda implicarlos”.

“Debemos poner un alto a todo esto, no había intentado algo así, ahora estamos seguros de que puede dañarlos en cualquier momento”

Noah estaba muy preocupado.

“No tenemos pruebas suficientes aún, sería ponerlo sobre alerta”, contestó Bruno.

“Rina y yo estamos intentando localizar al personal que trabajo en el psiquiátrico en ese tiempo, Sergio les pagó para que le pusieran un medicamento que la hiciera parecer como enferma mental, también intentamos localizar a la persona que hizo el documento donde Rina le cedía toda esa fortuna a Sergio, sin sus testimonios no podremos llevarlo a juicio, no hay manera de comprobar todo lo que ha hecho”.

“También estoy buscando pruebas de que me robo a mi hijo, no estuvo presente durante el embarazo, se lo llevo cuando yo dormía”.

“Mi padre ha hecho demasiado daño, soy consciente en que debe pagar por todo eso, junto a Deborah han hecho cosas aberrantes”.

Bruno se tensó al escuchar el nombre de su madre.

Mara que había llegado junto a René, se dio cuenta y se acercó a abrazarlo, sabía que ese no era un tema fácil para él, aún sufría al recordar que fue abandonado, mientras lo abrazaba pasaba su mano sobre su espalda, eso lo tranquilizaba desde que era un niño.

Mientras tanto en otro lugar…

En Harlem, un barrio de Nueva York, un hombre corría apresuradamente.

Ese hombre era perseguido por dos hombres.

Al dar la vuelta a una esquina logró ocultarse tras un gran contenedor de basura.

Los dos hombres que lo seguían pasaron de largo.

En ese momento tomó su teléfono y marcó un número, al otro lado la voz de una mujer se escuchó.

“Aló”.

“¿Rina?”

“Sí”.

“Soy Coswell, mi madre me dio la tarjeta que le dejaste con tu número, tengo problemas, Sergio me ha localizado”.

“¿En dónde estás?”

Le preguntó inquieta, ese hombre era el único testigo con el que contaba para atestiguar todo lo que Sergio le había hecho.

“Estoy en Harlem”.

“Voy para allá inmediatamente, no te muevas de dónde estás para que no te encuentren”.

“Estoy en la esquina del boulevard Frederick Douglas y la 145, llamame cuando llegues, dos hombres me están siguiendo”

“Ok, salimos para allá”.

“¿Qué pasa mamá?”

“Era Coswell”.

“¿Quién?”

“El enfermero que me ayudó a escapar, Sergio lo ha localizado, lo están siguiendo, iré para allá, el puede declarar en contra de Sergio”.

“Vamos, nos acompañarán algunos guardaespaldas, no sabemos si es una trampa” dijo Gío, sabía que no podían confiarse, podría ser peligroso.

Salieron para dirigirse hacia Harlem, los demás se despidieron quedando en la casa tan solo Nicole, Bruno, Sara y el niño.

“Es hora de dormir hombrecito”

Bruno alzó en sus brazos a su hijo y le empezó a hacer cosquillas,

Nicole los siguió hacia la habitación del niño.

Después de contarle algunas historías a su hijo, le dieron las buenas noches.

“Me quedaré con Santi”, dijo Nicole acostando se al lado de su hijo.

“No, yo creo que ya es tiempo que nos dejemos de tonterías Nicole, no sabemos hasta dónde llegará Sergio, quiero que aprovechemos al máximo el tiempo que pasemos juntos”

La tomó de la mano para ayudarla a levantarse.

Nicole escucho esas palabras y sintió escalofríos.

En realidad, Bruno tenía razón, no podían seguir desperdiciando el tiempo, no sabían que podría pasar con Sergio.

Al entrar en la habitación, Nicole se sentó al borde de la cama, Bruno se sentó a su lado.

“Me siento perdido cuando no están a mi lado, los amo demasiado”.

“Me siento igual, solo que me dolió demasiado lo que me dijiste, pero olvidemos lo que ha pasado”.

Rina y Gío llegaron a Harlem.

Al estar en el punto que Coswell indico, lo llamaron.

El hombre salió rápidamente de su escondite y subió al auto.

“Debemos quitarnos de aquí rápido”.

Lo llevaron a su casa, era por el momento el lugar más seguro.

“Enviamos por tu madre, la sacaran de la ciudad, no te preocupes, estará protegida”.

“Solo queremos saber si estás de acuerdo en declarar contra Sergio”.

“Por supuesto, ese hombre ha enviado a su gente a quitarme de en medio, con el libre siempre estaré en peligro”.

En casa de Bruno, él se acostaba al lado de Nicole, permaneció quieto viendo hacia el techo, pero no pudo controlarse más, la necesitaba.

Se volteó hacia ella, comenzó a besarla, ella correspondió a sus caricias, tenían tantos deseos retenidos que esa noche dieron rienda suelta a ellos,

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