Por siempre tuya
Capítulo 64

Capítulo 64:

Cuando terminó de besarme, nuestras frentes estaban unidas y me dijo:

“No me importa una fiesta grande, solo quiero ser tu esposo y que tú seas mi esposa, no quiero esperar más tiempo, al diablo con todo” me dijo gritando de alegría.

“Jamás te había visto de esa manera” le dije sonriéndole.

“Como enamorado de una mujer hermosa, con la que quiero pasar el resto de mi vida, con la que quiero tener a mis hijos, todos saben que eres mi luna y mi mate, solo quiero hacerlo oficialmente” me dijo.

“Han pasado tantas cosas, que no quiero esperar ya no, Aly, creo que ya es momento de ser felices” me dijo mirándome, y no pude negarme a esa mirada.

Lo amo tanto que nada me haría más feliz que ser su esposa.

“Entonces, ¿Cuándo sería, alfa?” le pregunté.

“En dos días, ¿te parece bien? Arreglaré todo y estaremos casados” me dijo con una enorme sonrisa.

“Muy bien, señor alfa, acepto” le dije, y me lancé a sus brazos.

“Te amo, Alania, te amo y te amaré siempre” me dijo sonriéndome.

“Te amo, Hansen, siempre” le dije, y nos besamos.

Al día siguiente, contacté a Elena para que me ayudara con mi vestido y los detalles de la boda.

Como sería algo rápido, solo estarían presentes miembros de la manada, nuestras familias y amigos más cercanos.

Mi padre y mis tíos estaban felices por la noticia. Finalmente nos casaríamos, aunque la amenaza de Julius seguía muy presente.

Hansen decidió que nuestras vidas no girarían a su alrededor. Él no manejaría nuestro presente y mucho menos el futuro que nos espera.

Elena y yo planeamos ir al mall para comprar algunas cosas para ese día.

A pesar de mi insistencia en que no era necesario, Hansen insistió en que me escoltaran, pero le dije que era ridículo, que podía defenderme y que ya se lo había demostrado.

Pero fue inútil discutir sobre mi seguridad con él. Parecíamos dos estrellas de Hollywood, con casi 15 guardaespaldas protegiéndonos, entre ellos Dominik.

“Por favor, solo no me sigan de cerca, traten de guardar la distancia. Quiero que sea un día normal, si acaso eso es posible” le pedí a Dominik, uno de los guardaespaldas.

“Alania, perdón, Luna” se disculpó Dominik, visiblemente preocupado.

“Si te pierdo de vista, mi alfa me va a castrar y eso es un impedimento importante si quiero tener pups algún día, cuando encuentre a mi mate” bromeé para aligerar el ambiente.

“No te voy a negar que sería un gran problema” le respondí, riendo en broma.

“Está bien, solo denme un poco de espacio, ¿Ok?” le dije, y él asintió con la cabeza en afirmación absoluta.

Después de hacer las compras, vimos una tienda de lencería y no pude evitar sonreír al recordar la última vez que estuvimos allí con Hansen.

“Elena, vamos a comprar algunas cosas nuevas, ¿te parece?” le propuse señalando la tienda.

“Wow Aly, no te conocía ese lado, pero me parece una idea fabulosa” respondió Elena con entusiasmo. Le pedí a Dominik que se quedara afuera para no sentirme incómoda mientras elegía la lencería para mi futuro esposo.

Mientras me cambiaba en uno de los cubículos, sentí una extraña sensación de estar siendo observada. Miré hacia atrás pero no vi a nadie.

‘Debe ser solo los nervios por la boda’ pensé para tranquilizarme.

Luego, mi beta me informó que Alania estaba en el mall, haciendo unas compras con una amiga, sin la compañía de Hansen.

“Muy bien, preparen mi carro, necesito ir de compras” ordené.

Elena y yo planeamos ir al mall para comprar algunas cosas para ese día.

Hansen insistió en que me escoltaran, pero le dije que era ridículo, que podía defenderme y creo que se lo he demostrado.

Pero fue inútil discutir con él sobre mi seguridad. Parecíamos dos estrellas de Hollywood, con casi 15 guardaespaldas protegiéndonos, entre ellos Dominik.

“Por favor, solo no me sigan de cerca, traten de guardar la distancia, quiero que sea un día normal, si acaso eso es posible” le dije a Dominik.

“Alania, perdón, Luna” dijo Dominik.

“Si te pierdo de vista, mi alfa me va a castrar y eso es un impedimento importante si quiero tener pups algún día, cuando encuentre a mi mate” me dijo preocupado.

“No te voy a negar que sería un gran problema” le respondí sonriendo en broma.

“Está bien solo, denme un poco de espacio, ¿Ok?” le dije y él asintió con la cabeza en afirmación absoluta.

Después de hacer las compras, vimos una tienda de lencería y no pude evitar sonreír al recordar la última vez que estuvimos allí con Hansen.

“Elena, vamos a comprar algunas cosas nuevas, ¿te parece?” le dije señalando la tienda.

“Wow Aly, no te conocía ese lado, pero me parece una idea fabulosa” dijo sonriendo. Le pedí a Dominik que se quedara afuera, no quería que nos viera escogiendo lencería para mi futuro esposo.

Mientras me estaba cambiando en uno de los cubículos, sentí una extraña sensación de estar siendo observada.

Miré hacia atrás y no había nadie, pero podría jurar que algo me acarició la piel.

Al llegar al mall, utilicé el amuleto que me dio Samanta para poder acercarme a Alania.

La seguí durante todo el día hasta que entró a una tienda de lencería con su amiga.

No pude resistir la tentación, así que con la ayuda de la magia del amuleto entré a verla.

Pude sentir cómo ella se sentía incómoda, sin poder verme, pero la sensación de ser observada fue más fuerte.

Verla desnudarse y colocarse esa lencería me volvía loco. Aunque ella no podía verme, sí podía sentir mis caricias, y eso la asustó.

Su piel se erizó y supe que me había sentido tocarla. Su aroma era delicioso, su perfume me hacía excitarme aún más.

Pronto, Luna, muy pronto, no esperaré más.

Me alejé de ella lentamente para que no sospechara.

Por hoy era suficiente.

“Alfa” escuché a Sampier en mi mente.

“Me informa nuestro espía que ella está haciendo compras para el gran evento” dijo mi beta.

“Cual gran evento?” pregunté.

“La boda entre Alfa Hansen y su futura Luna” dijo dudoso, por mi reacción.

“Cuando se llevará a cabo este evento?” le pregunté.

“Pasado mañana” me respondió Sampier.

‘No, si puedo evitarlo. Quiero los detalles. Esa boda no se llevará a cabo. Creo que tendré que dejar viuda a mi princesa antes de verla junto a otro hombre’ pensé mientras sonreía con sarcasmo.

“Alania, no has entendido que no serás de nadie más. ¿Por qué insistes en ponerlos en riesgo? No me quedará más remedio que matarlo o que me aceptes, ya sea por las buenas o por las malas” dije decidido.

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