Monica
Capítulo 23

Capítulo 23:

POV: Mónica.

Montamos el todoterreno, Alonzo conducía, yo iba a su lado y Mario en el asiento de atrás, mientras los guardaespaldas nos seguían en una camioneta muy de cerca.

El ambiente dentro del auto era tenso.

Alonzo puso música y cantamos como de costumbre, aunque me sentía un poco incomoda porque Mario no decía nada, solo nos observaba, algo que Alonzo también notó.

“Mario, ¿No te gusta la música?”, le preguntó Alonzo.

“Está bien”, dijo él con indiferencia.

“Puedo poner algo que te guste, el camino es de casi dos horas”

Solo le devolvió una mirada muy seria.

“Está bien viejo, no te enojes, qué humor, si no querías no hubieras venido”

“El Señor Giordano dijo que debía venir para ser su niñera”

“Créeme, ni Mónica, ni mucho menos yo, necesitamos niñera, ambos hemos viajado solos a diferentes países y este en específico es el segundo hogar de Mónica”

“Ustedes no saben nada, Sicilia puede ser muy tranquila, pero si se topan con gente que no deben les puede ir mal”

“Como en todos lados, no puedes juzgar una ciudad por unos cuantos, no deberías de darle tan mala publicidad a tu ciudad frente a los turistas”

“Tú no sabes nada”

“Tienes razón, pero sé que puedo cuidar a Mónica por eso no veo necesario que estés aquí”

“De acuerdo, bueno, ¿Por qué mejor no seguimos escuchando música?

Intervine antes de que la discusión se hiciera más intensa.

El trayecto, debo decir, que se me hizo eterno, entiendo lo que dice Mario sobre los peligros qué puede haber en la ciudad.

Sin embargo, Alonzo tiene razón, nunca me he topado con gente extraña y este es mi segundo hogar además de tenerlo a él y a los guardaespaldas para cuidarme.

Llegamos a la casa y todos bajamos del auto.

Mario ha acompañado al abuelo aquí así que tiene su habitación, en cuanto a Alonzo y yo usamos las mismas que nos asignaron el primer día.

“Amor, descansa un rato, en la noche tengo una mesa reservada en un lindo restaurante para los dos”, dice mientras me toma de la cintura.

“¿Para dos? ¿Y Mario?”

“No sé, puede comer donde quiera, es el primer cumpleaños que celebramos juntos no quiero un intruso en mi cita”, dice con una cara de disgusto qué se me hacía más bien divertida.

“Está bien”

Me dio un largo beso, qué poco a poco se iba transformando en uno muy apasionado hasta que Mario nos interrumpió con un carraspeo de garganta.

“Deberían de subir a la habitación”, dijo con un tono muy molesto.

“De hecho, lo haremos”, le contesto Alonzo.

“Esta noche Mónica y yo saldremos…”

“No tengo ánimos”, contestó Mario.

“Perfecto, iba a decirte que es una cita solo para los dos, puedes quedarte aquí o hacer lo que quieras”

“Estoy aquí para cuidarlos”

“No necesitamos niñera, gracias”

Me tomó de la mano y subimos al segundo piso.

“No tenías que ser tan duro”, dije cuando ya estábamos solos.

“Lo siento cariño”

Me da un casto beso.

“Anda, ve a tu habitación, si no, terminaré lo que empezamos allá abajo”

Negué con la cabeza y sonreí.

Me di un largo baño en la bañera, elegí un vestido plateado con escote en v ajustado arriba y una falda suelta qué llegaba a la mitad de la pierna.

Además de sandalias de tacón con tiras delgadas, el cabello suelto con ondas y un maquillaje sencillo, pero con labios rojos.

Bajé a la sala donde estaba Alonzo con un esmoquin, se veía realmente guapo, se acercó para ayudarme a bajar los últimos escalones.

“Estás preciosa”, dijo tomándome de la cintura y dándome un beso en la mejilla.

“Gracias, tú también te ves muy guapo”

Mario también estaba en la sala y no apartaba su vista de mí, lo que me tenía un poco incomoda.

“Nos vemos”, le dijo Alonzo mientras me dirigía a la salida con su brazo en mi cintura.

Joseph nos esperaba con la puerta trasera del auto abierta.

“Feliz cumpleaños niña”, dijo con una gran sonrisa.

“Gracias Joseph”

Alonzo y yo subimos al auto, su guardaespaldas es quien conducía mientras Joseph iba en el asiento del copiloto.

Mientras íbamos camino al restaurante, Alonzo tomó mi mano y la besó llamando mi atención.

“Realmente soy el más afortunado por tenerte a mi lado”, dijo acariciando mi rostro, le di un pequeño beso en los labios, qué después tuve que limpiar porque lo manche con labial.

“Llegamos”, dijo Joseph llamando nuestra atención.

Estábamos en un exclusivo restaurante de la ciudad.

Alonzo me ayudo a bajar, le preguntaron en la entrada a nombre de quien estaba reservado.

“Alonzo Smith”

“Claro, sígame, señor”

Nos llevaron a una zona separada, más privada del restaurante donde se sentía que solo estábamos los dos, nos entregaron el menú y pedimos.

Alonzo sabe que puedo tomar vino, pero dijo que hoy sería responsable y pidió un jugo de limón para ambos.

La cena estuvo exquisita al igual que el postre de chocolate qué tenía una vela con la que Alonzo me canto el feliz cumpleaños.

“Anda, pide un deseo”, dijo con una gran sonrisa.

Soplé la vela y no sé en qué momento él saco una caja roja con detalles dorados de una famosa joyería, la abrió y dentro había un collar sencillo con un pequeño dije en forma de corazón de zafiro.

“Feliz cumpleaños amor”

“No tenías que”, dije con una gran sonrisa.

“Claro que si, además en cuanto lo vi pensé en ti, en el azul de tus ojos, en tu estilo, sencillo pero elegante, es perfecto para ti”, dijo mientras me ayudaba a ponerme el collar haciendo mi cabello a un lado, y depositando un beso en mi cuello.

“Ven, vamos, es hora de seguir celebrando”

Me dio la mano, salimos del restaurante y nos dirigimos a una discoteca de moda, lo miré con intriga antes de bajar.

“Aún somos adolescentes, vamos a divertirnos como tal”, dijo con una gran sonrisa, esa qué casi solo yo tengo la dicha de ver a diario.

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