Por siempre tuya
Capítulo 49

Capítulo 49:

“Muy bien, Alania, hoy es tu noche. Diviértete, olvídate de todo, relájate y disfruta la vida” dije mirándome al espejo.

Decidí ponerme un vestido rojo corto que acentuaba mis caderas y mi cintura.

Dejé mi cabello suelto, mis rizos volando.

Me veía hermosa.

Me di los últimos arreglos y decidí bajar para irnos. Cuando vi a los demás, no pude evitar sonrojarme al ver que todos me miraban con la boca abierta.

“Aly, estás hermosa” dijeron Elena y Lexie.

“Gracias chicas, estoy lista, vámonos” dije sonriendo.

“Esperen, falta alguien” dijo Sebastián apenado.

“Falta alguien, ¿Creo que estamos todos, de qué hablas amor?” dijo Elena mirándolo.

Cuando escuché una voz que me hizo que me temblaran las piernas.

“Estoy listo, ahora sí podemos irnos”.

Todos miraron detrás de mí. Fijé mi mirada hacia Sebastián y él llevó su mano hacia su cabello y me dijo

“Lo siento”.

Me di la vuelta despacio y mi boca hizo una ‘O’ cuando vi al hombre mas guapo del mundo, Hansen estaba en una camisa negra que dejaba ver sus bíceps y su pecho musculoso, su pantalón negro de vestir lo hacía verse realmente como un dios griego.

Me quedé parada, sin poder decir una sola palabra.

“Creo que estamos todos, vámonos, cada quien en su carro, ¿Verdad?” dijo Lexie.

Me volteé rápidamente y la miré.

“No” le dije, mirándola, y ella solo levantó las manos en forma de disculpa.

Todos comenzaron a caminar hacia la puerta. Hansen caminó un poco hasta que estuvo frente a mí.

“Te ves espectacular, Aly” me dijo sin dejar de mirarme. Extendió su mano para que yo pudiera tomarla y salir juntos.

Respiré profundamente y lo miré a los ojos. Me dio una sonrisa que me estremeció el cuerpo, esa sonrisa que había extrañado tanto. Por unos segundos, sentí que había regresado en el tiempo a la primera noche que lo conocí.

Sin pensarlo más, tomé su mano y me correspondió con fuerza.

Sé que hoy será una noche inolvidable.

Hansen abrió la puerta del auto para que yo pudiera entrar y me tomó de la mano. Fue todo un caballero, como solo él sabe hacerlo. Tenía esa magia de hacerte sentir el centro del universo, de su universo.

Sonreí al ver la manera en que me trataba.

Le dio la vuelta al auto y se sentó en el lado del piloto.

Encendió el motor y nos fuimos todos en caravana hacia el bar, iríamos al más famoso, el que siempre frecuentábamos.

Durante el camino, ninguno de los dos dijo una sola palabra.

Llegamos al bar y entramos todos juntos, pero al ver que había demasiada gente, Hansen no dudó en tomar mi mano y sostenerla con fuerza.

“Quédate cerca de mí” me dijo al oído, y mi piel se erizó al sentir su aliento.

Solo moví un poco mi cabeza para que supiera que lo había escuchado.

Él se acercó al manager del lugar.

“Gary, ¿Cómo estás?” dijo Hansen acercándose a un hombre al cual no reconocí.

“Alfa Hansen, qué gusto verte. No me esperaba tu visita, hace mucho que no frecuentas mi bar” dijo Gary.

Entonces, desde que me fui, Hansen no ha venido.

No pude evitar sonreír por lo que había escuchado.

“No había tenido algún motivo especial para hacerlo” dijo Hansen mientras volteaba a verme.

Gary se acercó y me vio, haciendo una pequeña reverencia.

“Luna, un gusto verla. Por favor, diviértanse. Le pediré al mesero que los lleve al área VIP” dijo Gary.

“¿Gary?” dije sorprendida, mirándole.

“Porque esa cara, nunca te dije que conocía al dueño porque no tuve oportunidad de invitarte alguna vez a salir” dijo Hansen sonriéndome.

“Área VIP, ahora sí estamos hablando” dijo Sebastián.

Iván y los demás se sentaron en la mesa junto a nosotros, y el mesero se acercó para tomar nuestra orden.

“Buenas noches, soy Luis y seré su mesero hoy. ¿Qué les traigo de tomar?” nos preguntó.

“Tráeme una cerveza y para ella un refresco” dijo Iván.

“Esto de estar embarazada trae sus inconvenientes” dijo Lexie, mirándome con una sonrisa.

“Yo también una cerveza. ¿Hermosa, quieres algo?” dijo Sebastián, preguntándole a Elena.

“Sí, una bebida. Vodka con piña” dijo Elena.

“Dos, por favor. Yo quiero lo mismo” dije sin esperar a que me preguntara el mesero.

“Aly, no sabía que tomaras alcohol” me dijo Hansen, mirándome.

“Señor Alfa, hay algunas cosas que aún no conoces de mí” le dije sonriendo de manera pícara, y él me correspondió.

Se movió un poco acercándose a mí.

“Y estoy ansioso por conocerlas” me dijo al oído.

¡Diosa!

Este alfa me va a matar cada vez que se me acerca y me habla de esa manera.

Después de unas dos horas platicando y bromeando entre nosotros, Elena y yo decidimos ir a la pista de baile.

Nos levantamos de nuestros asientos y corrimos como locas al escuchar una de nuestras canciones favoritas. ‘Umbrella’ de Rihanna.

Ambas estábamos bailando en la pista como locas, cantando y abrazándonos con movimientos bastante se%ys.

“Cuando el sol brilla, brillaremos juntos. Te dije que estaré aquí para siempre. Dije que siempre seré tu amiga. Tomé un juramento y lo cumpliré hasta el final. Ahora que llueve más que nunca, sé que aún tendremos el uno al otro. Puedes pararte bajo mi paraguas” cantábamos al unísono.

Y sin darnos cuenta, la gente comenzó a rodearnos y Elena y yo comenzamos a bailar. La verdad, juntas no lo hacíamos tan mal.

Cuando vivía con mi tío, solía quedarme a dormir en casa de Elena y bailábamos por horas, hasta quedar exhaustas.

La multitud siguió bailando, pero de repente alguien me tomó de la cintura y sentí unas manos que estaban bajando a mi trasero.

Cuando giré para ver quién era, inmediatamente, esas manos me soltaron.

Pude ver cómo Hansen estaba empujando a otro hombre y lo tenía agarrado de su camisa.

“Lo siento, Alfa. No me di cuenta de que ella venía contigo” dijo el hombre con miedo en sus ojos.

Hansen lo soltó y se giró hacia mí.

“¿Bailamos?” me dijo, mirándome, y la música del bar cambió a una canción romántica que se empezó a escuchar. Hansen colocó sus manos en mi cintura y me pegó a su pecho.

La canción comenzó, pero noté a Hansen un poco extraño y lo miré a los ojos.

“Pedí esta canción porque quiero que escuches la letra. Nunca ha sido fácil para mí decir lo que siente mi corazón. Solo quiero que sepas que aquí estoy y estaré siempre para ti” me dijo seriamente.

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