Monica
Capítulo 24

Capítulo 24:

POV: Mónica.

Entramos al lugar estaba repleto, pero nos dirigió a la zona VIP donde no había tanta gente.

Bailamos hasta no poder más, él se permitió tomar un par de tragos, pero no más porque según él tenía que cuidarme.

Ya casi de madrugada salimos del lugar, pero no nos fuimos a casa, en su lugar fuimos a un hotel.

“Oye tenemos una casa a la que podemos ir”

“Lo sé”, dijo sonriendo.

Bajamos, fue a recepción y regreso con la llave en su mano y subimos al ascensor.

No voy a decir que no estoy nerviosa, ya estuve con el pero igual estoy nerviosa.

Llegamos a la suite, abre la puerta y me invita a pasar primero, el lugar estaba iluminado con velas, lo miré y tenía sus manos en los bolsillos y una hermosa sonrisa, seguí el camino de velas qué llegaban hasta la habitación.

La cama estaba llena de pétalos de rosa, sentí como me abrazo por la cintura mientras estaba de espaldas.

“La primera vez no fue romántico, quería arreglar eso”

Giré en sus brazos para verlo de frente.

“Igualmente fue perfecto, pero gracias”

Lo besé, el beso fue lleno de muchos sentimientos, el chico que todos decían solo jugaba con las chicas resultó ser el más tierno, me hace sentir especial y querida.

Él es maravilloso, la ropa poco a poco nos fue estorbando y nos deshicimos de ella. Me dirigió a la cama y con delicadeza me deposito en ella, rompió el beso y me miró a los ojos.

“Eres perfecta, te amo Mónica”

Sonreí y acaricié su rostro.

“Yo también te amo Alonzo”

Esa noche volvimos a estar juntos, él era tan delicado y cariñoso, me hacía sentir especial, siempre procurando qué me sintiera bien y cómoda.

Cuando terminamos me acurruque en sus brazos.

“Estás bien cariño”, preguntó mientras acariciaba mi espalda.

“Sí, solo algo cansada”

“De acuerdo pequeña, es suficiente por hoy”, dijo cuando me vio bostezar, me abrazo y no tardamos en quedarnos dormidos.

Me desperté con Alonzo aun abrazándome, me moví porque quería ir al baño, pero él solo me abrazo más fuerte.

“Tengo que ir al baño”, le dije.

“No”

“Es urgente”

“Está bien”

Me soltó, tomé su camisa qué estaba tirada en el suelo y me la puse encima, entre al baño, me mire en el espejo, mi cabello era un desastre, lo arregle como pude, lave mi rostro e hice todo lo que tenía que hacer en el baño y luego volví a la habitación.

“Mi camisa te queda muy bien”, dijo con una sonrisa desde la cama.

“Gracias, considero quedármela”, dije mientras me metía de nuevo en la cama.

“No me gusta que roben mi ropa”

“No estoy robándola, me la estas obsequiando”

Me dio un beso y en cuestión se segundos él ya estaba sobre mí

“¿Estás bien?”

“Claro que sí, solo tengo hambre”

“Bien, bajemos a desayunar”

Cada uno se duchó y nos tuvimos que poner la ropa de ayer, pero era lo de menos.

Bajamos y Joseph junto con el guardaespaldas de Alonzo estaban esperando, me da algo de vergüenza que sepan que estuvimos solos en una habitación no precisamente jugando a las cartas, pero ya que.

Pasamos por un café, comprando el desayuno para los cuatro y volvimos a casa para poder cambiarnos de ropa.

En cuanto entramos, Mario estaba en la sala, se veía muy molesto.

“¿Se puede saber dónde estaban?”

“Tranquilo viejo, solo fuimos a celebrar su cumpleaños”, le dijo Alonzo muy tranquilo.

“Yo estoy aquí para cuidarlos”

“Ya tenemos un par de niñeras no necesitamos más, créeme”

“Tú no sabes nada, te aprovechas de ella por su inocencia”

“Oigan dejen de discutir ¿Quieren?”, les dije a ambos porque el ambiente se comenzó a poner tenso.

“No, tú eres una ingenua, él solo se está aprovechando de ti, cuando se aburra te hará a un lado, se nota desde lejos el tipo de chico que es”

“Y según tú, ¿Qué tipo de chico soy?”, le contestó Alonzo ya muy molesto con la mandíbula tensa.

“Del que se aprovecha de chicas tontas e ingenuas como Mónica”

“De acuerdo eso si me ofendió”

“Tú no sabes nada de nosotros, es mejor que cierres la boca”

“¿Sí? ¿Tú y cuantos más me harán cerrarla, niño bonito?”

Ambos estaban muy cerca el uno del otro casi a punto de golpearse, me tuve que poner entre ambos.

Tomé a Alonzo del rostro para que me viera, él es mucho más grande y fornido qué Mario, estoy segura qué lo hará papilla en un momento.

“Mírame”

Él me miró, sus ojos mostraban real enojo”

“Calma sí, no importa, solo déjalo, por favor”, dije al borde de las lágrimas, soltó un gran suspiro y me abrazó

“¿Qué?, sabes que no puedes contra mí y necesitas que Mónica intervenga?”, dijo Mario en tono burlesco, lo que me hizo girar hacia el muy molesta.

“¡Cierra la boca, y retírate!”, le dije en tono severo.

“Claro señorita, lo que ordene”, dijo con amargura, pasando por nuestro lado.

Las lágrimas comenzaron a salir de la nada, Alonzo me abrazo.

“Ya cariño, no llores por favor”

“Es que fui muy dura con él”

“No, claro que no, él te falto al respeto, ven vamos a cambiarnos y a dar un paseo para que tomes aire”

Me puse un vestido de verano azul celeste con flores amarillas qué me daba a la mitad de la pierna, sandalias y mi cabello suelto.

Alonzo me estaba esperando en la sala, vino a mi encuentro, en cuanto me vio me levanto, mientras yo colocaba mis brazos alrededor de su cuello para fundirnos en un beso.

Me dio su mano y salimos, fuimos de compras y almorzamos fuera, a la tarde volvimos a la casa, nos duchamos y nos sentamos a ver series en la sala.

Mario no salió para nada de su habitación, a la hora de la cena le pedí a la empleada qué le llevara de comer.

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