Por siempre tuya
Capítulo 61

Capítulo 61:

“Estoy demasiado ocupado, lo siento. Tendrás que comer sin mí y no creo terminar a tiempo para la cena” le dije seriamente, necesitaba seguir con la llamada.

“No importa, puedo esperarte el tiempo que sea necesario, y…”

Sin esperar a que ella terminara, contesté a Alfa McGregor, quien seguía hablando en la línea.

“Lo entiendo, por eso es necesario” le dije mientras le decía a Alania que estaba ocupado.

Ella me miró y pude ver su tristeza por mi comportamiento. Me senté y traté de terminar la llamada para hablar con ella.

“Muy bien, espero su llamada, Alfa” le dije y colgué.

Pero al mirar a la puerta, ella se había ido.

Me levanté para seguirla, pero el teléfono volvió a sonar y tuve que contestar.

Mi teléfono estuvo sonando por horas, al igual que mi correo electrónico tenía demasiados mensajes.

Esto duró días.

No recuerdo la última vez que comí al lado de mi Luna, y cuando regreso a la cama, ella está dormida.

Creo que debo tomarme el tiempo para hablar con ella.

Siento que la he descuidado y me prometí que siempre le haría saber cuánto la amo. Creo que estas dos semanas le he fallado, y no quiero que piense que no la amo.

Estaré ocupado todo el día, pero en la noche iré a demostrarle a mi mate cuánto la amo. La he dejado sola, y necesito demostrarle que ella siempre será mi prioridad.

La mujer que amo, necesito estar con ella, y hoy le demostraré cuánto la amo.

Al terminar mi trabajo en la oficina y todo el papeleo pendiente, no perdí más tiempo y me dirigí directamente a nuestro cuarto.

Ya era casi medianoche y había perdido la noción del tiempo. Cuando abrí la puerta, Alania estaba recostada en la cama, completamente dormida.

‘¡Diablos! ¡Esto es perfecto, Hansen!’ dijo Marcel en mi mente, solo tenías que llegar temprano y hacerla sentir la mujer más especial del mundo.

‘¡Ni siquiera eso pudiste hacer, estúpido humano!’ dijo mi lobo.

“Aly” le dije acariciando su rostro.

“Hermosa, ¿Podemos hablar?” le dije con mi voz suave, tratando de despertarla.

“Hansen, estoy cansada. Ya es tarde, mañana…” me dijo casi medio dormida.

“Por favor, hermosa. Lo siento, quería llegar antes y se me fue el tiempo con el trabajo. Por favor, mi vida, solo unos minutos” le dije suplicándole.

No podía esperar más, tenía que hablar con ella.

Alania se despertó y se levantó.

“¡M!erda!” dije sin pensarlo. Ella traía puesto un pequeño vestido negro totalmente transparente y solo sus panties, que no dejaban nada a la imaginación.

Ella me estaba esperando.

‘Soy un idiota’ pensé.

“Estoy totalmente de acuerdo contigo” dijo Marcel.

“Ya estoy despierta. ¿De qué quieres que hablemos?” me dijo mirándome.

Pero no podía quitarle la mirada de encima.

Se veía tan hermosa y se%y.

No podía dejar de pensar en tomarla en ese momento y olvidarme de todo, pero necesitábamos hablar y tuve que respirar profundo, muy profundo, para poder contener las ganas que tenía de hacerla mía.

“Aly” le dije tomando su mano entre las mías.

“Sé que estos días he estado alejado de ti, amor, y que no hemos estado cerca. Quiero pedirte una disculpa. No quiero que pienses que no te amo o que pasa algo entre nosotros. Es solo que el trabajo ha sido demasiado últimamente. Es solo eso, hermosa” le dije sonriéndole y acariciando su rostro.

“¿Eso es todo? ¿Estás seguro?” me preguntó, dudosa de mis palabras.

“Es todo, hermosa. ¿Qué más podría pasar? Te amo. Eres la mujer de mi vida, mi luna, mi mate, mi todo. Perdóname si no te lo he demostrado últimamente, pero nada ha cambiado, baby. Te amo” le dije, y me acerqué a ella para besarla.

Tomé su rostro entre mis manos y me acerqué a ella.

Podía sentir cómo su respiración se aceleraba, el sentir cómo reaccionaba a mis caricias, a mis labios, me excitaba.

Alania colocó sus manos alrededor de mi cuello y no pude esperar más.

“Te amo, Aly. Te deseo tanto. No sabes cuánto he extrañado tocarte” le dije al oído, casi suspirando por lo agitada que estaba mi respiración.

“Hansen, yo también te he extrañado. Te amo” me dijo mirándome.

Nuestras miradas se cruzaron y pude ver en su rostro que ella también me deseaba.

“Alania, quiero hacerte mía. Quiero ser todo para ti y que tú lo seas para mí” le dije mirándola, esperando su respuesta, su aprobación para por fin culminar nuestro amor.

“Hansen, yo también te deseo” me dijo y en su rostro se reflejó una sonrisa, la abrace con fuerza con amor, nuestros rostros estaban frente a frente, sabía que este paso no era fácil para ella, pero el que estuviera dispuesta a entregarse a mí, me demuestra que me ama tanto como yo a ella.

Comencé a besar lentamente su cuello en la parte donde estará mi marca, reclamando lo que es mío por derecho, mi mate.

“Me vuelves loco, eres todo lo que siempre desee, la diosa de verdad te hizo para mi” le dije con una sonrisa en mis labios.

Lentamente coloque mis manos sobre su pequeño vestido y comencé a quitárselo, ella levanto sus brazos para que pudiera deslizarlo sobre su cabeza, mire su cuerpo solo cubierto por sus pantis.

Como era posible que fuera tan perfecta, soy un hombre tan afortunado en tenerla.

Acaricies su rostro y coloque mi brazo en su espalda, para recostarla en nuestra cama, mis manos llegaron a su cintura y retire sus pantis dejándola completamente desnuda y solo el mirarla me dejo sin aliento, mi mujer estaba frente a mi como una diosa.

Ella se levantó un poco y comenzó a retirar mi camisa, le ayude hacerlo y me miro con esos ojos hermosos, bajo su mirada a mis pantalones, sus manos bajaron mi cierre y me levante un poco para deslizar mis pantalones y dejarlos en el piso.

Ambos estábamos desnudos completamente, comencé a escalar la cama, a colocarme sobre su cuerpo, nos abrazamos y comenzamos a liberar nuestra pasión nuestros más profundos deseos.

No era la primera vez que nos acariciábamos de esta manera, pero en este momento ambos sentíamos que llegaríamos a consumar nuestra unión, el amor que nos unía.

Mi respiración era agitada casi gimiendo de placer por estar tocando y acariciando su figura tan perfecta, ella tenía sus ojos cerrados pero podía sentir como su pecho se levantaba con cada roce de mi cuerpo.

El momento era perfecto y sin poder esperar más, la mire fijamente y me coloque entre sus piernas, ellas las coloco alrededor de mi cintura acercándose más a mí, en un instante solo se escuchó el placer, los g$midos, los movimientos, el ser uno por fin.

“Alania se siente tan bien estar dentro de ti, amor mío!”.

Cuando finalmente estuve dentro de mi mujer y el que ella pudiera sentirme como la hacía mía, sin pensarlo Alania comenzó a besar mi cuello,

“Márcame hermosa quiero ser tuyo, quiero llevar tu marca en mi cuerpo” le dije excitado esperando sentirla, sin esperar más ella perforo mi piel con sus caninos

“¡Alania, me encantas!”

Y el placer se apodero de mí, solté un gemido al llegar al éxtasis a mi clímax total, dentro de ella.

La bese y llego el momento de que ahora yo la marcara, mis caninos encontraron el punto exacto y comencé a perforar su piel dejando mi marca.

“Hansen… ¡Ah!”

Con esto pude sentir como ella llegaba al punto máximo y me volvió loco de placer el sentir su liberación en mi miembro.

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