Por siempre tuya
Capítulo 67

Capítulo 67:

Después de un día maravilloso, comencé con mi primer día como Luna oficial.

Mientras entrenaba con Hansen, había estado observando a algunas guerreras, y varias llamaron mi atención, entre ellas Renata, la mejor de nuestras guerreras, a quien podría considerar como mi Gama, ya que Lexie era mi Beta, por ser la esposa de mi hermano.

Decidí acercarme y hablar con ella.

“Renata, sé que eres la mejor guerrera que tenemos. El hecho de que entrenes con los hombres y prácticamente les patees el trasero es más que evidente” le dije sonriendo.

“Gracias, Luna” me respondió con respeto.

“Alania, dime Alania. Si serás mi Gama y segunda al mando, deberíamos tratarnos con confianza” le dije, extendiendo mi mano para cerrar el trato.

Renata extendió su mano y una enorme sonrisa se reflejó en su rostro.

“Será un honor para mí, Luna. Perdón, Alania”.

“Perfecto. La idea es organizar unas clases para que las mujeres de la manada entrenen, enseñarles defensa personal y las que deseen ser parte de mi guardia de guerreras de élite puedan quedarse. Hablaré con Hansen para que estemos bien preparadas”.

“Organizaremos una clase mixta dos veces a la semana entre los guerreros del Alfa y nosotras” le dije orgullosa de mi decisión.

“Eso será una clase muy competitiva” comentó Renata.

“Esa es la idea. He visto a muchas mujeres pelear mejor que algunos hombres, pero no se les da el mismo espacio, y eso cambiará conmigo como Luna”.

“Necesito que reclutes a tres guerreras más que tengo en mente. Las he visto pelear y son feroces” le dije.

“¿Quiénes son ellas, aunque creo tener en mente sus nombres?” preguntó Renata.

“Son Elda, Keiko y Cecilia. Las he visto entrenar y pueden derrotar a cualquier lobo sin problema alguno. Son fuertes y temibles, justo lo que necesito a mi lado” respondí con seguridad.

“Las conozco. Es una excelente elección, Alania” aseguró Renata.

“Lo sé. Puedo confiar en ti para reclutarlas y organizar el entrenamiento. ¿Podemos empezar mañana?” le pregunté, depositando mi confianza en su eficacia.

“Claro, estaré encargándome de eso en este momento” afirmó Renata.

Decidida a cumplir mi deber como Luna, me preparé mentalmente para enfrentar cualquier desafío y proteger a mi manada.

Seré una Luna fuerte y temible, decidida a todo por el bienestar de los míos y para cumplir el destino que la diosa tiene planeado para mí.

Hoy es el primer día del entrenamiento de las mujeres.

Al terminar el entrenamiento de Hansen y sus guerreros, comenzaría el mío. Estaba emocionada, pero confiaba en que todo saldría bien.

“¿Estás nerviosa?” me preguntó Hansen acercándose a mí.

“Un poco” admití algo nerviosa.

“La verdad, estoy aterrada” confesé, y él sonrió antes de besarme.

“No tienes por qué estarlo. Sé que estarás perfecta, como en todo lo que haces” me aseguró.

Siempre encontraba las palabras adecuadas para hacerme sentir segura de mí misma, y por eso lo amaba.

Miré hacia el campo de entrenamiento y vi que todas estaban listas para empezar.

“Gracias por estar aquí y aceptar el reto y el llamado de nuestra Luna, sé que no se arrepentirán. Sin hacerlas esperar más, las dejo con nuestra Luna Alania” dijo Renata para dar una introducción y cederme la palabra.

“Buenos días a todas y gracias por estar aquí. Como ya lo mencionó Renata, este será el primer entrenamiento, donde aprenderán a defenderse ustedes y sus pups” expresé.

“Toda mujer y adolescente a partir de los 16 años tendrá que tomar este entrenamiento. Las primeras clases serán de defensa personal, y las que deseen continuar y formar parte de las Guerreras Elite bajo mi mando podrán quedarse y continuar en los entrenamientos” añadí.

“Como su Luna, me comprometo a darlo todo para que ustedes sean mejores cada día. Solo espero de ustedes su mayor esfuerzo. Sé que en cada una de las mujeres de mi manada hay una guerrera, solo vamos a pulir un poco esas habilidades” dije con una sonrisa y un tono firme de Luna.

“Renata, iniciemos. Todas estarán en grupos de 4, donde tendrán una guerrera ya experimentada que les dará la introducción básica. De ahí, seguiremos al ritmo adecuado. ¡Empecemos!” anuncié, y todas comenzaron a pelear.

Después de casi una hora, pude ver que las mujeres estaban dando su mayor esfuerzo, lo cual me tenía muy contenta.

Me acerqué a Renata para darle mis puntos de vista sobre algunas guerreras que vi con muy buenas posibilidades.

Cuando escuché una voz y vi a una mujer correr hacia Hansen, sin más decoro lo abrazó y lo besó delante de todos los presentes.

Los miré con ganas de desintegrarla; ¿Cómo se atrevía a tocar a mi mate, a mi esposo?

Podía sentir cómo la sangre me hervía, y en el campo se hizo un silencio aterrador entre las mujeres.

Renata se quedó viéndome y pude percibir el asombro en su rostro ante mi expresión de furia.

Caminé hacia Hansen y esa intrusa con ganas de hacerle daño, sin siquiera molestarme en preguntar su nombre.

Hansen estaba sorprendido pero no pudo hacer nada ante el ataque de esa mujer. Inmediatamente la alejó de él y volteó a verme, esperando mi reacción.

“Me alegra tanto verte, no sabes cuánto te he extrañado, pero ya estoy aquí y no pienso irme de nuevo” dijo esa mujer en una voz que parecía chillante.

“No te atrevas a volver a tocar a mi esposo, o te arrancaré las manos” le dije firmemente, mirándola fijamente.

Hansen estaba en estado de shock, sin decir ni una palabra, solo me observaba, esperando alguna explicación.

“¿Y tú quién eres para prohibirme estar cerca de mi novio?” me dijo la muy estúpida.

“¿Acaso estás sorda? ¿No escuchaste lo que te dije? Y para empezar, no me hables en ese tono, soy tu Luna y la esposa del Alfa Hansen” le dije, levantando la cabeza y furiosa.

“Luna? Hansen, amor, ¿De qué está hablando? Yo soy su Luna” dijo esa mujer, y yo estaba tratando de contenerme para no quemarla, pero mi paciencia estaba casi al límite.

“Irina, ella es Alania, mi esposa y mi Luna” dijo Hansen ante esa mujer.

Irina es su nombre.

Vaya, ahora no me sentiré tan mal.

Puedo poner su nombre en la lápida después de arrancarle la cabeza a esa golfa que se atrevió a tocar a mi mate.

“Hansen, antes de irme, tú me dijiste que yo sería tu Luna” dijo con su voz, y ya no pude contenerme más.

“Irina, eso fue hace mucho tiempo, antes de conocer a Alania. Tú te fuiste por casi dos años. ¿A qué se debe tu regreso?” dijo Hansen.

“Ya lo escuchaste. Eso fue antes de que él me conociera. Ahora yo soy tu Luna y espero el respeto que me merezco, o te puedes ir despidiendo de la manada” dije firmemente, sin dar pie a ninguna falta de respeto.

No iba a permitir que esta tal Irina se sintiera más que yo.

“Soy la mejor guerrera que hay en Red Winter. El puesto de Luna me pertenece. Me fui, pero ya estoy de regreso y pienso recuperar lo que es mío” me dijo, mirándome a la cara.

“Yo, Irina Lanz, te reto a ti, Alania Winter, por el título de Luna de nuestro Alfa y de esta manada” desafió.

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