Por siempre tuya -
Capítulo 80
Capítulo 80:
Silvana se acercó al v!entre de Elena y colocó su mano sobre este, apareciendo una luz blanca sobre Elena.
“¿Qué has hecho?” preguntó Elena sorprendida.
“Un hechizo de protección muy poderoso, sobre tu bebé y el de Alania. Hace meses tuve una visión por eso acepté venir. La primera parte de mi misión es proteger a tu bebé y el de Alania. Serán piezas importantes en un futuro no muy lejano” explicó Silvana.
“No temas, hija mía. Estaré aquí para que todo salga bien y Maxon también, aunque solo en espíritu” agregó.
“Tengo que prepararme, necesito un área para realizar mi conjuro y derrotar a Samanta” dijo Silvana.
“Tengo el lugar preparado, sígueme” dijo Elena.
Entiendo la visión ahora, este es el lugar donde debo estar.
Mi príncipe, estaré lista para lo que vendrá.
Principio del formulario
…………
Estaba en mi cuarto pensando. Ya era de noche y tenía que idear un plan para escapar. No podía esperar más.
En cuanto llegara Susana, nos iríamos.
“¿Luna?” dijo Susana entrando a mi cuarto.
“Qué bueno que estás aquí. Tenemos que irnos esta misma noche. Julius ya descubrió mi embarazo y no puedo quedarme más tiempo” le dije nerviosa.
“Luna, pero tu puerta la cierran. Me dan la llave solo cuando vengo a dejarte algo y debo regresarla. Además, la bruja Samanta tiene un hechizo puesto en ti. No podremos ocultarnos sin que ella sepa dónde estás” dijo Susana.
“Entonces tendré que matarla antes de irnos. Consigue la llave y la ubicación de su cuarto. Trata de conseguirme un arma, lo que sea. Después de escapar de este encierro, iré a matarla. De esa manera, su hechizo sobre este lugar se desvanecerá también” dije decidida.
Susana me miró con miedo por mis palabras, pero no sería la primera vez que lo hiciera y no tengo miedo de hacerlo de nuevo.
Estaba decidido: en la madrugada nos iríamos y que pase lo que tenga que pasar.
En la manada Red Winter, Silvana reunió a Hansen, Elena, Sebastián, Iván y Lexie en la oficina de Hansen y les explicó lo que haría: un ritual para quitarle la magia a Samanta y, de esa manera, desvanecer la barrera que los protegía, evidenciando así su localización.
“Pero para esto necesitamos crear una distracción. Necesito que tú, Alfa Hansen, envíes una provocación que haga que Alfa Julius salga de su escondite, retarlo a una batalla. Si, como dicen, su ego lo traiciona, eso será suficiente. Después de esto, podrás matarlo y rescatar a tu Luna”
“En cuanto la barrera desaparezca, te tocará el siguiente movimiento, Alfa,” dijo Silvana.
“Perfecto. Nada me alegraría más que retar a ese imbécil y matarlo con mis propias manos. Iván, prepara un mensajero. No te preocupes, Silvana, encárgate de la bruja y nosotros estaremos listos a tiempo”
Era casi de madrugada y Silvana estaba con Elena en el cuarto especial que le prepararon para iniciar el ritual.
Silvana encendió un fuego frente a ella.
Era azul, muy grande y poderoso. Sus ojos cambiaron de color y se volvieron de una flama azul muy brillante
“Escuchari Samanta. Tuo acusare de magia mal practis. Absorbo tui poderis ya tua magia. Eo te jusgo culpare tuo Samanta. Nostro Coven eu tua juzgari”
Después de decir estas palabras, las llamas se convirtieron en negras y se escuchó un grito ensordecedor, y el viento cubrió todo alrededor.
“Está hecho. Samanta no tiene poderes. Envíen al mensajero, este debe poder ver la manada de Julius” dijo Silvana.
“Iván, da la orden, envía el mensajero. Que se preparen los guerreros. Nos iremos en 2 horas rumbo al territorio de Black Spirit” dijo Hansen.
“Sí, Alfa, de inmediato”.
“Hansen, ¿En qué puedo ayudar?” dijo Elena.
“Organiza con Lexie que todos los que no puedan pelear, hombres, mujeres y niños, entren en el cuarto de seguridad. Se quedarán 100 guerreros a cuidarlos y resguardar la manada” dijo Hansen.
“No te preocupes, cuenta con eso” dijo Elena.
“Yo iré con ustedes” dijo Silvana acercándose a ellos.
“No es necesario, ya has hecho suficiente y te lo agradezco” dijo Hansen.
“Tengo que ir y estar ahí. No puedo explicarte por qué, pero debo estar ahí” dijo la sacerdotisa.
“Está bien” dijo Hansen.
…
En la manada de Black Spirit…
Susana entró a mi cuarto.
“Susana, ¿Conseguiste la llave?” dije sonriéndole.
“Sí, no fue fácil. Tuve que drogar al guardia, pero la obtuve. Tenemos que irnos. Te conseguí esta navaja, Luna. El cuarto de la bruja está al otro lado de la casa, en el segundo piso” dijo Susana.
“Vamos, no podemos perder más tiempo” dije, y salimos de mi cuarto.
“Luna, tenemos que pasar por la oficina del Alfa. Es la única opción, pero tenemos que ser muy precavidas” dijo Susana.
“Muy bien, no te preocupes, guía el camino. Te sigo” dije mirándola.
Llegamos a la oficina de Julius y al pasar pude escuchar g$midos.
“Es el colmo. Según él me ama y ahora se está acostando con otra” dije con sarcasmo.
Me daba asco.
Mientras seguían los g$midos y ruidos de muebles moviéndose, la mujer gritaba como si estuvieran matando y Julius solo gritaba mi nombre.
Era un enfermo.
En ese momento, di gracias por la oportunidad de poder escapar de él.
Seguimos por unas escaleras oscuras hasta el segundo piso, donde estaba la bruja Samanta.
Al acercarme a la puerta, vimos cómo una luz azul salía de su cuarto, iluminando el piso, y fue entonces cuando escuché todo.
“Despierta, Samanta, y recibe el juicio por tus acciones” escuché una voz y desperté de mi sueño para ver a Silvana parada frente a mí.
“¿Cómo entraste aquí? Esto no es posible” dijo Samanta.
“No estoy en cuerpo, sino en espíritu espectral, para juzgarte. Eres la desgracia de nuestro Coven y pagarás por eso” dijo Silvana.
“No me arrepiento de nada. Maxon me exilió y con eso tengo el derecho de hacer mi vida como me plazca” dijo la bruja.
“Eso no incluye el derecho de usar magia negra, y tú lo sabes. Ese es el peor acto de un brujo de nuestro coven y te has condenado” dijo la sacerdotisa.
“Y por eso vengo a juzgarte” dijo Silvana.
Samanta se levantó de inmediato y su cuerpo se cubrió de llamas negras. Intentó lanzarlas sobre la presencia espectral de Silvana, pero era muy débil.
La sacerdotisa era la más antigua y poderosa de su coven.
Silvana levantó las manos y se cubrió de llamas azules, que lanzó sobre la bruja, cubriéndola y causando que Samanta gritara y cayera al suelo con dolor.
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