Por siempre tuya
Capítulo 63

Capítulo 63:

Era la oportunidad perfecta para rodear a Hansen y acabar con él, pero también para asegurar a Alania.

En un arrebato de ira y determinación, ordené a mis mejores guerreros que persiguieran a Alfa Hansen y a su hermano.

Transformado en lobo, me dirigí a la frontera para presenciar la batalla, pero estaba alerta. La confrontación era feroz y, aunque mis hombres habían acorralado a Hansen, temía por Alania. Intenté comunicarme con mis guerreros Elite para asegurarme de que tenían a mi Luna, pero la noticia fue devastadora.

Alania había escapado, demostrando un poder inesperado y dejando un rastro de destrucción a su paso.

La pérdida de Alania me sumió en una furia desenfrenada.

Decidí que debía encargarme personalmente de recuperarla, y aunque la rabia y la decepción me consumían, estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario para tenerla de vuelta a mi lado.

Miré a Hansen e Iván, en mi rostro se reflejaba la furia el odio a ese Alfa y sin pensarlo más di al orden:

“Mátenlos a ambos, esto termina aquí, ataquen”

La escena en el bosque se volvió caótica cuando mis guerreros rodearon a Hansen, pero una luz deslumbrante nos cegó.

Al mirar hacia ella, descubrí que Alania levitaba entre llamas rojas, mostrando un poder impresionante. Su ataque implacable aniquiló a mis guerreros al instante.

No podía creer la magnitud de su fuerza, lo que solo avivó mi deseo de tenerla a mi lado. Una Luna con tal poder era irresistible.

Ante la imposibilidad de enfrentarla, ordené la retirada.

Al regresar a mi manada, me informaron que Alania había obtenido ese poder de su fallecido muse, Maxon. Aunque tenía que replantear mi estrategia, no perdí la determinación de tenerla.

La deseaba aún más ahora.

Después de días, supe que Alania y Hansen cenarían en un restaurante neutral.

Decidí aprovechar la oportunidad y me dirigí al lugar.

Allí, me encontré con Gustavo, el anfitrión del restaurante, y le saludé con una sonrisa sarcástica.

La coincidencia de tener tres Alfas en su establecimiento llamó la atención de Gustavo, quien se mostró sorprendido.

“Vaya, tres Alfas en un mismo lugar… es curioso, ¿No?”

Mi interés en Alania había crecido, y necesitaba conocer sus movimientos y tener un encuentro con ella lo antes posible.

La partida había sido temporal; la verdadera batalla por su corazón apenas comenzaba.

“Vaya que lo es” respondí con arrogancia cuando Gustavo me ofreció una mesa en el área VIP del restaurante.

Solicité una rosa del arreglo floral de la mesa y le pedí al mesero que se la entregara a Alania, sabiendo que esto molestaría a Hansen.

Al acercarme a la mesa, Hansen se puso de pie y colocó a Alania detrás de él de manera protectora. No pude evitar admirarla; lucía hermosa en su vestido negro y mi deseo de raptarla aumentaba.

Hansen me confrontó por enviar la rosa, pero respondí sin miedo, burlándome de él y recordándole el destino de Maxon.

Mi comentario enfureció a Alania, pero su ira solo me fascinaba más.

Después de un intercambio de palabras, Hansen se acercó a mí con una amenaza, pero nuestro anfitrión, Gustavo, intervino antes de que la situación empeorara, recordándonos las reglas del lugar.

A pesar de la tensión, traté de restar importancia al incidente y elogié a Alania nuevamente, insinuando que algunos alfas no merecen lo que tienen.

“Una palabra más, Julius. Solo dame una excusa” dijo Hansen con determinación.

Julius se acercó con una seriedad evidente.

“Julius, eres muy idiota al amenazar a mi amigo frente a otro alfa. Será mejor que te vayas, o olvidaremos el lugar donde estamos y no te gustará perder tu cabeza. Te lo advierto” intervino el otro alfa, identificado como el futuro heredero de Blue Mountain.

“Hace falta más que ustedes dos y un brujo para alejarme de lo que es mío. No esperé años por ella para perderla por dos imbéciles que creen tener derecho” respondí, acercándome cada vez más a Hansen.

“Utilizaré todos los medios a mi alcance, idiota. Ella será mía, es solo cuestión de tiempo. Y tú serás el próximo en hacerle compañía al principio de Maxon. Nadie me alejará de ella, nadie” les dije con determinación, alejándome de ellos.

Mi plan se desarrollaba como lo había previsto.

Ahora solo debía esperar la reacción de Hansen, sabiendo que haría todo lo posible por proteger a Alania, lo que eventualmente lo llevaría a descuidarse. Y cuando eso sucediera, sería demasiado tarde para ellos.

Al regresar a mi manada, convoqué a mis brujos.

Desafortunadamente, uno de ellos fue eliminado por su incompetencia, dejando solo a mi pequeña bruja, Samanta.

Era una bruja negra que se había enamorado de mí, y con falsas esperanzas, logré que me diera un poderoso amuleto que me permitiría ser una sombra invisible.

Esto me ayudaría a estar cerca de Alania sin que ella se diera cuenta, aunque el poder solo duraba unos pocos minutos, los cuales sabría aprovechar al máximo cuando fuera el momento adecuado para poner en marcha mis planes.

Desperté en los brazos de mi mate, sintiendo su cálido abrazo.

Era mi lugar preferido, y no podía dejar de admirarlo.

Después de aquella noche en la que finalmente me entregué a él por completo, todo había cambiado entre nosotros.

Hansen me habló sobre sus planes con Julius y por qué me había ocultado todo.

Aunque lo entendía, no lo justificaba. Soy su luna y debe confiar en mí, tratarme como su igual, especialmente si algún día estaré dirigiendo esta manada con él.

Desde entonces, no me ha ocultado nada.

Al contrario, me tiene involucrada en cada decisión que toma, lo cual me lleva a ayudarlo con los correos electrónicos pendientes en estos momentos.

“No sabía que ser alfa implicaba responder a tanto papeleo, correos electrónicos y llamadas” le dije con seriedad.

“Es un trabajo difícil. Toda mi vida me han preparado para esto. Pero ahora agradezco a la diosa por tenerte como mi mate. Me has ayudado tanto, y no dudo que serás la luna perfecta, porque ya lo eres” me dijo con ternura mientras se acercaba a mí para besarme.

“Y de eso, quisiera hablar contigo Aly” me dijo Hansen mirándome.

“Bebé, sabes que puedes hablar conmigo de lo que sea” le dije con una sonrisa.

“No me hagas eso, escucharte decirme así hace que me vuelva un cachorrito en tus manos, haces que se derrita mi corazón y parezco un idiota enamorado” me dijo sonrojado.

“El alfa malo está sonrojado” le dije sonriéndole y besando su mejilla.

“Me vas a volver loco, ya lo estoy, pero loco de amor por ti” me dijo mientras ponía sus manos en mi cintura y me sentaba en su escritorio.

“Aly, no quiero esperar más, casémonos ya” me dijo sonriendo.

“Ya, ¿A qué te refieres con ya?” le dije.

“¡Ya! Hoy mismo, mañana, pasado, no me importa, pero quiero que seas mi esposa, mi luna oficialmente” me dijo mientras me besaba y ponía ambas manos en mis mejillas.

“Hoy, mañana es imposible, tengo que planearlo, tu familia, la mía, nuestros amigos, yo…” le dije, y me volvió a besar, pero esta vez apasionadamente.

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