Por siempre tuya -
Capítulo 51
Capítulo 51:
“No, será mejor que se muden al cuarto de Sebastián, porque no pienso pasar otra noche despierta con sus gritos. Por la diosa de la luna, parecía que te estaban matando, Elena. No me dejaron dormir en toda la noche” dije con mi cara de dormida, que era bastante visible.
“Ni siquiera dejaron que Hansen y yo termináramos lo que…” dije, pero me quedé callada, reaccionando a lo que estaba a punto de decir.
Todos me miraron y yo me puse roja de vergüenza. Comencé a comer mi desayuno sin decir una palabra más.
“¿Qué ibas a decir, Aly? ¿Que tú y mi hermano terminaran qué?” dijo Lexie, sonriendo por lo que estuve a punto de decir.
“¿Qué? Nada, no dije nada”.
“Acabas de decir que estos dos no los dejaron terminar. ¿De qué hablas? Porque se fueron antes que todos los demás” me preguntó Iván.
“Creo que la respuesta es bastante evidente, solo que cuando llegaron se encontraron con nosotros comiéndonos prácticamente en la puerta del cuarto de Alania” dijo Sebastián, y Elena le dio un pellizco.
“Auch, ¿Qué dije?” dijo Sebastián.
En ese momento llegó Hansen, y todos se quedaron en silencio, como si nada hubiera pasado.
“¿De qué hablan? ¿Quién no pudo terminar qué?” dijo Hansen.
Y todos comenzaron a reírse, cubriendo sus bocas con la mano para que Hansen no se diera cuenta de que se estaban riendo de él.
“Nada, Alfa, dormiste bien” dijo Elena.
“Más o menos, tenía mucho calor. El ambiente estaba bastante húmedo y caliente” dijo Hansen, y no pude evitar llevar mis manos a mi cara y cubrir mi rostro de vergüenza.
“Sí, no lo dudo, sobre todo ayer” dijo Iván, sonriéndole.
“Alania, ¿Quieres más fresas? Dicen que son muy buenas y afrodisíacas” dijo Lexie mientras me pasaba el plato.
Mi rostro estaba completamente rojo, y la miré con ganas de desintegrarla en ese momento, si no fuera porque está esperando a mi sobrino, ya hubiera salido volando.
“¿Qué pasa? ¿Me perdí de algo?” dijo Hansen.
“Creo que te perdiste de muchas cosas, pero no te preocupes ya nos vamos a mudar a mi cuarto, no quiero seguir estropeando tu vida sex… olvídalo” dijo Sebastián riéndose.
“Terminé mi desayuno, y ustedes están insoportables hoy” dije mientras me levantaba de la mesa.
Me dirigí a mi cuarto para darme un baño, pero cuando entré, había un aroma extraño que no reconocí.
Entré lentamente y vi la ventana abierta. Me acerqué para ver si alguien había entrado, pero no vi a nadie afuera.
Cuando cerré la ventana y me giré hacia mi cama, vi en ella una carta y una rosa blanca. Inmediatamente, imágenes de la última vez que vi algo similar pasaron por mi mente. La última persona que quería ver en mi vida.
“Estás de regreso, mi luna, y no puedo esperar el momento de tenerte en mis brazos y hacerme tuyo finalmente. No me he olvidado de ti y jamás lo haré. Alfa Julius”
El muy imbécil ya ni siquiera se preocupaba por ocultar que era él. Pero esta vez no huiré. Esta vez conocerá toda mi fuerza, y esta vez lo mataré como él mató a Maxon. Protegeré a todas las personas que amo.
Prepárate, Julius, porque pronto iré por ti.
…
Han pasado dos días desde el incidente entre Hansen y yo. Él ha estado muy ocupado con los entrenamientos y sus deberes como alfa. Aún no soy su luna oficialmente. Aunque todos me digan luna, aún me siento un poco extraña con ese título.
Estaba en mi cuarto leyendo un libro cuando alguien tocó a mi puerta. “¿Aly, estás ahí?” preguntó Lexie.
“Sí, pasa”
“Hoy tendremos la fogata anual. Estuviste tan poco tiempo que ni siquiera tuviste oportunidad de convivir en una” dijo Lexie.
“Fogata anual, ¿y qué se supone que debo hacer?” le dije confundida.
“No debes hacer absolutamente nada. Es una idea de Hansen. Cuando tomó el cargo de Alfa, la intención de esta reunión es que los nuevos mates y miembros de la manada convivan entre ellos y se conozcan más”
“Es una gran idea, ¿Cierto? Me sigue sorprendiendo mi hermano. Pensé que era un idiota, y al parecer no lo es tanto” dijo Lexie riéndose.
“A veces también me sorprende a mí” le dije con una sonrisa en mis labios.
“Sí, no lo dudo” dijo Lexie.
“Tienes que arreglarte. Ya está por comenzar. Ya oscureció, y todos están afuera divirtiéndose”
“Está bien, salgo en unos minutos” le dije y me preparé para la fogata. Estaba nerviosa por ver a Hansen. Después de dos días, me sentía ansiosa como toda una adolescente.
Bajé las escaleras y salí de la casa. Todo se veía espectacular. Seguí caminando para adentrarme en el bosque.
Se veían las fogatas y ruidos de personas conversando. Había luces blancas que, a lo lejos, parecían luciérnagas.
No pude evitar recordar un poco Obligion.
Seguí caminando y vi a mi hermano sentado alrededor de una fogata, abrazando a Lexie y acariciando su v!entre.
Se veían tan enamorados.
No pude evitar sonreír al verlos.
Elena tenía una rama con bombones, y Sebastián le estaba ayudando a calentarlos. ¿Quién diría que estos dos serían una pareja tan linda?
Mis mejores amigos juntos.
Qué ironía.
El viento comenzó a soplar un poco más fuerte. Era casi invierno, y el ambiente estaba bastante frío. Pero con la brisa llegó a mí el aroma más intoxicante, y supe perfectamente quién era: mi mate, Hansen.
Se acercó a mi espalda, y su cabeza estaba inhalando el aroma de mi cabello. Colocó sus manos en mi cintura, y no pude evitar que me temblaran un poco las piernas por su cercanía.
“Cada día que te veo, estás más hermosa, y tu aroma me vuelve loco” dijo mientras me abrazaba muy fuerte.
Dejé que se acercara a mí.
Se sentía bien estar en sus brazos.
Me dio la vuelta y me vio de frente.
“Estás lista para disfrutar la fogata. Te va a encantar. Anda, vamos, todos nos están esperando” dijo Hansen.
“¿Esperando para qué?” dije sorprendida.
“Ya lo verás” dijo sonriendo.
“El alfa nos honra con su presencia” dijo Iván mirándonos.
“Me alegra que ya se estén divirtiendo” dijo Hansen.
Hansen sonrió y comenzó a comunicarse a través de nuestro link mental.
“Necesito a todos en este lado de la reunión, por favor acérquense” dijo Hansen en su voz de alfa.
“Me da mucho gusto que todos estén aquí reunidos. Esta es una ocasión especial. Tenemos miembros nuevos. Empezaremos la tradición. Todos colóquense en posición con sus linternas de papel” dijo Hansen.
Todos corrieron en parejas y agarraron unas cosas de papel que no distinguí qué eran.
“Hansen, ¿Qué están haciendo?” le pregunté.
“Ven conmigo. Te enseñaré” dijo Hansen, tomando de mi mano, y caminamos rumbo a mi hermano.
.
.
.
Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.
Reportar