Por siempre tuya -
Capítulo 81
Capítulo 81:
“Con el poder que el príncipe Maxon ha puesto en mí, te juzgo por el delito de usar magia negra con otros seres, siendo este el mayor crimen entre nuestro coven. Eres sentenciada a vivir sin magia por el resto de tu vida, como una humana” dijo Silvana, mientras absorbía la magia del cuerpo de Samanta y luego desaparecía.
Alania se acercó a la puerta y pude ver cómo la bruja estaba en el suelo, sin magia, casi como un espectro, un fantasma.
Se acercó a ella por detrás y colocó la navaja en su cuello.
“¿Quién eres? Déjame ir o te mataré con mi magia” dijo Samanta.
“No lo creo. Lo vi todo, Samanta. Tu magia se ha ido, y esta es la última vez que destruyes mi vida” dijo Alania, sonriendo, a punto de matarla.
“¿Alania? ¡Maldita p%rra! Julius sabrá de esto y me aseguraré de que te mate cuando yo sea su Luna” dijo Samanta.
“Eso nunca pasará” le dijo Alania, y con un movimiento rápido, movió la navaja y cortó su cuello. Su cuerpo cayó sin vida al suelo, y la sangre cubrió el piso.
Me quedé ahí parada, mirándola en el suelo, sin vida.
“Luna, debemos irnos. El hechizo está roto, y podemos huir de este lugar. Rápido, Luna” dijo Susana, sacándome de mi transe.
“Vámonos, ya no tenemos nada que hacer aquí” le dije a Susana mientras salíamos corriendo.
Logramos salir y nos dirigimos hacia la bodega cerca del bosque, sin que nadie nos viera.
Había mucho movimiento, estaban más preocupados por algo más y no entendía qué pasaba.
Pero escuché a un guardia decir algo:
“El alfa aceptó, nos vamos y pelearemos contra la manada de Red Winter, en la vieja colina, ya nos estamos alistando” dijo un guardia.
“Muévanse, estúpidos. ¡Llegó la hora del combate, quiero a todos listos!” gritaba Sampier, el Beta de Julius.
La batalla iba a comenzar, y así fue como el final empezó.
Estaba en mi oficina después de haber pasado un buen rato con una omega.
Lo necesitaba.
Alania no se entregaba a mí, y no podía quedarme solo con Samanta.
No soy hombre de una sola mujer.
Después de que se fue mi omega, llegó Sampier, mi beta.
“Alfa, llegó un mensajero de Alfa Hansen a nuestra frontera. Trae un mensaje importante” dijo mi beta.
“Eso no es posible. La barrera está firme. ¿Cómo nos encontraron?” le pregunté furioso.
“La barrera ya no existe, alfa. Hace unos minutos cayó completamente. Estamos expuestos”.
“No lo dejen pasar. Toma el mensaje y tráemelo personalmente. ¿Y dónde demonios está esa bruja inútil?” dije mientras salía de mi oficina rumbo a la habitación de Samanta.
Llegué al pasillo que conectaba con su puerta gritando:
“¡Espero que tengas una muy buena excusa para lo que está pasando, estúpida! ¡La barrera ya no está, Samanta!” dije gritándole mientras abría la puerta.
Pero no pude contener mi rostro de asombro al verla.
Estaba en el suelo con un corte en su cuello y sangre por todos lados.
Estaba muerta.
Me acerqué a ella y miré a su alrededor cuando entró Sampier a la habitación.
“Alfa” dijo, pero al ver el cuerpo sin vida de Samanta, se detuvo en la puerta.
“El mensaje de Alfa Hansen” dijo mientras me entregaba el documento.
[Para este momento ya debes estar enterado de que la barrera y la magia negra que te protegía se desvaneció. No tienes dónde ocultarte más, Julius. Si eres hombre lobo de palabra, no lo harás. Nos enfrentaremos en la antigua colina para la última batalla y dar fin a esto de una vez por todas. Alania es mía y nadie me impedirá obtener lo que por derecho me pertenece], decía el mensaje.
“Esto se termina ahora. Ese imbécil deseará jamás haberse metido en mi camino. Prepara a los guerreros en este instante. Partimos a la antigua colina” ordené a mi beta.
“Dile al mensajero que acepto el reto de su alfa y manda a alguien a limpiar esto y deshacerse del cuerpo” añadí.
“Sí, alfa” dijo Sampier y salió del cuarto.
Me quedé solo y miré a mi alrededor buscando el arma que una vez me había ayudado a matar a mi enemigo.
Busqué entre sus cosas y la encontré: la daga con la que maté a Maxon. Samanta la había recuperado y ahora la utilizaré de nuevo para matar a Hansen.
Caminé rumbo al cuarto de Alania y vi que la puerta estaba abierta. Entré de prisa y solté un gruñido.
Ella había escapado.
Abrí mi enlace con mi manada.
“Luna escapó. Quiero que la encuentren, Seth y Roel. Búsquenla, no me importa en qué condiciones la traigan, pero no permitan que logre escapar rumbo a Alfa Hansen” dije furioso cerrando mi enlace.
“Esto es lo que quieres, Alania. Entonces te prefiero muerta que en sus brazos” añadí furioso mientras tiraba todo lo que se ponía en mi camino.
…
En la antigua colina…
“Alfa, el mensajero está regresando” informó Dominik.
Me acerqué a mi guerrero con el mensaje de Julius.
“¡Alfa! Tengo la respuesta de Alfa Julius. Aceptó el reto” dijo mi guerrero y se retiró.
“Perfecto, gracias” le respondí.
“Ahora solo tenemos que esperar” comentó Hansen.
Pasó solo media hora y frente a mí apareció el hombre que tanto odiaba en mi vida:
Julius.
“Estén preparados” ordené a través de mi enlace a mi manada.
Nuestras miradas se cruzaron y pude percibir el odio que él también sentía hacia mí.
Ambos estábamos enamorados de la misma mujer, pero ella era mi pareja destinada y él solo era un obstáculo en mi camino.
Después de tantos años, finalmente podría vengar lo que le hizo a mi compañera. Julius desearía nunca haberme conocido.
…
En la manada de Black Spirit.
Susana estaba conmigo, escondida en la bodega mientras esperábamos a que los guerreros se fueran.
Desde allí, pude ver a lo lejos a Julius y con temor en mis ojos noté lo que tenía en sus manos: la misma daga con la que había matado a Maxon.
Mi corazón se detuvo por un instante.
“¡Por Dios, no! Va a matarlo. ¡Tengo que hacer algo!” exclamé desesperada.
“Susana, debemos correr hacia la colina. Necesito advertir a Hansen” le dije.
“Luna, aquí está” escuché una voz gritar hacia donde nos encontrábamos.
“Susana, ¡corre!” le dije mientras huíamos rumbo al bosque.
Roel y Seth venían detrás de nosotras, transformados en lobos.
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