Por siempre tuya
Capítulo 71

Capítulo 71:

“Julius ha expresado en muchas ocasiones su interés en raptarla y hacerla su Luna, siendo que por derecho y ante la diosa, ella es mía” dije mientras golpeaba con mi puño la mesa donde estábamos sentados.

“Esto es una falta de respeto para mí y mi Clan, sin mencionar una declaración de guerra. Por lo tanto, quiero el derecho a matarlo, que se me permita pasar sobre la ley de protección y exigir un reto alfa vs alfa, para terminar esto de una vez por todas” expresé furioso.

Todos empezaron a mirarse unos a otros, hablando y entendiendo mi punto de vista.

“Sabemos de tu situación y entendemos que tienes el derecho de hacerlo, lo cual no requiere de nuestra aprobación. Como Alfa con sangre real, puedes tomar esa decisión, lo que nos hace pensar que tu visita es por otro motivo” dijo uno de los alfas.

“Efectivamente, mi visita es sobre la alianza que Julius ha hecho con los exiliados, para atacar a las manadas y robar sus recursos, con el fin de declararse único alfa existente” expliqué con seriedad.

“Su primer paso será matarme y robar a mi Luna, después solo la diosa sabrá qué sigue” añadí, enfatizando la gravedad de la situación.

“Ustedes saben que mi manada es la más fuerte, y que derrotándome no habrá nada que se interponga en su deseo de hacerlo realidad. Por eso les pido su alianza para cuando el momento llegue” concluí, mirándolos con determinación.

“Y cuenta con ello, mi clan está a tu disposición” afirmó Alfa McGregor.

“¿Quién está conmigo?”

Todos gritaron al unísono:

“¡Yo!”

La reunión terminó, y mientras los alfas estaban finalizando sus discusiones, tomé mi teléfono y llamé a Alania, pero no contestó. Intenté conectar mentalmente con ella y fue entonces cuando la escuché.

“¡Hansen!”… lo escuché vagamente en mi mente, como un suspiro lejano.

“Aly, mi amor, ¿Estás bien? ¿Pasa algo? Aly, respóndeme, Aly”. El pánico se apoderó de mí, y traté de comunicarme con Dominik, pero fue inútil.

“¡Hansen!” dijo Iván mientras se acercaba a mí preocupado.

“Algo pasó, escuché a Alania, pero sonaba diferente, débil. Creo que le ha pasado algo. ¿Debemos irnos?” le dije, mirándolo con preocupación por mi Luna.

“Hansen, hubo un ataque. Dominik no encuentra a Alania, está desaparecida” dijo Iván.

Al escuchar esas palabras, sentí cómo el aire escapaba de mis pulmones, la vida se me iba, y mi corazón palpitaba muy despacio.

Mi hermosa mate estaba en peligro, y estaba demasiado lejos para protegerla.

Hansen se fue muy temprano a la reunión de alfas. Pude sentir cómo se despidió de mí, pero estaba totalmente dormida para corresponderle.

Me levanté un poco mejor y comencé a alistarme para mi cita con el Doctor Anthony.

Estaba nerviosa, sabía que algo pasaba con mi cuerpo, pero jamás imaginé que esto pudiera ser posible.

Cuando mi teléfono sonó, dije:

“Hola”.

“Aly” dijo una voz emocionada en el teléfono.

“Elena, por dios, cómo te extraño” le dije sonriéndole.

“Yo también” le dije a Sebastián que tenía que hablar contigo.

“Te extraño tanto. Este embarazo me está volviendo loca. Sebastián está súper protector y no me deja hacer nada. ¿Puedes creerlo?” dijo un poco molesta.

“Me imagino. Ni quiero ni pensar cómo se pondría Hansen cuando esperemos nuestro primer pup. Se volverá loco pero estará como Sebastián, y eso me volverá loca también” le dije riéndome con ella.

“Ahora cuéntame, ¿Cómo estás?” dijo Elena.

“No muy bien” le dije dudosa.

“¿A qué te refieres?” me preguntó preocupada.

“Estos dos últimos días me he sentido fatal. Muy débil, me duermo por todo, unas náuseas fatales” le dije.

“¿Por dios, Aly? ¿Será posible?” me dijo emocionada.

“¿Será posible qué?” le dije.

“Que estés embarazada” dijo casi gritándome.

“No, no creo, o puede ser, no sé” dije sorprendida.

“Se han estado cuidando, porque sé por experiencia que ustedes parecen conejos” dijo Elena.

“Después de la boda, no, de hecho, no recuerdo ni siquiera que tocáramos ese tema. No nos hemos estado cuidando para nada. Por dios, ¿Quizás estoy embarazada?” dije en shock.

“Hoy tengo cita con el Doctor Anthony y creo que me hará una prueba para salir de dudas” le dije a Elena.

“En cuanto sepas el resultado, tienes que avisarme, bueno, después de decírselo a Hansen, claro” dijo Elena.

“Hansen no está, se fue a la reunión de alfas y no sé si estará de regreso hoy o mañana, depende de qué tan bien salga la reunión” le dije.

“De verdad, casi lo olvido. Sebastián no fue por mi estado, pero le dijo a Hansen que podía contar con nuestro apoyo incondicional” dijo Elena.

“Elena, ahora estoy más nerviosa. ¿Y si efectivamente estoy embarazada?” dije con miedo en mi voz.

“Alania Winter, ni lo pienses por un segundo. Eres una luna maravillosa y una mujer excepcional. Claro que podrás ser una buena mamá. Por dios, tú y yo podemos ser todo lo que nos propongamos” dijo Elena con seguridad.

“Al principio tendrás esas dudas, igual que yo, pero con el tiempo estarás tranquila. Ya sabrás que puedes con esto y más. No te preocupes, relájate, ve a tu cita, y en cuanto sepas el resultado, háblame” aconsejó Elena.

“Tienes razón. Debo estar tranquila y pasará lo que tenga que pasar. Te llamo más tarde. Te quiero, loca” le dije sonriendo emocionada.

“Yo más”

Cuando iba camino a la clínica de la manada, me encontré con Dominik.

“¿Listo para el entrenamiento?” le pregunté.

“Listo, Luna” dijo sonriendo, pero incliné mi cabeza y lo miré fijamente.

Le había dicho que cuando estuviéramos solos podía llamarme Alania y entendió mi mirada.

“Perdón, Alania” dijo sonriéndome.

“Eso está mejor. Espero que sea un día productivo. Me encantaría entrenar con ustedes, pero tengo cita con el Doctor Anthony, así que te veré más tarde” le dije.

“Muy bien. Por favor, si necesitas algo, no dudes en hacérmelo saber, ¿Ok?” dijo Dominik.

“Claro, nos vemos más tarde” le dije y seguí mi camino rumbo a mi carro.

La clínica estaba a escasos 15 minutos, pero decidí manejar para no agotarme pensando en que quizá estaba embarazada.

Tomé mi Audi blanco, un regalo de Hansen, y me encanta este carro.

Al llegar a la clínica, la enfermera realizó su chequeo de rutina para mi cita. Checaron mi peso, presión arterial, temperatura, absolutamente todo, y siendo Luna de la manada, fue un chequeo extra para mí.

“Listo, Luna, ya puedes pasar al consultorio. El doctor te está esperando” dijo la enfermera. Le agradecí su amabilidad y me dirigí al consultorio.

“Buenos días, Anthony” le dije sonriendo a mi doctor.

“Luna, qué sorpresa bienvenida” me dijo levantándose para saludarme.

“Por favor, Anthony, después de todo lo que hemos pasado, puedes llamarme Alania” le dije sonriendo.

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