Por siempre tuya -
Capítulo 85
Capítulo 85:
Estaba distraída acariciando mi pequeño v!entre cuando lo escuché.
“Mmmmm, Alania” dijo Hansen quejándose un poco.
“Hansen, aquí estoy, todo está bien, amor” le dije sonriendo.
Mi amado esposo abrió los ojos y me miró.
Levantó su mano y acarició mi mejilla.
Unas cuantas lágrimas caían en mi rostro; por fin, mi felicidad estaba completa.
“Te amo, bienvenida la vida” le dije acercándome a él para besarlo, y él me abrazó con fuerza.
Nos fundimos en un beso eterno, de necesidad.
Habíamos pasado tantas cosas, casi lo perdí, y verlo de nuevo frente a mí era un milagro que aprovecharía al máximo.
“¿Estás bien? ¿Y nuestro bebé?” me preguntó preocupado.
“Todo está bien, Anthony me realizó unos exámenes y él está bien” le dije sonriendo.
“¿Él? ¿Has dicho él?” dijo con una enorme sonrisa.
“¡Sí!” exclamé emocionada.
“Estamos esperando un niño” le dije, y Hansen se levantó, comenzando a expresar su emoción con alegría desbordante.
De repente, la puerta del cuarto se abrió y entró Iván con Lexie a su lado.
“Por fin, ya estaba pensando que tendría que besarte como la bella durmiente. Exijo unas vacaciones, estos días han sido demasiado para mi pobre lobo” dijo mi hermano riéndose.
“Y eso que no tienes que aguantar a un beta malhumorado y una bebé que come como si fuera un alfa” añadió Lexie.
“Hablando de niños, ¿ya viste al bebé de Elena? Por Dios, cuando crezca será un rompecorazones” dijo Lexie emocionada.
“Elena ya tuvo a su bebé. Por Dios, ¿Cuántos días estuve dormido?” preguntó Hansen sorprendido.
“Muy pocos, amor mío, pero Elena dio a luz el mismo día de la batalla. Ambos están bien y Sebastián parece un pavo real de la felicidad. Ellos siguen aquí en el hospital; creo que voy a aprovechar que están aquí para ir a conocerlo” les dije.
“Si, hermosa, ve y felicita a ambos de mi parte” dijo Hansen.
Salí de la habitación de Hansen y fui al área de maternidad.
Cuando llegué, pude ver que Elena estaba sola en el cuarto cargando a su bebé. No pude evitar pensar en el alma de Maxon, cómo sería su rostro, si se parecería a él.
Entré al cuarto tocando.
“Hola, ¿Se puede pasar?” le pregunté sonriendo.
“Alania, claro que sí, pasa” dijo Elena.
“¿Cómo está Hansen? Hay un alboroto en los pasillos y escuché a alguien gritar que el alfa ya había despertado. ¿Todo bien?” me preguntó.
“Todo está perfecto. Por eso decidí venir a verte. Hansen envía sus felicitaciones” le dije.
“No puedo creerlo. Todo fue tan rápido. Estaba en el cuarto de seguridad y de repente mi v!entre se iluminó. Una luz blanca lo cubrió completamente y, para cuando me di cuenta, ya estaba naciendo mi bebé”.
“¿Puedo cargarlo?” le pregunté.
“Claro” me dijo, y tomé al pequeño en mis brazos.
Tenía cabello rubio muy oscuro y sus ojos eran de un azul cielo verdaderamente hermoso.
Cuando me miró, sentí una gran paz al verlo.
El bebé extendió su mano y acarició mi mejilla.
La tomé y le di un beso de cariño en la frente.
“¿Ya eligieron un nombre para él?” le pregunté a Elena.
“Sebastián y yo tenemos muchas opciones, pero cuando nació y lo tuve en mis brazos, un nombre vino a mi mente. Sabes que mi familia tiene un linaje de mucha fuerza, y quise rendirle honor al hombre que siempre respeté y que quise como un hermano. Sebastián estuvo de acuerdo” dijo Elena.
“Se llamará Maximo” me dijo, y sonreí.
“Es perfecto para él” dije mientras caían lágrimas en mis ojos y miraba al bebé en mis brazos.
“¡Máximo!” dije con alegría en mi corazón.
“Bienvenido a la vida”.
“Silvana me dijo que mi bebé sería una pieza clave en el futuro, que pronto tendré una visión y que todo tendrá sentido” dijo Elena.
“Se que eso tiene que ver con Maxon de alguna manera. Por eso decidí darle ese nombre a mi bebé, un nombre poderoso y relacionado con alguien que fue importante en mi vida” dijo ella.
“Y escogiste bien, Elena. Nosotros estaremos siempre para ayudarle y protegerle también. Su futuro será muy prometedor y se que él tiene una herencia y una fuerza inimaginables, pero sobre todo una vida por delante” le dije sonriendo.
“Y en escasos 2 meses y medios, un amigo que está en camino” le dije señalando mi v!entre.
“Aly, felicidades. ¡Qué emoción! Ellos serán mejores amigos como nosotras” dijo Elena.
“A quien estamos felicitando” dijo Sebastián entrando al cuarto.
“Aly está esperando un niño”.
“Wow, felicidades, Aly. Diablos, Hansen nunca dejará de competir conmigo, pero en esta ocasión yo gané primero” dijo Sebastián abrazándome.
“Eso explica los gritos y los puños que está regalando Hansen. No me explico cómo los consiguió y acaba de despertar” dijo Sebastián confundido.
“Puedes culpar a mi hermano por eso. Está igualmente emocionado que Hansen. Están hablando de planes en un futuro para el alfa y beta de nuestra manada. Mi sobrina tendrá las manos llenas con estos hombres en su vida” dije sonriendo.
“Alania, aprovechando que estás aquí, queremos pedirles a Hansen y a ti que sean los padrinos de nuestro hijo” dijo Sebastián sonriendo.
“Nada me haría más feliz. Claro que sí, sería un gran honor para nosotros ser parte de la vida de Máximo” le dije sonriendo.
…
Dos meses y medio después…
“Parece que fue ayer cuando me embaracé, y el tener a mi bebé en mis brazos es un milagro” dije sonriendo.
“Lo sé, todo pasó tan rápido. Han pasado tantas cosas que siento que esto es un sueño. Por fin estamos juntos con nuestro pequeño Xander. Todo parece perfecto” dijo Hansen.
Después de 5 días en la clínica de la manada, Anthony aprobó mi regreso a casa.
Nuestra manada estaba feliz por el nacimiento de mi hijo. Inició una época de prosperidad y abundancia para todos.
Los conflictos se habían terminado, las batallas que arrebataron de nuestras manos a tantos seres queridos habían llegado a su fin.
“¿En qué piensas, mi princesa?” me dijo Silvana.
“En todo lo que he vivido. Aun soy muy joven y me siento como una anciana que ha vivido toda una eternidad en conflicto y que apenas está siendo feliz por primera vez” le dije seria.
“La vida es un camino misterioso que nunca sabemos qué nos traerá, pero de algo estoy segura: jamás pondrá en tu camino algo con lo que no puedas lidiar” dijo sonriéndome.
“Ha llegado el momento de que me vaya y regrese a mi Coven. Mi trabajo aquí ha terminado, pero el tuyo apenas inicia” dijo Silvana.
“¿A qué te refieres?” le dije.
“Un futuro prometedor pero incierto a la vez se acerca, y necesitas estar preparada y ser fuerte, para tus hijos”.
.
.
.
Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.
Reportar