Mamá psicóloga -
Capítulo 84
Capítulo 84:
POV Lizbeth
“Cielos, mi madre…”
“Te dije que todos están bien, les pediré venir aquí en un minuto, pero antes necesito decirte algo”
Mi corazón se detiene.
“Yo te amo, eres la mujer que esperé siempre y nadie sería capaz de cuidar a mis hijos como tú”
Él besa mis labios.
“Voy a aceptar cualquier decisión que tomes, pero pienso que es un milagro que…”, duda.
“Después de todo esto está oportunidad siga aquí”.
Mis ojos se mueven hasta mi v!entre, él lleva sus labios hasta mi otra mano y siento el corazón detenerse al instante que me doy cuenta de lo que significa ese gesto.
No sé qué pensar realmente, pero la felicidad me llena, mis lágrimas caen descontroladas mientras Jeremías me acerca a su cuerpo y estoy agradecida con la vida por poner a alguien como él en mi camino.
“Te amo, Lizbeth”, repite.
“Quiero que seamos una verdadera familia, quiero que te quedes conmigo el resto de mi vida”.
“Jeremías, también te amo”, respondo.
“Creo que lo hago desde hace mucho tiempo y si quiero hacer esto un verdadero matrimonio, quiero ser la madre de Lucas y Lucía, quiero que seas mi marido”.
Lo beso con sinceridad.
“Quiero que criemos juntos a todos los hijos que podamos”.
Mi marido me besa.
Sus labios se apoderan de los míos hasta que quedamos ambos sin respiración.
Me separo de mi esposo después de unos minutos de lágrimas que me dejan completamente claro cuanto lo amo y cuanto tiempo perdí con alguien como David, pero asumo que este es nuestro destino, que mi marido es todo lo que deseo y he deseado en todos estos años.
Mi familia llega unas horas después, los niños saltan a mí dejándome completamente sin palabras y cuando mi madre me pide no darle estos sustos nunca más siento que voy a llorar una vez más.
Jeremías les pide a los niños salir de la habitación para ir por algo de comer, mi madre se excusa para ir por un café y mi suegra me mira durante unos instantes.
“Quiero pedirte disculpas”, me dice.
“Realmente no sé qué habría pasado si no hubieses arriesgado tu vida por mis nietos”
Sorbe por la nariz.
“Dos veces”, suspira limpiando sus lágrimas.
“En fin, que te acepto en mi familia y apruebo tu relación con mi hijo, después de todo lo haces feliz y los niños están muy bien que es lo que más importa”.
“Gracias Laurens”, respondo mientras ella limpia sus lágrimas.
“Trataré de dar la talla”
“Espero que puedas”.
Mi marido entra a la habitación un segundo después, su madre le dice que debe marcharse después de unas breves palabras y mi esposo vuelve a la cama junto a mí.
Su boca besa la mía rápidamente.
“Supongo que está este es el inicio de nuestra vida matrimonial”, sonríe.
“Agradezco no tener que pagar por tocarte”.
“Yo agradezco que no me dejaras por ser tan mala contigo”, sonrío.
“Te amo y siento que no lo he dicho demasiado”.
“También te amo y voy a demostrarlo el resto de mis días”.
La puerta de mi cuarto de hospital se abre otra vez, los niños corren hasta donde estoy para abrazarme y me siento completa con mi familia deseando poder disfrutar de estos momentos y muchos años más.
POV Jeremías
Cuatro años después.
“Cariño, puedes traer la ensalada”.
Sonrío a mi suegra antes de tomar el bol con verduras, trato de reconfortarla, la mujer que ha perdido a su esposo hace dos años.
Salgo al jardín donde mis niños están correteando de un lado a otro con ese perro flacucho que ha crecido demasiado para mi gusto.
“Lucas ayuda a tu madre a bajar las escaleras”, le pido mientras coloco el bol de ensalada sobre la mesa.
“Y no le dejes bajar por su cuenta”.
Mi hijo resopla.
Luego camina de regreso dentro de casa y supongo que está a punto de empezar su adolescencia porque ese rostro de disgusto no la he visto nunca en su rostro.
Lucía se acerca a mí con su pequeño hermano Mateo de la mano.
Mi hijo con Lizbeth ha sacado los ojos de su madre, cosa que simplemente me parece maravillosa.
Hemos pasado estos años felices, tratando de superar poco a poco todos estos líos con mi tío, la empresa y mi madre.
Porque, aunque aceptó nuestra relación, no soporta que Lizbeth simplemente no le haga caso en lo absoluto.
Mi suegra sale de casa, puedo ver que sigue infeliz por la muerte de mi suegro, pero sé que ese hombre fue feliz los últimos años de su vida, mis hijos se encargaron de ello.
Estuvimos con él hasta el último momento y es por eso que tratamos de pasar tiempo con la madre de Lisbeth, ella es una abuela para mis sobrinos, mis hijos.
“De verdad que estoy feliz de que vinieran”, dice mi suegra entristecida.
“Esta casa se me estaba cayendo encima querido”.
“Puede ir a vivir con nosotros cuando quieras”.
“No querido”, responde sirviéndose un poco de zumo.
“Esta sigue siendo mi casa, aquí tengo buenos recuerdos y ustedes son una familia ahora”.
Mi suegra mira hacia la puerta de la cocina, Wellington corre hasta mi muy embarazada esposa y agradezco ver como Lucas toma a su madre de la mano para llevarla hasta la mesa de jardín donde colocamos el almuerzo.
“¿Cómo te sientes?”
“Embarazada”, responde con disgusto.
“¿Qué tal todo en el grupo?”
“No hay nada nuevo”, respondo.
“Además mi madre está haciéndolo bastante bien”, sonríe.
“Después de todo era buena en las ventas”.
Mi mujer suspira, Lucas le sirve un vaso de zumo y se sienta a su lado mientras mi mujer lo besa.
Lucia se sienta a nuestro lado con su hermanito antes de tocar la barriga redondeada de Lizbeth.
“Como está nuestro hermanito hoy mami”.
“Maravilloso cariño”, dice mi mujer.
“¿Qué tal el colegio?”
“Todo bien mamá, solo que Lucas le gritó a Luis Andy, mi compañero de clases”.
“Chivata”, gruñe mi hijo.
“Ese niño te regaló una flor”.
“Ese no es tu problema”, grita mi hija haciéndonos reír y me siento el hombre más bendecido del mundo.
Mi suegra nos informa que servirá el almuerzo como una familia.
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