Por siempre tuya
Capítulo 74

Capítulo 74:

“El ataque fue realizado con exiliados, pero hemos reconocido algunos guerreros de Julius” informó Iván.

“Ese idiota, sabía que no era tan fácil alejarlo y que dejaría a Alania en paz” dijo Sebastián.

“Pensé que después de que se casaran, las cosas cambiarían y se daría por vencido” comentó Elena.

“Por dios, ese imbécil siempre ha querido a Alania, solo era cuestión de tiempo” dijo Lexie.

“Tenemos que hacer algo, porque en el estado de Alania, ella puede estar en peligro si confirma sus sospechas. Julius podría matarla o hacerle algo” dijo Elena.

Pero todos nos quedamos sorprendidos por su comentario.

¿A qué se refiere con el estado de Alania?

“¿De qué estás hablando, Elena?” le pregunté sorprendido, y todos la miraron de la misma manera.

“Por dios, ¿nadie sabe? ¿Acaso nadie ha hablado con el Doctor Anthony para confirmarlo?” dijo Elena.

“Elena, déjate de rodeos. No entiendo nada de qué demonios estás hablando” le dije elevando la voz, y Sebastián gruñó como señal de que no le hablara así a su Luna.

“Lo siento, Sebastián, pero no entiendo nada. Elena, explícate”.

“Ayer en la mañana, estuve platicando con Elena. Me dijo que se había estado sintiendo mal y que tendría una cita con el doctor” dijo Elena.

“Eso lo sé. Yo mismo le dije que fuera con el doctor. Últimamente se veía muy cansada y me tenía preocupado, pero sigo sin entender nada”.

“Alania tenía la sospecha de que quizá estaba embarazada y se haría unos estudios con el doctor. Quedó en llamarme después de recibir los resultados, y esa llamada nunca llegó” dijo Elena con lágrimas en sus ojos.

“Oh, por dios” dijo Lexie.

“Tenemos que encontrarla” dijo Iván.

Mi corazón se detuvo por un instante. Mi mujer podría estar embarazada, esperando a nuestro primer hijo o hija. Ambos podrían estar en peligro en este momento.

“Anthony, Anthony” dije a través de mi link mental.

“Sí, Alfa” contestó él.

“Necesito que vengas inmediatamente a mi oficina, es una orden” dije en mi voz de Alfa.

“Acabo de hablar con Anthony y viene en camino. Si es cierto y mi mate está esperando mi pup, no descansaré hasta matar al hijo de puta que se atrevió a llevárselo de mi lado, se los juro” dije furioso, y mi lobo Marcel estaba de acuerdo conmigo.

Después de 5 minutos, Anthony llegó a la oficina.

“Alfa, me mandaste llamar”.

“Anthony, ayer Alania fue a visitarte, necesito que me digas todo” le dije ansioso.

“Ella no te dijo nada?” me preguntó Anthony.

“Evidentemente no, por eso te estamos preguntando” dijo Lexie furiosa.

“Lexie” dijo Iván.

“Lo siento, Anthony, todos estamos muy nerviosos. Por favor, cuéntanos todo” dijo Iván.

“Ayer Luna fue a mi consultorio, le realicé unos estudios y fueron positivos. Ella está embarazada, Alfa. Tiene un mes y medio” dijo el doctor.

Cuando escuché sus palabras, todo lo que pude escuchar después fue silencio y agonía. Mi corazón se detuvo y mi lobo

Marcel estaba aullando de dolor por no tenerla a nuestro lado, a ambos por no poder protegerlos en estos momentos.

Mi respiración tornó más lenta y agitada.

Estaba furioso; quería matar a alguien, no a alguien, a Julius, ese imbécil, hijo de puta que se atrevió a raptarla y ponerla en peligro.

“Lo siento, Alfa. Pensé que Luna Alania te lo había dicho cuando salió del consultorio”.

“Intentó contactarme, pero fue inútil. Solo alcancé a escuchar un suspiro de sus labios. No pudo decirme nada, pero no dudo que ese era el motivo” dije con tristeza.

“Alfa, hay un problema con el embarazo de Luna” dijo Anthony.

“A qué te refieres? ¿Qué pasa con ella? ¿Mi pup está bien?” dije preocupado.

“Los resultados arrojaron que Luna tiene anemia, debido a las náuseas y a la poca alimentación que ha tenido por los malestares del embarazo. Es algo delicado, pero le entregué unas vitaminas prenatales y suplementos. Estamos a tiempo y con eso puede mejorar su condición” explicó Anthony.

“Suplementos?” pregunté en voz alta.

“La bolsa que Alania llevaba ese día estaba en su carro y la tengo aquí” dije, abriendo mi cajón del escritorio y sacando la bolsa de Alania.

La abrí y encontré unos frascos.

Miré las etiquetas y decían vitaminas prenatales.

Extendí mi mano y se las mostré al doctor.

“Anthony, ¿Estos son los suplementos?” le pregunté con el rostro completamente pálido.

“Tenía la esperanza de que quizá ella los tenía aún” dijo Anthony, pasando su mano sobre su cabello.

“¿Qué pasa si mi mujer no toma esto?” pregunté sin rodeos.

“Lo siento, Alfa, pero si Luna no toma esto y su condición empeora, no solo puede perder a su pup sino también la vida” dijo Anthony, y la rabia me consumió.

Me levanté de la silla y la arrojé hacia la ventana.

Furioso, solté un gruñido y mis ojos se tornaron negros. Marcel estaba saliendo a la superficie; ya no podía contenerlo más tiempo.

“Iván, prepara a todos los guerreros. A medianoche salimos rumbo a Black Spirit. No hay tiempo que perder. Julius deseará no haber nacido” dije mientras salía de mi oficina sin ver a nadie.

Me transformé en mi lobo Marcel.

Necesitaba salir y matar.

El deseo de sangre era demasiado; la furia, la impotencia nos estaban consumiendo. Mi bella mate y mi hijo aún en su v!entre estaban en peligro.

“Alania, no sé si puedes escucharme, pero te amo y amo a nuestro bebé. Pronto estaremos juntos, te lo juro”.

“¡Hansen!” dije casi como si fuera un suspiro.

Y fue entonces cuando por fin escuché su voz.

“Aly, mi amor, ¿Estás bien? ¿Pasa algo? Aly, respóndeme, Aly?” pude escuchar el pánico en su voz, pero era demasiado tarde.

Desperté en una habitación con poca luz, yacía sobre una cama.

Recordé la sangre en mi v!entre e intenté levantarme.

Tenía una venda en mi v!entre, pero al tocarla me di cuenta de que era una herida superficial y ya había sanado.

Mi respiración se normalizó. Ni siquiera me di cuenta de que había dejado de respirar de la preocupación.

Miré a mi alrededor, tratando de identificar algo o de encontrar una forma de escapar, pero era inútil.

“Hansen, ¿Puedes escucharme, Hansen?” dije a través de nuestro vínculo mental, pero solo había silencio. No podía contactarlo.

‘¡Mi bolsa!’ pensé, y miré alrededor de la habitación tratando de encontrarla, pero no estaba.

La había dejado en el carro.

Dios, necesitaba esos suplementos.

‘Mi bebé’ pensé preocupada mientras me tocaba el v!entre.

“No te preocupes, estoy segura de que tu papá moverá cielo, mar y tierra con tal de encontrarnos. Vamos a enfocarnos en estar bien, ¿Ok?” me dije, tratando de tranquilizarme.

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