Mamá psicóloga -
Capítulo 87
Capítulo 87:
POV Lucas
“Estoy bien aquí Lucas, no comiences con lo mismo”.
“Bien, bien, en realidad…”, suspiro.
“Quería pedirte algo”.
“¿Algo?”
Ella suena incrédula.
“¿Qué podría hacer yo por mi grandioso hermano mayor?”
Sonrío ante esas palabras.
Realmente extraño a mi hermana, pero comprendo que está viviendo de la forma que prefiere.
Alejo esos pensamientos de mi cabeza.
Me enfoco en lo que realmente importa y soy directo con mis palabras.
“Verás conocí a una chica está embarazada y no tiene donde quedarse”, suspiro.
“Pensé que quizás podría prestarle tu apartamento, no estás usándolo así que…”
“¿Conociste una chica?”, mi hermana jadea.
“¿Dónde?, ¿Cómo?, ¡Qué tan linda es como para que te preocupes así por ella!”
“Es una paciente y es linda, pero no me interesa de ese modo, la estoy ayudando”.
“Lucas, tú, ayudas a personas, pero nunca me habías pedido mi apartamento, no tiene nada de malo si te interesa”.
“No me comas la cabeza Lu, tú no puedes hablar de mí, vives alejada del mundo”.
“No quiero discutir, Lucas”, su voz se amarga.
“Puedes usar mi departamento, pero quizás si le presentas una chica a mamá se calme”, sonríe ligeramente.
“Esa enfermera que te ayuda es bastante bonita”.
“No me interesa, bueno, llama a mamá”, suspiro.
“Y te prometo que cuidaré tu departamento”.
“Si quieres cambiar la decoración no me molesto”
“Nunca vienes Lulu, ¿Para qué querrías muebles nuevos?”.
“No lo sé”, sonríe.
“Ten linda noche hermanito”.
Mi hermana termina la llamada.
Suspiro poniéndome en pie para acercarme a la ventana y meto la mano en mis bolsillos pensando en lo que mi hermana me dijo.
He querido complacer a mi madre toda la vida.
He pasado mucho tiempo viviendo tratando e ignorar lo que mi madre dice, pero comprendo que quiere verme feliz y siento que le estoy robando eso.
No quiero engañar a nadie, no quiero tampoco involucrar a alguien que realmente intente quedarse más de lo que necesite si voy a mentirle a mis padres, pero sobre todo no quiero correr el riesgo de que les cuente la verdad si no les doy dinero suficiente.
Regreso al pasillo sin poder estar más dentro de la oficina, tampoco quiero ir a casa porque he tenido suficientes noches de insomnio durante la semana.
Saludo a las enfermeras que pasan alrededor de los pasillos.
Pienso en lo que dijo Lucia sobre esta chica y quizás si me siento un poco más interesado en ella que con otros pacientes.
¿Por qué?
Porque se ve justamente como me vi yo durante años antes de que mi madre viniera., porque siento que de algún modo ella necesita más apoyo que dinero y sobre todo porque puedo ver que realmente está luchando por salir adelante.
Salgo de la clínica cuando no tengo mucho más que hacer.
Subo a mi auto cuando no me queda otro remedio que irme a dormir a casa y una vez en mi departamento tomo las píldoras para dormir recordándome que mañana será un día tan largo que probablemente dormiré por mi cuenta.
Justamente como predije la mañana llega repleta de problemas.
El móvil no deja de sonar mientras preparo algo de comida y cuando llego al hospital tardo cinco minutos en llegar a la habitación de mi nueva paciente.
La chica se despierta justo cuando me ve, sonrío ligeramente antes de dejar el bol de comida frente a ella y puedo ver su pena cuando mira el plato de comida que traje para ella.
“No digas nada”, le pido.
“Necesitas comer y yo quería…”, dudo pensando en lo que rondó en mi cabeza toda la noche.
“Quería proponerte algo que quizás sea bueno para usted”.
“Realmente no tengo dinero, doctor, yo…”
“No quiero dinero”, le respondo.
“En realidad, solo necesito que me ayudes con algo que no tiene nada que ver con dinero”
Ella me mira asustada.
“No piense nada extraño antes de escucharme por favor”.
POV Beatriz
“Si no quiere dinero no sé cómo puedo ayudarlo”, le digo al hombre que, aunque apenas conoce, me da mucha seguridad.
“No tengo nada que dar y no podría dormir con alguien que…”
“Dije que no pensaras cosas raras”, responde él señalando la comida.
“Come, esta la preparé yo, así que no es tan buena como la de antes”.
“Gracias”, murmuro comiendo el primer bocado.
“Yo, realmente no puedo quejarme”, lo miro durante un instante.
“No he comido bien en meses”.
“Exactamente, eso es lo que podríamos arreglar”
El doctor que hoy si lleva su bata se sienta cruzado de piernas en el sofá próximo a la cama del hospital donde me encuentro.
“Verás, puedo darte una casa y todo lo que necesites durante el embarazo”, noto su seguridad.
“Quiero ayudarte mientras me ayudas tú”.
“¿Cómo podría ayudarte?”
“Necesito una novia”.
Dice el hombre sentado frente a mí y abro mis ojos en pánico.
Lo miro detenidamente, la mandíbula marcada, los ojos profundos….
La atractiva forma de su rostro no lo hacen lucir como un descarado, pero que estoy pensando, si después de todo fui traicionada por alguien que parecía el mejor de todos.
“De verdad le agradezco lo que ha hecho, pero no voy a dormir con usted”
Lo miro con firmeza.
“Puede que esté prácticamente sin nada, pero no pienso comprometer lo único que me queda en esta vida que es mi orgullo”
“No quiero dormir con usted”, me dice entonces.
“Jamás le pediría eso a una mujer a cambio de cuidarla”
Sus ojos se mueven hasta mí.
“Permítame explicar detenidamente lo que realmente necesito de usted”.
Me quedo en silencio.
Sigo comiendo porque el hambre es bastante fuerte.
Él se pone en pie.
Luego se acerca más a mi cama y puedo ver la sinceridad una vez más en sus palabras cuando comienza a explicarme su plan.
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