Por siempre tuya
Capítulo 86

Capítulo 86:

“Mis hijos… ¿Quiere decir que tendré otro hijo?” le pregunté.

“No puedo decirte nada. Tú misma lo descubrirás en tus visiones. Sé muy fuerte, mi princesa. A veces, cuando la felicidad está en nuestras manos, debemos pagar un gran precio por ella” dijo Silvana mirándome con una sonrisa tierna.

“Y cuando ese momento de pagar el precio llegue, lo harás sin dudarlo”.

Silvana se retiró y me dejó pensando en lo que me dijo.

¿A qué se refiere con que pagaré con gusto el precio?

5 años después…

Hoy es el cumpleaños de Xander, y Hansen ha organizado una fiesta para él.

Todos los miembros de la manada están aquí celebrando los 5 años de mi pequeño milagro.

Iván está jugando con mi sobrina, un verdadero torbellino que será una excelente Beta para esta manada.

Puedo ver que tiene mucho de mi carácter: es decidida, fuerte y no tiene ningún problema en decir abiertamente lo que piensa, a pesar de su corta edad.

Lexie está platicando con Elena, quien está embarazada otra vez. Será una niña, y me alegra la idea porque será una amiga más para mi princesa.

Hansen, Iván y Sebastián, ahora somos grandes amigos. Pasan horas platicando sobre sus hijos, pero mi esposo y Sebastián están planeando algo para proteger a sus futuras hijas.

Con solo verlos puedo saber que el chico que se acerque a ellas tendrá serios problemas: dos alfas protegiendo a dos princesas, sin contar a sus hermanos, quienes serán futuros alfas. Diosa, ten misericordia de ellas.

“¡Mami! ¡Mami!” dijo mi Xander, corriendo hacia mí.

“Dime qué pasa” le pregunté sonriendo.

“Papá dice que algún día seré alfa de nuestra manada y que Máximo también lo será. ¿Es eso cierto, mami?” me preguntó emocionado.

“Es cierto” me acerqué a él y me puse de rodillas frente a él.

“Tú vienes de un linaje muy antiguo que va desde un Coven de hechiceros hasta hombre lobo. Serás un alfa muy poderoso, como un superhéroe” le dije sonriendo.

“¡Wow, seré como un verdadero superhéroe!” dijo Máximo emocionado.

“Máximo, Máximo, vamos a ser superhéroes con poderes y podremos volar también” gritó mientras corría hacia Máximo.

“Hermosa, ¿Qué le dijiste que está tan emocionado?” dijo Hansen mientras se acercaba a mí, dándome un beso en la frente.

“Es tu culpa y de Sebastián, por decirles tantas cosas sobre sus títulos” le dije sonriéndole.

Sebastián se defendió con un tono juguetón.

“Me declaro inocente, no sé de qué están hablando, pero, soy inocente. Todo es culpa de Hansen”.

Hansen, agradecido, respondió con sarcasmo.

“Gracias por apoyarme, amigo. No esperaba menos de ti, traidor”.

Con una mirada determinada, Hansen afirmó.

“Ahora sé en quién puedo confiar” dirigiendo su mirada hacia mi hermano.

Iván, manteniendo su postura firme, dijo:

“Lo siento, Alfa. Estoy fuera de servicio y todo lo que diga puede ser usado en mi contra. Además, mi hija será la Beta de la manada y, al contrario de ustedes, yo no tengo que preocuparme por nada. Ella sabe cuidarse sola y no le atraen los chicos” cruzándose de brazos.

En ese momento, nuestra sobrina Alexia se acercó con una sonrisa radiante y una rosa en la mano:

“Papi, un niño me dijo que si quería ser su novia y me dio esta foto” exclamó antes de entregársela a Lexie y salir corriendo.

La expresión de Iván se volvió completamente roja y parecía que le saldría humo por las orejas si fuera una caricatura.

Se levantó rápidamente y persiguió a Alexia, gritando furioso:

“¡Qué niño, Lex! No puedes tener novio. Te lo ordeno, soy el Beta y lo prohíbo”.

Hansen intervino, recordándole:

“Creo que dijiste que estabas fuera de servicio”.

Sebastián, con una sonrisa burlona, comentó:

“Diablos, sabes que ese es el futuro que nos espera, ¿Cierto Hansen?”.

Hansen, con determinación, afirmó:

“No, mi princesa estará custodiada por guerreros letales que ya tengan pareja. Al primero que se le acerque, perderá la cabeza” señalando su cuello con el dedo índice.

Sebastián, en tono de complicidad, propuso:

“Esa es una buena estrategia. Creo que podríamos encerrarlas hasta que sean mayores de edad”.

Elena, con un aire de nostalgia, añadió:

“Sí, hagan eso. Y cuando ya sean mayores de edad y estén en la juventud, déjenlas salir para que puedan explorar todas las maravillas de la noche, como Aly y yo lo hicimos”.

Tratando de evitar más problemas, miré a Elena con una expresión suplicante, pero fue demasiado tarde. Sebastián, con una mirada curiosa, preguntó:

“En serio, esa parte de tu vida no la conocía, mi luna. ¿Por qué no me cuentas más?”.

Elena respondió con una sonrisa irónica:

“Gracias, Elena, pero después de estar casada y con dos embarazos, pensé que tus neuronas funcionarían mejor y no meterías la pata. Pero al parecer, eso es demasiado para tu cerebrito”.

“Ups, no es como si hubiera dicho que por las noches nos escapábamos de casa de tu tío Iker a escondidas, para ir a los antros a divertirnos con nuestros amigos y con Gary” soltó Elena, provocando risas en la mesa.

“Diablos, Elena, ¿De verdad no quieres comer algo?” bromeé, tratando de contener mi risa.

“¿Quién es Gary, amor?” preguntó Sebastián, mirando con curiosidad.

“Si, Elena, ¿Quién es Gary?” agregué, divertida por la situación.

“¿Qué, el Alfa de la manada de tu tío no se llama Gary? ¿Es Alfa Gary Western?” cuestionó Hansen, tratando de entender la situación.

“Elena, ¿Fuiste novia de Alfa Gary?” preguntó Sebastián, con un tono de celos evidente en su voz.

“Claro que no, bueno, quizá, pero fue hace mucho tiempo” respondió Elena, levantándose repentinamente y escapando de la conversación.

“Creo que Máximo me está llamando” añadió rápidamente antes de desaparecer.

“Elena, aún no hemos terminado. ¡Elena!” exclamó Sebastián, yendo tras ella.

“Bueno, eso será divertido, pero tengo la velocidad de una tortuga, así que mejor me quedaré aquí descansando” comenté, riendo ante la situación.

Hansen se acercó a mí, me besó y acarició mi v!entre con cariño.

“No puedo creerlo” dijo con una expresión de asombro.

“¿Qué no puedes creer, amor mío?” pregunté, mirándolo con ternura.

“Que llegaría a ser tan feliz a tu lado. Tenemos un hermoso niño que me está volviendo loco y una princesa en camino que estoy seguro me pondrá celoso cada vez que se le acerque un hombre, pero fuera de eso, espero sobrevivir” dijo entre risas.

“Te amo, Hansen” le dije, mirándolo con cariño mientras me besaba y acariciaba mi rostro con ternura.

“Sabes, aún recuerdo la primera vez que te vi. Te había esperado toda mi vida, y el ver lo hermosa que eres hizo que la espera valiera la pena” confesó Hansen, con una mirada llena de amor.

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