Por siempre tuya -
Capítulo 48
Capítulo 48:
Inmediatamente solté un fuerte gruñido en desacuerdo por su falta de respeto, y ambos levantaron las manos rindiéndose.
Mi lobo, Marcel, estaba saltando de alegría al saber que nuestra mate se había puesto celosa. Sé que me pasé de la línea provocándola y Alicia estuvo más que feliz haciéndolo, pero yo solo me dejé llevar. Necesitaba saber si Aly aún sentía algo por mí.
Siento una felicidad enorme en mi pecho al ver su reacción. Me sigue amando. Ahora sé que todo estará bien.
Solo necesitamos tiempo y nuestra unión volverá a ser como antes, mi hermosa Luna.
No puedo creer que caí en el juego de Alicia, pero al ver a Hansen en esa posición, no pude evitarlo. Sentí ganas de matarla.
Debería agradecerme que solo le prendí fuego a sus tenis.Principio del formulario
¡Celos!
No pude soportar que otra mujer tocara a mi mate. Hansen, ahora que estoy cerca de ti, no sé qué me está pasando, pero solo quiero que estés cerca de mí. ¿Será por nuestro lazo o aún lo sigo amando como antes?
La duda me pasaba por la mente.
¿Seguía nuestra relación intacta después de lo de Maxon? ¿Estaría Hansen aún dispuesto a amarme y ser mi pareja?
Sé que la unión que la diosa de la luna nos dio sigue intacta. Quizás un poco quebrada, pero cuando Hansen está cerca, aún siento esas chispas en la piel. Sus caricias aún deseo tenerlas. ¡Diablos! El respirar su aroma despertó algo en mí que había olvidado.
Creo que lo sigo amando. Maxon fue importante para mí, pero él ha muerto. Siempre será mi muse y tendrá una parte de mi corazón.
Pero Hansen sigue aquí y ha sufrido tanto por mi culpa y aún así me sigue mirando con esos ojos de deseo y amor.
Dejaré que las cosas tomen su curso como debió ser.
Después de un rato tranquilizándome en mi cuarto, decidí bajar al área común para distraerme y jugar billar con los demás.
Estoy segura de que se están divirtiendo sin mí.
“Elena, ¿Cuándo aprendiste a jugar tan bien al billar?” preguntó Iván sorprendido.
“¿Qué acaso crees que Alania y yo solo jugábamos a las muñecas? Tu tío Iker nos entrenó muy bien” respondió Elena sonriendo mientras tiraba la bola 8.
“Y con ese tiro, Iván, creo que mi mate te acaba de ganar 2 veces seguidas. No es un sueño hecho realidad esta mujer hermosa” dijo Sebastián abrazando a Elena y dándole un tremendo beso apasionado en los labios.
“Sebastián, creo que tienes un cuarto arriba, ¿Por qué no se van y me evitan el verlos en situaciones imprudentes? ¡Ewwwwww! Elena es como mi hermana y ver que la besas… ¡Ewwwwww!” exclamó Iván.
“Nadie se va a reír de mi mate” intervino Lexie besando a Iván.
“No tenemos la culpa de ser unos conejitos incontrolables. Creo que mi v!entre es suficiente prueba de eso” agregó sonriendo mientras Iván ponía las manos acariciando su pequeño v!entre.
“Te amo, Lexie. Cada día le agradezco a la diosa por tener a una pareja tan hermosa” expresó Iván.
“¿Qué es esto? ¿Un torneo de quién derrama más miel? Están insoportables” comenté mirándolos después de ver tantas muestras de cariño.
“Sebastián, ¿Acaso escuchaste algún grinch por aquí? ¿Alguien se está quejando?” bromeó Elena.
“No, amor mío, no escucho nada. Solo bla bla bla bla, estoy celosa de ustedes, bla bla bla” respondió Sebastián riéndose.
“¡Jaja, qué gracioso!” exclamé con una cara de sarcasmo.
“Chicos, estoy aburrida. ¿Nos vamos a quedar aquí sin hacer nada?” pregunté.
“Haber, Aly, cuéntale a tu psicólogo, ¿Qué te pasa que necesitas?” dijo Iván sentándose junto a mí en broma.
“¡Qué idiota! No te burles de mí” le dije haciendo pucheros.
“Está bien, anda, dinos qué quieres hacer y estamos todos de acuerdo en hacerlo” dijo Sebastián.
“Sí, porque no, estoy embarazada, pero eso no me impide divertirme” dijo Lexie sonriendo.
“¿Amor?” dijo Sebastián mirando a Elena.
“Sí, ¿Qué diablos, qué quieres hacer?” preguntó Elena.
“Vamos al bar, a un antro. Necesito bailar, emborracharme, gritar, divertirme. Lo necesito como loca” dije sonriendo emocionada.
“No se diga más, vámonos” dijo Iván.
“Chicos, necesitamos 20 minutos mínimo para arreglarnos” dije con mis manos en forma de súplica.
“¿En serio? ¿Se van a tardar horas?” dijo Iván.
“Prometemos que solo serán 30 minutos” dijo Lexie.
“¿Dijeron que 20?” dijo Sebastián.
“Mi amor, créeme que lo que me tarde, tú lo vas a disfrutar cuando regresemos” le dijo Elena a Sebastián, y todos nos quedamos totalmente serios al escucharla.
“Tomense el tiempo que necesiten, ¿Quién soy yo para apresurar a las mujeres?” dijo Sebastián mientras se sentaba y subía sus pies a la mesa para ponerse cómodo.
“En serio, creo que acabo de escuchar un latigazo y van rodando en el suelo tus canicas” dijo Iván riéndose de Sebastián.
“¿Elena, en serio lo que acabas de decir?” le pregunté sorprendida.
“No lo sé, pero adoro su carita de alegría de tan solo pensar que hoy me hará suya” dijo Elena riéndose.
“Eres mala, Leni” dijo Lexie sin poder contener la risa.
“Qué milagro que están aquí solo sin sus parejas, pensé que eso ya no era posible” dijo Hansen mirando a Iván y Sebastián, que estaban sentados en el área común.
“Las estamos esperando” dijo Iván.
“¿Van algún lado?” les preguntó Hansen.
“Alania quiere salir a divertirse y relajarse. La verdad, creo que todos lo necesitamos” dijo Iván.
“¿Por qué no te unes a nosotros? Será divertido” dijo Sebastián, pero Iván se le quedó mirando, tratando de que no dijera nada.
“¿Qué? ¿Dije algo inusual?” preguntó Sebastián.
“La verdad me encantaría. Hace mucho que no salgo a divertirme. Parece una buena idea. Denme 5 minutos y regreso. No se vayan sin mí” dijo Hansen mientras corría hacia su cuarto.
“Eres un idiota” dijo Iván dándole un golpe en la cabeza a Sebastián con la mano.
“¡Auch! ¿Qué hice?” preguntó Sebastián.
“De quién crees tú que quería distraerse mi hermana” dijo Iván.
“Haaa, creo que cometí un error, ¿Cierto?” dijo Sebastián.
“Tú qué crees, siempre dije que la diosa no daba los talentos todos juntos. O eres muy guapo o inteligente, pero creo que en tu caso se te ve en la cara” dijo Iván riéndose.
“Me acabas de llamar idiota” dijo Sebastián.
“Y eso, señores, confirma mi teoría” dijo Iván.
“Listas, vámonos” dijo Lexie mientras bajaba las escaleras acompañadas de Elena.
“¡Wow, estás hermosa!” dijo Iván besándola.
“Les dije que solo necesitábamos 30 minutos” dijo Elena.
“Técnicamente fueron 40, pero ¿Quién los está contando?” dijo Sebastián.
Al terminar de arreglarnos, Lexie y Elena bajaron primero. Yo me tardé un poco mientras me veía en el espejo.
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