Mamá psicóloga
Capítulo 85

Capítulo 85:

POV Lucas

“Te digo que estoy bien mamá, deja de preguntarme lo mismo todos los días”.

“No vienes todos los días”, responde Lizbeth mientras coloca ese típico plato de macarrones frente a mí.

“¿Ya tienes novia?”

“No, estoy muy ocupado”.

“Cariño, sabes que puedes contarnos todo”

Mi madre me mira.

“No vamos a juzgar si tú…”

“No soy g%y, me gustan las mujeres”, sonrío.

“Es solo que no es tiempo aun para tener una mujer, estoy muy enfocado en tu trabajo”.

“¿Enfocado?”

Mi madre muerde un macarrón.

“Tienes veinticinco, quiero ver a mis nietos correr y tu hermana va por el mismo rumbo que tú”.

“¿Él ha bajado?”

“No hace un mes que no sale de esa absurda cabaña que tu padre le regaló”, ella niega.

“Y tu hermano…”, sus ojos se achican.

“Ese niño se olvida que salió de mí”

Sonrío ante esa muy gráfica expresión.

Me pongo en pie para besarla en la mejilla, sintiéndome una vez más como el niño al que después de todo, salvo más de una vez, mi madre me abraza antes de despeinarme como si aún tuviera ocho años.

“Yo sigo aquí”, le sonrío.

“Tú sigues siendo mi princesa del parque mami, no te sientas sola”.

“Quiero nietos, quiero verlos crecer antes de que muera”, me reprocha.

“Y tu padre se ha vuelto demasiado agobiante desde que todos ustedes se marcharon”.

“Mi hermano no se marchó”, le recuerdo.

“Fueron a estudiar a Alemania, además, no sería este el momento de vivir tu amor con papá sin chicos alrededor”.

“Por favor Lucas, tu padre y yo hemos vivido nuestro amor a plenitud”

Hago una mueca que la hace reír.

“Pero esta casa es demasiado grande sin mi familia”.

“Prometo venir más si eso quieres”, le digo.

“Pero deja de preguntarme si tengo esposa, yo estoy bien así, realmente no creo que sea tiempo de tener una esposa que…”

“Lucas, ¿De verdad no me estás ocultando nada?”

Mi madre toma mi mano.

“¿Realmente no has tenido más pesadillas o crisis?”

“No madre, estoy bien”

Mi móvil suena, cosa que agradezco.

“Oh es del trabajo, necesito tomarla”

Mi madre suspira.

Ella se pone en pie para servirse algo de café y salgo de la cocina, agradecido con esta llamada, no quiero contarle que sigo pensando que lo poco que recuerdo de mi verdadera madre me hace dudar de que pueda tener un matrimonio.

No quiero amar a alguien y sufrir una vez más.

No quiero atar mi vida a alguien que podría dejarme.

“El doctor Lucas Mark al habla, ¿Qué sucede?”

“Buenas tardes, doctor, lamento llamarlo en su día libre, pero tenemos un caso extremo aquí y necesitamos que examine a la chica”.

“Estaré ahí en una hora”, contesto mirando a la cocina.

“Dígale a mi asistente que vaya preparando los papeles”

“Como usted diga”.

La llamada es finalizada.

Luego vuelvo a colocar el móvil dentro de mi pantalón antes de regresar a la cocina, mi madre me recibe ahí con un táper de comida perfectamente cerrado.

“Sé que tienes que irte”, ella me besa.

“Pero aquí tienes la cena, no vayas a dormir tarde y si puedes dile a tu hermana que venga a verme”.

“Sí madre”.

Respondo abrazándola.

Luego tomo la comida que empaquetó para mí y estoy a punto de salir de casa cuando veo a mi padre abrir la puerta. Lo abrazo rápidamente.

“¿Todo bien?”

“Mamá está triste”, respondo.

“Deberías darle más cariño a tu esposa”, sonrío.

“Tengo que irme, pero podemos hablar de cómo hacerla feliz más tarde”.

“Sé cómo hacer feliz a mi mujer Lucas”

Mi padre sonríe.

“¿Te hizo la pregunta?”

“Si papá y la respuesta sigue siendo la misma”.

“Hijo, si necesitas ir a terapia puedo conseguir a alguien que…”

“Estoy bien papá, nos vemos después”.

Salgo de casa un minuto después.

Llegó al hospital justamente en una hora y ni siquiera tengo tiempo de cambiarme antes de ir hasta la sala donde tienen a la chica.

Mi asistente me sigue con la información.

“Madre primeriza, veinte años aproximadamente, tiene un caso de desnutrición nivel dos y también algo de anemia”.

“¿Los padres?”

“Dijo que la echaron de casa doctor”.

“¿Esposo o novio?”

“No hay padre conocido, la chica está sola y al parecer ni siquiera tiene recursos para pagar el tratamiento estándar”.

“Me haré cargo”, digo abriendo la puerta de la habitación.

“Sabes como hacerlo, así que encárgate de pagar”.

“Sí doctor”

La mujer se marcha dejándome a solas con la paciente.

Camino hasta la chica inconsciente sobre la cama y me doy cuenta de que está demasiado delgada.

Tomo su mano y chequeo su pulso.

Evalúo ligeramente su peso y después de unos minutos destapo su cuerpo para proseguir con el examen general.

La chica está tan delgada que puedo ver sus costillas.

El v!entre de unas trece o catorce semanas. Se ve más de lo normal debido a su estado de delgadez y eso realmente me molesta.

No sé por qué hay padres que dejan que sus hijos estén de esta forma.

La chica acostada en la cama se mueve.

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